—Por tu expresión, quizá no debí decir nada —por su cara puedo decir que está sorprendido y arrepentido de haber abierto la boca en partes iguales—. Vuestros padres cambiaron los testamentos hará cosa de un mes, Avery y tú sois los herederos.
Rectifico lo dicho; los Ford tienen la misma sangre de avaricia que mi familia, solo que ellos lo ocultan mejor. Realmente las palabras de Noah empezaban a tomar consciencia en mi mente, somos lo que quieren nuestros padres que seamos, en todos los sentidos. Para ellos solo soy una visión de futuro, quien conservará lo que han construido.
—¿Y qué pasa con mis hermanos?
—Se llama conservación del patrimonio, no quieren que se divida en miles de pedazos y acabe destruyéndose. Han creído que sois los que más interés teníais en la empresa y más capacidades para llevarla podían ofrecer —gira la pantalla del ordenador hacia mí, mostrándome un documento firmado por mi padre en el que aparece claramente mi nombre—. También incluye a tus hermanos como trabajadores, pero no como propietarios.
—No puedo seguir con esto —huyo de la habitación, necesito tomar aire.
Salgo aparentando normalidad, estoy tan acostumbrada a fingir que me sale solo. Me parece preocupante que cada vez sea menos propensa a dejarme llevar por las emociones, cada vez soy más como ellos.
Se me quedan mirando fijamente, todos saben quién soy.
—¿Cómo ha ido? —Avery se acerca a mí con el paso apresurado.
No puedo decirle nada aún, primero tengo que hablar con mi padre. Tengo que enfrentarme a él de una vez por todas, no puedo seguir dejando que sus intentos de dominación controlen mi vida. Por una vez, seré yo la que gane algo por sus propios méritos, aunque ese algo sea el respeto de mi padre a la fuerza.
—Prefiero no hablarlo. ¿Quieres un café?
Asiente —tu tía se ha ido a su despacho a trabajar. Tengo mi coche en la puerta, lo ha traído mi madre. ¿Quieres ir a algún sitio?
No sé cuánto aguantaré ocultándole todo esto. Me conoce demasiado, se dará cuenta de que me pasa algo.
—¿Qué te pasa, Liz?
Mierda.
—Vamos al despacho de mi padre y qué te lo cuente él —le digo, con las intenciones de conocer antes si lo sabe.
Frena en seco confundido ante las atentas miradas de todos los que le rodean —tu padre está de viaje a Nueva York, me lo ha dicho antes tu tía. Vamos a la cafetería y me lo cuentas —hace un gesto con su mano para que lo siga.
—Demasiada gente —miro a mi alrededor, estoy rodeada por su séquito—. Vamos a casa de mi tía.
***
Salir corriendo nunca fue una opción, ya que, como ya he dicho, me tiene atrapada. Quiero que esto salga bien y para ello tenemos que ser sinceros el uno con el otro. La transparencia es la base de toda relación, al menos es lo que ha fallado siempre en mis antiguas parejas.
Aparca en la puerta, la casa aún me parece toda una obra de arte. Por dentro es aún más impresionante, quita el aliento ver todo el esmero que han puesto sobre ella. Cada uno de los rincones está hecho exclusivamente para mi tía; es una casa fría, pero llena de pequeños símbolos que reflejan sus valores: Perfeccionismo, perseverancia y, ante todo, cálculo. Nada queda en el lugar en el que está por casualidad, probablemente lleve años adecuando su hogar antes de desvelarlo.
—Necesito no pensar, me estoy agobiando —lo agarro por el cuello y lo beso desesperadamente. La impulsividad se apodera de mi ser, sin embargo, me para sin dudarlo.
—Y yo preocupado. No vas a huir de tus problemas con un poco de sexo sin sentido.
Elevo las cejas de manera dramática.
—¿Sexo sin sentido?
—No me cambies de tema —se aparta y cruza lo brazos—. No hay de esto —señala su cuerpo con la mano derecha— hasta que no me digas que está pasando y por qué estas intentando evadirte con mi cuerpo.
Suspiro y pienso en cómo voy a contarle lo que está pasando. Después de tirarle unas cuantas indirectas de camino, podría confirmar que aún no tiene ni idea de lo que mi padre tiene pensado hacer con la empresa. Cada vez me siento más y más utilizada por mi familia, y más atada a su toxicidad.
—Es sobre algo de la empresa.
Mueve los pies de sitio, podría decir que le he puesto nervioso. A lo mejor me he equivocada y él ya sabía lo que planeaban los directores de la empresa; quiero decir, padres.
—¿Qué pasa?
—Que nos han puesto de herederos, eso pasa. Mis hermanos y el tuyo no son nada para ellos.
Se lleva las manos a la cabeza —¿por qué no me sorprende? —tira suavemente de sus rizos rubios, está molesto. Esto ha confirmado que no sabía nada—. No puedo creer lo egoístas que son, joder.
—Avery, son nuestros padres, deberías empezar a creerlo.
Pienso en Noah, Ashy aún es pequeña para darse cuenta de todo lo que esto conlleva, sin embargo, mi hermano va a sentirse todavía más desplazado. Si ya sentía que sus padres lo odiaban y no lo querían, ahora cada vez queda más y más confirmado. Se ganan a pulso que sus hijos se sientan mal con ellos, se merecen ser odiados. Ellos son los que buscan que nos odiemos entre nosotros.
—¿Te lo ha dicho Stefan?
—Se le ha escapado —camino hacia el salón, que está a escasos metros de la entrada. Me lanzo contra el sofá nuevo—. ¿Por qué a mi? ¿Crees que es por lo nuestro? No me extrañaría que en su política de protección del patrimonio estuviese estipulado así.
—Créeme, a tu padre no les gusta lo nuestro. Al mío pienso que le da bastante igual, y no es probable que mi madre esté detrás de nada de esto.
—Mi padre me odia —la garganta me arde al decirlo en voz alta, es como si se volviese más real al sacarlo fuera.
Se acurruca contra mí y me envuelve —odia no poder controlarte, pero no creo que no te quiera. En su cabeza lo que te soltó le sonaría muy bien, aunque espero que después de que le entrara por los oídos dejara de hacerlo.
Me apretujo contra su pecho —quiero quedarme así para siempre.
—¿Pedimos algo de comer? —sugiere con voz dulce.
Estoy tan adormilada que mi manera de contestarle es con un gruñido, no soy capaz de hablar.
—Me tomaré eso como un sí.
Agarra el teléfono de su bolsillo tras moverme un poco para alcanzarlo y entra en una de las aplicaciones que tiene descargadas de comida rápida.
Enciendo la televisión y fijo la mirada sobre ella mientras navego por el catálogo de HBO en busca de una serie que empezar. Comienzo a desesperarme al no encontrar nada que ver, dejo el mano sobre la mesita y vuelvo a acurrucarme contra Avery.
—La comida va a tardar un buen rato —comienza a besarme a lo largo de todo el cuello. Mi corazón se acelera como él solo sabe hacerle latir, definitivamente el cielo está a su lado.
Me giro y me siento sobre su regazo —¿qué tenías planeado?
—Bueno... pensándolo bien... Te dejo usarme —estira los brazos y los apoya sobre el respaldo del sofá.
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Nosotros [#2] (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)
RomanceNo ha sido fácil para Elizabeth llegar hasta donde está. El verano ha sido duro y ha tenido que luchar contra sí misma para poder seguir adelante. Sin embargo, ya no está sola; Avery Ford se encuentra a su lado. El primer año de universidad vendrá c...