Plan

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Cuando me decidí a bajar ya era de noche, la casa tenía un silencio ensordecedor buscaba en las habitaciones y no había nadie hasta que fui al sótano y estaban hablando apague la vela que llevaba conmigo y me acomode para escuchar.

- están ofreciendo una recompensa por ella - dijo la más joven de las hermanas -

- es una chiquilla solo tiene 17 años - respondió el padre asustado -

- que Dios me perdone pero su familia era una maldita estoy segura de que se lo merecían - hablo de nuevo la más joven -

- ¡hermana! - reprendio el padre -

- Por qué cree usted que le llamaban "Nicolás el sangriento"?

- ¡Esperanza! - grito otra de las hermanas -

El padre golpeo fuertemente la mesa de madera.

- no es de nuestra incumbencia sea como sea son seres humanos! - exclamo el padre - y eran creyentes nuestros hermanos! Esa niña la matarán encima de mi cadáver!

Anastasia se acurrucó llevando sus piernas a su pecho sentía un fuerte vacío en el estómago, el único lugar que sentía seguro había dejado de serlo.

- van a matar a todas las niñas de 17 años si no la entregamos - dijo la hermana de los ojos de vidrio - debemos hacer el bien mayor

Las demás se quedaron en silencio.

Anastasia se quitó los zapatos para evitar hacer ruido y corrió a su habitación tomo sus joyas, la poca ropa que tenía y uno de los rosales que en la noche golpeaban su ventana las metió en un saco y salió por la ventana.

No deseaba salir tan pronto de aquel lugar pero si no se iba la entregarían. Era ya bastante noche pero el instinto de supervivencia no le permitió detenerse a pensar con claridad.

El papel que el soldado le dió quedó en aquella mesa. El papel que contenía el nombre del soldado que la había salvado.

Camino y camino hasta que sus piernas ya no le permitieron continuar había llegado a un pequeño cuarto en dónde guardaban trampas para animales, al parecer no había nadie se recostó e intento dormir pero su mente solo podía pensar en los soldados.

Durmió hasta que salió el sol y siguió caminando llegó a un pequeño pueblo. Estaba muriendo de hambre e intentaba ver qué podía robar.

Algo irónico no dejaba de repetir su mente, siendo una duquesa. Cuando un chico paso corriendo detrás de ella era un muchacho delgado y de bonitas facciones al parecer acababa de robar la joyería.

Anastasia lo miro y una sonrisa se dibujo en su rostro ya que los policías gordos que lo perseguían se caían con todo a su paso era obvio que nunca podrían alcanzarlo. Mientras ellos maldecian en voz alta Anastasia se grabo el recorrido de aquel intrépido ladrón.

Lo siguió y se dio cuenta de que el lugar daba a una pequeña casita vieja al lado había un letrero: "ayuda en cualquier tipo de trabajo"

- ¿hola? - pregunto entrando -

- buenos días - exclamó en cuanto la vio - mil  perdones pero hoy es mi día libre

- lo lamento mucho pero necesi-quiero tu ayuda - dijo firme -

- y que clase de trabajo sería? - pregunto desinteresado mordiendo una manzana que sacó de su bolsillo -

- quiero que me ayudes a asesinar a unas personas - dijo de repente -

El chico abrió los ojos como platos dejo su manzana de lado y miro a Anastasia de arriba a abajo haciendo que está se pusiera un poco nerviosa.

- ¿alguna razón? - pregunto mirándola a los ojos -

- mataron a mi familia - respondió fría -

- tenemos un trato entonces - dijo como si hubiera sido pretexto suficiente - pero tiene un costo

Anastasia busco en su pequeño saco una de las joyas cuando tristemente se dió cuenta de que había olvidado el reloj de bolsillo que le había obsequiado su padre. Dejo eso de lado y siguió buscando hasta que encontró su collar de perlas con el que le habían tomado una foto junto a sus hermanas.

- esto será suficiente? - pregunto mostrándole la joya -

El chico la examinó con extremo cuidado y se sorprendió de nuevo.

- cuántas personas son? - pregunto mirándola -

- como cinco, creo - respondió -

- entonces otro como este y estaría cerrado el trato -

Anastasia le dió otro collar y el chico accedió

- está bien ven mañana y lo planeamos todo - dijo para darse la vuelta -

- no tengo a dónde ir - anuncio Anastasia - te daré este broche si me das hospedaje

Anastasia le mostró un broche de oro con rubíes rojos regalo de su abuela.

- está bien acomoda tus cosas - dijo señalando una habitación -

- gracias - respondió ella -

El chico salió cerrando la puerta detrás de esta. Mientras Anastasia examinaba el lugar se dio cuenta del lindo color de ojos café caramelo que tenía el chico y como le habían gustado.

La última Romanov (Por Danny Flores) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora