Capítulo veinte

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¡Sorpresita...!
***

Está anocheciendo y Avery aún no ha llegado, estaba pensando en irme, pero Noah me necesita aquí. Se ha encerrado en la habitación y lleva toda la tarde estudiando, está intentando no pensar.

Tengo un libro en la mano cuando Ethan aparece en el salón, va arreglado y se ha puesto una camisa blanca que se funde con la tez de su piel blanquecina. Todos hemos perdido el moreno de Los Ángeles, el tiempo es bastante diferente aquí.

—¿Mi hermano?

—No sé dónde estará —levanto la vista de las hojas para contestarle.

Suspira derrotado y se deja caer sobre el sofá —sé que él no tiene la culpa. ¿Por qué tiene que ser tan jodidamente perfecto?

—No es perfecto.

Lo digo desde el conocimiento más absoluto, nadie es perfecto. Avery tiene sus defectos, cada quien lo ve como quiero verlo. Sus virtudes a veces opacan las cosas malas que tiene, sin embargo, eso no hace que no las tenga. Yo soy la primera que piensa que es una buena persona, una de las mejores que conozco; incluso he llegado a decir que es perfecto. Pero, no lo es, todos tenemos nuestras cosillas.

—Para mis padres sí —se tapa la cara con una almohada—; yo merecía la empresa tanto como él.

—¿Has hablado con ellos?

—Mi madre está insoportable y mi padre pasa del tema, ya han tomado la decisión.

—Yo no le he dicho nada a Noah todavía y con todo esto, no pienso hacerlo... por el momento.

Siento que es una bomba de relojería que podría estallar en cualquier momento.

—Pues deberías decírselo, no entiendo por qué seguís escondiéndoos cosas después de todo —se levanta y sale corriendo del apartamento, dejándome con la palabra en la boca.

Solo estoy intentado proteger a mi hermano de sí mismo. Puede que si se lo digo actúe como si no le importase, aunque realmente le machacaría un poco más por dentro saber que no quieren contar con él ni para eso. Me duele que mis padres sean así con él, debería ser su hijo, no a quien culpar de todo.

Preparo algo para cenar, no tengo ganas de seguir comiendo comida preparada ni de restaurantes de comida rápida. Miro en el frigorífico y lo único que encuentro es pollo y preparado para ensaladas. Abro todos los armarios y solo hay avena, crema de cacahuete y arroz blanco.

En fin, deportistas y vagos tenían que ser.

Acabo preparando una ensalada con arroz y pollo, no puedo pedirle más a esa nevera, está tiritando. Mañana iré a hacerles la compra.

Toco a la puerta de Noah —sal a comer algo.

No recibo respuesta y tras llamar unas cuantas veces me rindo y acabo irrumpiendo en la habitación. Jamás me habría pensado encontrar a mi troglodita de esa manera; está mirando el teléfono y llorando en la cama. Ha adoptado una postura fetal mientras observa fijamente una foto de una de las ecografías, al lado tiene un folio arrugado y no se ha dado cuenta de que he entrado.

Me tumbo a su lado. Primero, me mira algo escéptico, pero acaba abrazándome.

Cae rendido pasados unos minutos, está agotado mentalmente. No puedo imaginarme lo que debe ser para él que le quieran arrebatar a alguien a quien ama. Realmente, se siente padre y quiere a ese bebé. No es uno de sus caprichos o inmadureces, es una responsabilidad que quiere aceptar.

Nadie debería ser padre sin quererlo, sin embargo, puedes convertirte en padre sin desearlo. Me explico, cuando sabes que no quieres un hijo no deberías tenerlo, pero, a veces, la vida te grita que deberías convertirte en uno. Entonces, enhorabuena, eres padre y quieres serlo.

Nosotros [#2] (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora