Paz

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Corrí y corrí hasta que los ví, eran dos hombres ebrios como también lo estaban el día de la ejecución de mi familia.

Me quedé viéndolos de frente, con el arma en mi mano izquierda hasta que llegó Dimitri y se puso detrás de mi, sujeto mi brazo suponiendo lo que iba a hacer.

- tranquila - susurro -

Tenía la voz rota.

- ¡La maldita Romanov! - grito uno de ellos con los ojos desorbitados y tambaleante -

- ¡Los únicos malditos son ustedes! - respondí a gritos -

Dimitri con mucho cuidado me quito el arma. Y se puso enfrente de mi. Había muy poca luz pero aún así pude reconocer el rostro de ambos miserables.

Uno era el soldado al que le encantaba golpear a mi pobre hermano Alexei a pesar de su enfermedad y el otro siempre nos observaba a mis hermanas y a mi con morbo en cada oportunidad que tenía.

Me hervía la sangre a cada minuto y recuerdos atormentaban mi mente si Dimitri no los mataba lo haría yo.

- ¡Tu quítate! - grito uno y tomo a Dimitri del saco el lo tomo del brazo y lo tiró al piso - el problema no es contigo

- lo que acabas de hacer, me involucra en esta situación - respondió Dimitri frío -

- lo siento amigo mío, pero está no es tu lucha - dijo una voz -

Nos dimos la vuelta y vimos que se trataba de Vladimir.

Se puso a un lado de nosotros y vimos que llevaba dos armas en la espalda, Dimitri volteo a verme, rápidamente comprendí lo que planeaba.

- esa noche estos miserables no solo ejecutaron a los Romanov - dijo Vladimir en tono lúgubre -

Los hombres se miraron sin entender durante un minuto, después empezaron a reír sin control.

-¿Te refieres a la servidumbre? - pregunto uno - ¡Nadie recuerda a esos inútiles amigo! -

Eso fue lo último que dijo ya que Vladimir le disparó en la cabeza dos veces. Me quedé en shock pero no tuve tiempo de permanecer así por qué el otro hombre corrió Vladimir comenzó a correr detrás de él y lo siguió Dimitri. No sin antes dejarme una de las armas.

Para mí sorpresa otro hombre apareció detrás de mi y le apuntaba a la cabeza al soldado que me salvó la vida.

-¡Al fin solos! - exclamó cuando me vio - déjeme darle mi más sentido pésame por su hijo - dijo con sorna -

Este hombre fue de los primeros soldados que nos cuido creímos que era mejor que Yurosov. O por lo menos más compasivo. Pero por lo visto eran la misma escoria.

- pobre imbécil ¿No? - dijo refiriéndose al soldado Evan - enamorarse de una duquesa que tenía los días contados.

A lo lejos se escuchó un disparo. Sonreí imaginando que ya habían ejecutado al hombre pero en ese momento el le disparó en la cabeza a mi salvador.

- ¡No! - grite -

Murió al instante, un charco de sangre salía de su cabeza, no pude evitar soltar una lágrima. Sin pensarlo le dispare en la pierna, el también disparó y por esquivar la bala caí y el logro escapar.

En cuanto me puse de pie comencé a perseguirlo y mientras corría escuchaba los gritos de mis hermanas de esa noche y me parecía ver a María corriendo a mi lado.

Faltaba poco para volverme loca. Nos adentramos más al bosque. Quedé de espaldas con el arma apuntando a la oscuridad sin escuchar nada, apuntando a cualquier cosa que se moviera. Pasaron unos segundos hasta que escuche a alguien corriendo hacia mi.

La última Romanov (Por Danny Flores) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora