La venganza es dulce. Anastasia jamás creyó que la necesitaría, pero bueno nadie sabe en que se puede convertir una persona cuando lo pierde todo...
¿Hola me recuerdas? - le dijo Anastasia al hombre que estaba agonizando de dolor por las balas que t...
Los tres iban corriendo tan rápido como podían pero se detuvieron cuando escucharon sonidos de bala en la casa.
Dimitri se quedo perplejo y cayo de rodillas sin expresión en el rostro. Vladimir camino para ver lo que ocurría. Todo se quedó en silencio.
Dimitri se levantó y comenzó a caminar hacia la casa cargando su arma. Vladimir lo detuvo.
- si la hubiesen matado - dijo - no crees que se desaparecerían su cuerpo?
Dimitri asintió con la cabeza y corrieron a la casa, al llegar vieron a Anya con un arma en las manos, abrazando a la pequeña Maria quien lloraba desconsolada Anya por otro lado estaba catatonica.
Dimitri se inco delante de ellas y María señaló hacia el pasillo en dónde Vladimir se asomo y vio a dos soldados muertos. Este último fue a buscar a Sofi quien se había encerrado con sus otros dos hijos en una de las habitaciones.
Adeline fue a abrazar a su hermana y Anya por fin pareció reaccionar, abrazo a Dimitri y comenzó a sollozar.
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Dimitri le apartó el arma de las manos y la guardo en su abrigo.
- niñas vayan con su madre - ordenó - y díganle a Vlad que le agradezco todo
Las niñas obedecieron sin rechistar, intento ponerse de pie junto con Anya pero las piernas de la chica no respondían. La cargo y salió de la casa corriendo con ella en brazos.
Paso un hora cuando se adentraron en el bosque. Dimitri se estaba preocupando por el estado de su Anya ya que no hablaba, había dejado de sollozar y solo se aferraba a él.
- ya paso todo - repetía el -
Después de un rato llegaron a un lago en dónde Dimitri arrojó el arma. Después se sentó con Anya en un tronco y por fin le hablo.
- no se que pasó - dijo con tartamudeo - solo trat-te tenía que...defender a las niñas no podía dejar que nadie más muriera
- ya pasó - dijo por última vez - nunca hemos estado seguros Anya, sabíamos que esto podía pasar. Tomaremos un barco e iremos a buscar a tu abuela, ahora debemos seguir
Narra Anastasia
De nuevo a dónde había empezado, solo que está vez no estaba sola. Tenía al mejor hombre del mundo a mi lado... Y yo que estaba molesta con él después de todo lo que había hecho por mi.
- gracias y perdón - dije dándole un abrazo de repente - te amo Dimitri
El respondió el abrazo y susurro en mi oído - perdóname tu a mi... mi duquesa valiente
Me beso la frente y seguimos caminando, comencé a jugar con todo lo que se me atravesaba en el camino. Hojas, ramas...
Dimitri me veía confundido pero parecía que le hacía gracia.
- ¿que intentas hacer? - pregunto riendo -
- nunca me gustaron mucho las clases - respondí - soy experta en entretenerme con lo que tengo a la mano
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Cuando subí a un árbol el se esforzó por sujetarme, pero sabía que yo podía hacerlo sola, así que solo caminaba a mi lado.
- me encanta tu imaginación - dijo Dimitri para después reír -
Me gire para verlo pero me tropecé y caí de la rama el pudo cargarme antes de tocar el suelo. Me veía con sus hermosos ojos café caramelo que me gustaban tanto y estábamos a punto de besarnos cuando escuchamos caballos y gritos de hombres.
Dimitri me bajo, me tomo de la mano y comenzamos a correr. Ni siquiera mirábamos atrás solo corríamos sin una orientación fija, intentando alejarnos lo más posible de esos gritos.
De repente paramos y es que podíamos correr entre la nieve, pero no en el hielo.
- Anya escúchame - ordenó - corre tanto como te sea posible sobre el hielo, yo te veré del otro lado
- no Dimitri - respondí - no me quiero quedar sola de nuevo
- no te quedarás sola - respondió - hazme caso, te buscan a ti no a mi
Nos besamos y comenzamos a correr, cada uno en diferente dirección.
Corrí en el hielo durante unos minutos, cuando ya no escuche ruido me detuve para recuperar la respiración y pude ver cuándo Dimitri me hacía señas para que fuera hacia el pero el hielo se rompió y caí dentro de el.
Narra Dimitri
En cuanto la vi caer en el agua corrí hacia ella pero la corriente la arrastró. Cuando la pude observar de nuevo rompí el hielo con mi arma y con toda la fuerza de mis manos haciendo que estás sangraran pero nada de eso me importo.
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Mi mente solo me repetía que la sacará de ahí.
Y de nuevo me tocó correr con ella en brazos, rogando por su bienestar y por poder encontrar un refugio pronto.
