Nosotros [#2] (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)

Capítulo treinta y uno

Miro a mi alrededor, ver tantos airones de superioridad en una misma habitación me da arcadas. Estoy esperando a que me den la señal para bajar las escaleras. Este año la gala se ha celebrado en uno de los hoteles favoritos de mis padres y lo conozco lo suficientemente bien como para saber la peligrosidad que tienen esas escaleras.

Busco a los lados a mi acompañante, hace rato que lo he perdido.

—Tendrás que conformarte conmigo —una voz reconocida suena a mis espaldas.

—¡Elián! —Exclamo—. ¿Qué haces aquí? —corro a abrazarlo.

—Te dije que era bueno en lo mío. Tengo los ojos de uno de los mejores entrenadores sobre mí, me ha invitado su equipo, que se ve que tiene ciertas inversiones en unas piscinas que se están preparando para competición en este hotel —se ve radiante.

Sus ojos azules destacan entre el negro de su atuendo, parece que ha pasado horas preparándose para el evento.

—¿Cómo es que te han dejado subir?

Me causa curiosidad, aquí solo puede acceder mi familia y personas autorizadas.

—Digamos que un tío con apellido de coche me ha dejado pasar —sonríe airoso—. Estás....wow, impresionante —toma mi mano y me hace girar.

—Gracias —me sonrojo de inmediato.

Se acerca a mi oído —ahora tu cara hace juego con el vestido —su aliento golpea mi lóbulo haciendo que un escalofrío recorra mi cuerpo—. Avery ha ido a por algo de beber —se aparta despacio.

Un par de manos se apoyan sobre mis hombros —¿y este quién es?

Cierto, estábas tan etílico que no lo recuerdas.

—Noah, ¿tienes que se siempre tan borde? —giro la cara hacia él.

—Estarás tú para hablar —se hace a un lado—. Noah Shepard —le tiende la mano y le da un apretón seguro.

Giro los ojos mientras Elián se presenta —es el idiota de mi hermano.

—¡Ey, creí que tu idiota era yo! —Ford se hace paso entre nosotros y me tiende una copa de vino en la mano—. No te pases mucho, no quiero bajarte en volandas por las escaleras —me envuelve por la cintura y me da un beso en la mejilla.

—Ford, ven un momento —mi hermano lo arrastra a su lado-. Tengo que hablarte de una cosa.

Sin que me dé tiempo a decir palabra, nos vuelven a dejar solos. Todo esto está demasiado tranquilo para ser Nochebuena, otros años es un completo caos.

—Creí que no bebías —señala la copa que llevo en la mano y recuerdo su historia.

Mi expresión cambia por completo, intento contrólame —por ese entonces tomaba pastillas para la depresión. Sigo teniendo depresión, pero ya no tomo pastillas —le doy un sorbo.

—Perdona, es solo que no quiero que te pase nada —sé que está recordando a su hermana.

Sin que diga nado lo abrazo, sé lo que está pensando. Los ojos dicen más que un puñado de sílabas unidas, cuando las palabras carecen de significado; hay que aprender a ver más allá.

Froto su espalda con delicadeza —no me va a pasar nada, tengo a buenas personas a mi lado —intento tranquilizarlo.

—Eso parece —vuelve a sonreír, dejando visible su hoyuelo derecho—. Tu hermano intimida.

—¿Noah? Yo doy más miedo.

—Lo confirmo —Ethan aparece en escena de la nada, llevaba sin verlo desde que regresamos de Boston—. Te dije que ese vestido estaba hecho para ti —señala la tela roja.