STELLA
Sentir los labios de Xander, sobre mi piel —sobre mi frente, en realidad— me hacía sentir un cosquilleo agradable en el corazón. Después de aquello él se fue y me di cuenta de que hacía frío, sus grandes brazos me cubrían parte de la espalda que no me llegaba tanto el aire.
Cuando entre a la casa esperaba que mi tío dijera algo, pero no fue así, ni siquiera toco el tema, lo cual me pareció aún más raro, quizás quería dejarlo para después o eso creo.
Espero de verdad que mi tío no quiera tocar ese tema, porque, a decir verdad, no me siento cómoda para contarle a él, todo aquello que pasa por mi mente, con papá era diferente.
En estos momentos le estaría contando sobre Xander, de seguro se llevaban bien, probablemente estaríamos caminando por las calles de la ciudad como era habitual entre nosotros, a papá le gustaba sentir la brisa del viento en su rostro. Ahora siempre que el viento golpea mi rostro me acuerdo de papá.
La noche ha caído y observo a la luna por la ventana de la habitación, soy una persona que sobre piensa las cosas y muchas veces he pensado en lo diferente que sería mi vida si papá y Luca no hubieran muerto o si mamá no nos hubiera abandonado, sin duda habría diferencia, pero no es así.
Las personas entran y salen de nuestra vida en un dos por tres. Me hubiera gustado saber que personas bajarían del tren al que llamo corazón, porque es quien más sufre.
Escucho la risa sonora de Celeste, que habla por teléfono en la habitación de a lado, quiero acercarme a ella, la cuestión es que no sé cómo. Está ocupada con la universidad, buscando el apartamento y resolviendo los problemas de su vida, pero la necesito, la extraño.
Me levanto de la cama y salgo de la habitación, con temor y el corazón latiéndome con velocidad, toco a la puerta de Celeste.
Silencio. Eso recibo silencio, no se escucha nada, ni siquiera a ella hablando por teléfono.
—Celeste, soy Stella, ¿puedo pasar? —intento. Pero sigue sin haber respuesta.
Unos segundos más tarde escucho pasos que se acercan a la puerta. El corazón comienza a dolerme y latirme con fuerza, la puerta se abre y Celeste se asoma, sus ojos color miel encuentran los míos.
—It, ¿ocurre algo?
—No, nada, solo quería hablar contigo.
Mas silencio, silencio que me ahoga, solo escucho mi respiración y los latidos de mi corazón.
—Pasa —dice y abre más la puerta para dejarme entrar.
—Espero no molestar o interrumpir —inquiero, mirando su celular que tiene en la mano.
—Ven siéntate —señala un costado de la cama.
Ella se sienta a un lado de donde señalo, me dirijo hacia ella, pero no me siento a su lado, tomo la silla de su escritorio y la giro hacia donde está y me siento ahí.
—¿De qué querías hablarme? —pregunta.
—Extraño a mi hermana —siento un nudo formarse en mi garganta y reprimo algunas lágrimas.
—Yo también te extraño, It —toma una de mis manos—, pero creo que no es de lo único que querías hablar.
—Quiero contarte sobre mí, si es que tienes tiempo.
—Para ti, siempre tengo tiempo.
Platicamos sobre muchas cosas, me conto sobre su carrera, hablamos y acordamos no alejarnos, ya que somos las únicas personas que quedaron de nuestra familia y no podemos perdernos a nosotras también.
ESTÁS LEYENDO
La Herida Del Corazón ©
Teen FictionY cuando la vida no siempre nos da los regalos que esperamos ¿Qué podemos hacer? Stella una chica dulce, fuerte y amable ha aprendido de la peor manera que la muerte siempre está cerca de ella, para llevarse lo más preciado qué tiene, gracias a eso...