Capítulo dos

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Noah me deja en el aparcamiento más cercano de la facultad y se marcha a toda prisa a sus clases, a las que llega tarde.

Hoy solo tengo un par de clases —economía y estadística—, así que en unas dos horas terminaré y podré irme a darme una ducha por fin a la residencia.

Soy de las últimas personas en llegar, así que la mayoría de sitios están ocupados. No me queda más remedio que sentarme en uno de los sitios del fondo; ya que la clase está a punto de empezar y no quiero llamar mucho la atención.

La chica que está a mi lado se pasa la hora entera sin hacerle el más mínimo caso a la profesora de economía y me pone de los nervios, hasta el punto que, cuando vuelvo a escucharla grabar un audio por tercera vez, no puedo resistirme y acabo mandándola callar. Todos se giran hacia mí y me miran aliviados. La profesora no tenía ni la más mínima intención de llamarle la atención.

—No te metas en mi vida, mocosa —susurra con su voz aguda. Por su aspecto podría asegurar que lleva repitiendo esta clase por lo menos un par de años.

—Te ha dicho lo que todos queríamos decirte desde que ha empezado la clase. Si tienes un problema con eso, cuéntaselo a tus papis para que te paguen una clase particular —un chico de pelo castaño se gira para acabar discutiendo con ella y consigo reconocerlo:

Connor.

Cuando todo vuelve a la calma, me quedo pensando en si llamar de nuevo su atención o asaltarlo al salir de clase. Llevo todo el verano sin saber nada de él y me gustaría saber cómo ha llegado aquí. Lo último que sé de él es que estaba intentando entrar en Yale, pero supongo que con sus calificaciones no le ha sido muy difícil abrirse camino entre las universidades más elitistas del mundo y ha acabado en esta. Mi compañero de mates siempre ha sido competitivo, no esperaba menos de él.

Apunto cosas como una loca en el ordenador hasta que finaliza la clase, aunque realmente no estoy presente. Mi mente se encuentra buscando qué decirle al chico con el que tuve mi primera vez.

Entre empujones, llego hasta él, recibiendo algún que otro codazo. Agarro su mochila marrón y tiro con fuerza de su cuerpo. Se gira para mirarme y su cara dibuja una sonrisa al verme.

—¡Connor! —grito para hacerme oír entre las voces del resto de mis compañeros.

—No puede ser —me mira sorprendido y, de repente, me lleva hacia uno de los laterales del pasillo —. Por lo que parece, vuelvo a tener competencia. No te había reconocido en clase.

Nos quedamos a solas en el pasillo, solo se escuchan los murmullos de los que están saliendo de la biblioteca más cercana.

Lo observo de arriba abajo, su tierna apariencia de nerd sigue siendo igual de adorable que cuando discutía conmigo por salir a la pizarra. Lleva un chaleco de punto fino por encima de una camisa blanca y unos vaqueros ajustados que marcan la diferencia con la ropa deportiva que solía llevar a diario en el instituto.

—No podía esperar menos de la mejor matemática de mi clase.

—¿Lo admites?

Se ríe —por favor, estaba siendo irónico 2+2.

—¿Volvemos con eso? —suspiro.

2+2 viene de una absurda ecuación en la que me equivoqué sumando las equis y escribí que 2+2 era igual a 0 porque despejé con el signo mal. No puedo creer que no me haya reconocido antes pero siga acordándose de eso.

—Por lo que veo aprendiste a despejar equis. Harvard no acepta a cualquiera, por muchos cheques que le dejes debajo del felpudo al decano.

—Saqué la misma puntuación que tú. Sigues siendo igual de repelente, Connor.

Nosotros [#2] (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora