Capítulo cuarenta y tres

180 12 1
                                    

Se acerca el final...

***

—Mamá, estoy bien —le digo después de soportar que me coloque la ropa veinte veces.

Se relame los labios y me mira a los ojos —no sé cómo lo haces, estamos todos de los nervios y tú tan tranquila.

Se llama saber mentir madre, por dentro estoy muriendo lentamente.

—Sabe que lo tiene ganado —Stefan aparece en escena con un vaso de café gigante en la mano y lo deja sobre la encimera de mi cocina.— Apuesto lo que sea a que no ha dormido de la emoción. Tiene dotes de ganadora, esta no será la excepción a la norma.

Le dirijo una mirada asesina —¿qué haces aquí?

—Venía a repasar algunas cosas contigo antes del juicio —lanza su pesado maletín sobre la isla de la cocina y comienza a hurgar en busca de mi caso.

—Os dejaré solos —se retira mi madre.

Sé que está nerviosa, aún se arrepiente de lo que nos pasó hace unos meses. Para mí ya está todo olvidado, sin embargo, a ella todavía le cuesta seguir para adelante. Sabe que metió la pata y ahora quiere que las cosas vayan solo a mejor.

El joven abogado se ve nervioso, en cuanto el taconeo de mi madre se deja de oir apoya las brazos sobre el mármol y resopla. Su ceño está fruncido y su expresión se ha vuelto mucho más seria que la sonrisa radiante con la que atravesó anteriormente mi cocina.

—¿Todo bien? —pregunto, rompiendo con el incómodo silencio que se ha formado—. Escondes algo.

—Hunter se ha dado a la fuga.

Sus palabras fulminan mis oídos, ¿cómo es posible? Sabía que era una rata rastrera de las peores calañas, pero... ¿Huir de la justicia? Por favor, proclamó lo que hizo a los cien estados de WhatsApp; ¿qué más oculta?

Droga.

Lo sabía, está metido en ese mundo hasta el fondo. Por favor, no soy imbécil, sé que Noah ha coqueteado con algo más que con hierbajos.

Comienza a tirar de su pelo hacia atrás, está totalmente atacado por los nervios —¿qué narices haremos ahora?

—Sé dónde está —la grave voz de Noah aparece ofreciéndonos esperanzas.

Por supuesto que lo sabes, ¿cuántas veces has ido allí?

Ahora sé que Hunter fue quien lo inició en las drogas, él le dio una salida que parecía fácil y que terminó llenándole el camino de baches.

—Trabaja en un club de mala muerte para unos tíos que no son trigo limpio, no es un sitio para ir vestido de Armani —se dirige hacia Stefan—. Llamar a la policía no es buena idea, no hay esperanzas en ese sitio y; lo único que os puede pasar es que os convirtáis en un blanco fácil. No voy a dejar que le pase nada a mi hermana.

—No vas a hacer eso en lo que estás pensando —me pongo frente a él y desde la diferencia de altura intento intimidarlo sin éxito.

—Por supuesto que voy a ir. Vamos, ¿os habéis visto? Parecéis salidos de una boda así de arreglados.

Me miro de arriba abajo, tiene razón, yo no pinto nada en ese sitio. Pero él tampoco, no tiene que meterse en más problemas y menos con sitios relacionados con drogas. Tiene una hija, no puedo dejar que lo maten ahí dentro. Por como lo pinta, es lo mínimo que podría esperar.

—Ni lo pienses Noah, que ni se te pase por la cabeza el que te vaya a dejar hacer semejante tontería —me dirijo hacia él con voz firme.

—Tiene razón, es demasiado arriesgado para mandar a alguien que no está preparado —interviene Stefan.

Nosotros [#2] (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora