Capítulo treinta y cuatro

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Año nuevo, vida nueva. Eso dígaselo a quien crea en cuentos de hadas, una servidora solo es conocedora del infierno.

Me despierto con la persona con la que acabé el año: Yo misma.

Anoche, tras un día de intensas discusiones y tensiones entre mi familia, acabamos viajando a Nueva York. Ahora estamos en un hotel y mi habitación está ocupada por un gigante rubio de ojos miel que me ha robado más de media cama en mitad de la noche. Obtuve mi beso en Times Square a las doce de la noche, escuché salir de sus labios "feliz cumpleaños" y me permití saborear algo de felicidad. Pero, todo eso es momentáneo, se irá en septiembre.

Puede que las relaciones a distancia funcionen, aunque yo necesito seguridad y eso solo incrementa mi inestabilidad. Hemos quedado en disfrutar y, eso es lo que haré hasta que marche a la otra punta del mundo y me deje sin una parte de mi corazón. Llevo toda la vida esperando a alguien como él y, cuando por fin llega, tiene que irse.

Noah merece una oportunidad, necesita estar aquí para luchar por su hija y tener la cabeza centrada en sus objetivos. Sigue siendo una persona que no sabe gestionar sus problemas, en eso somos iguales porque nos criaron así. Nos hicieron exitosos, trabajadores y focalizados en objetivos materiales. ¿Dónde quedaron las emociones? Es probable que en alguna de esas lágrimas calladas a voces o una felicidad menospreciada.

Me levanto sola, dejo que se quede durmiendo un poco más y escribo una nota. Necesito sacar todo esto de mí y, lo más importante, que él sepa lo que de verdad pienso cuando se vaya.

"Para Avery Ford:

Nunca te he dejado leer lo que escribía, he compartido tantos momentos íntimos contigo que no sabía que realmente no me estaba abriendo a ti de verdad. Te debo explicaciones y quiero que las encuentres cuando estés lejos de mí, temo que no quieras dejar el dolor atrás si sabes esto teniéndome a tu lado.

Lo primero es que te amo, lo hago con todo mi corazón y no podría encontrar a alguien por el que mereciese el dolor que provoca. No te equivoques, me has hecho más feliz de lo que puedes imaginar; es solo que todo tiene su parte mala y nuestros caminos se tienen que separar. No creía en los para siempre hasta que vi que tus ojos gritaban quédate cinco minutos más, hasta que me perdí en ellos y ya no encontré salida.

Estoy aquí por ti, te debo la vida. Me distes razones para estar cuando todos me daban motivos para marcharme, hiciste que me quedara porque pensabas en que podía hacerlo. Gracias a ti, lo hice.

Nuestra relación comenzó conmigo en un baño con un bote de pastillas en la mano y una noche trágica en el hospital. No me soltaste la mano ni siquiera cuando yo no dejaba de darte manotazos. Mereces el cielo, no dejes que nadie te venda el infierno.

Lamento cada uno de mis movimientos erróneos, intentaba derrumbar los escombros y acabé tirando un monumento. Recuerdo la noche de la playa con cada uno de los detalles, querías estar conmigo y ahí me di cuenta de lo bien que se sentía tenerte. Por una vez, no molestaba, pues deseabas estar a mi lado.

En mi lista de razones para seguir, tu nombre ha liderado el papel; eres mi ángel de la guarda. Desearía tenerte de por vida cuidando mis espaldas, pero necesitas un empujón que te haga darte cuenta de que tienes alas. Te he lanzado al abismo y debes aprender a flotar, debes extender tus alas y alzar el vuelo. Necesitas crecer y yo te estoy aferrando a mi ser sin piedad. Me siento una prisión, tengo la llave de tu cárcel y pienso meterla en la cerradura para abrirte.

Gracias por hacer esto por Noah, eres el mejor amigo que mi hermano podía encontrar. Sino fuera por ti, seguiría drogándose y perdiendo su vida. Eres de las pocas personas que vio el valor que tenía ese canalla y le sirvió de espejo para que se diera cuenta. Sé que lo haces por él y, por el amor que tengo por Noah, debo ser quien te apoye en esto.

Mi tía me confesó que lo sabía, estuve enfadada con ella hasta el día de Nochevieja. Lo hice en secreto porque lo último que necesitaba la gran Amelia Shepard era más drama en su vida, ya le hice sufrir bastante en su día.

Sí, suena a despedida. No creo en lo de que eres mi persona, pero no es el momento; puedo dar fe de que eres el amor de mi vida sin tapujo alguno. Nada se interpone en mi camino si se trata de proclamarte lo mucho que te amo. Y, como te amo, te dejo libre.

Avery Ford, sigue iluminando el mundo con tu bondad. Continúa con tu labor de mostrar que las buenas personas existen y haz feliz a alguien más. No te quedes esperando a un nosotros, nosotros ya no somos. Lo hemos sido todo y ahora solo quedan cenizas, en algunos meses tu ya estarás en Londres y debemos despedirnos. No pienso encerrarte en una urna para decorar mi salón.

No era tu trabajo arreglarme, nunca lo fue y jamás debería serlo. Deja de hacer felices a los demás, te necesitas de vez en cuando y eso está bien.

Soy una cobarde por esperar a hacer esto. Sé que dolerá, sin embargo, sanarás y encontrarás a la persona que no duela. Alguien con quien el amor sea y no se confunda con las espinas que ido dejando sobre su piel.

Ama, pero no lo hagas por mí, hazlo porque te lo mereces.

No te apagues nunca.

Tu idiota,

Elizabeth Shepard."

Si el mayor error de mi vida es perder a alguien a quien hago miserable, estoy dispuesta a tomar las riendas de la situación y a dejar que el corra libre. No soy quien, para retener a nadie, tampoco soy alguien por quien deba arriesgar su vida.

Soy esa persona que le puso el mundo patas arriba, mi Avery no lo merecía. Ese chico dulce de pelo rizado y ojos miel merece alguien que pueda darle lo mismo que él es capaz de ofrecer. A mí ya no me queda tanto.

Este es el momento en el que más enamorada me he sentido, a pesar de todo lo que lo amo no pienso anteponerme de nuevo a su felicidad. Deseo que sea la persona más agraciada del mundo y a mi lado no lo es. Es simple.

Las despedidas tienen siempre sabor agridulce, a pesar de que sea algo que no nos venga de sorpresa.

Extrañaré a mi idiota, pero él merece el mundo y yo no puedo darle las ruinas.

—Buenos días —murmura a mis espaldas.

—Buenos días —me lanzo sobre sus labios.

***

Tengo un examen mañana, pero no podía esperar para romperos el corazón... El karma me lo pagará, no me matéis todavía.

Mientras escribía este capítulo, me entraron ganas de llorar, lo tengo que admitir. Ya no es por ellos, es por la situación de crecimiento que veo reflejada en Lizzie. Los caprichos dejan de ser caprichos cuando los amas, los tienes en tus manos y sabes que se han convertido en algo que va mucho más allá. Ya no es algo que quieres tener, es algo que quieres conservar. Ella está entendiendo que no puede retener a alguien a quien ama, eso solo les haría más daño y cometer más errores.

Sé que amáis a Avery, y yo también lo hago. Él es la representación de la pureza, de la bondad, y por eso no podía dejar que este aspecto lo abandonara. Por eso, porque ambos necesitan crecer, ella tiene que tomar esta decisión.

Os mando muchos pañuelos y besos, gracias por estar ahí. 

Esto no será el final...

Nosotros [#2] (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora