CAPITULO 4

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STELLA

Alexandra está a mi lado, las dos estamos recostadas sobre mi cama, los cabellos rubios de ella, me hacen cosquillas en mi nariz, así que los hago aún lado; ambas miramos el techo, mientras platicamos sobre cosas sin sentido o nos limitamos aguardar silencio o solo miramos. Es divertido, a menudo cuando estamos mirando al techo, nos ponemos cursis. Yo no suelo ser cursi y ese lado mío únicamente lo conocen Ale, Abril y Logan.

—No te has puesto a pensar que hubiera ocurrido si no nos hubiéramos conocido —menciono, aun mirando al techo.

—Supongo que mi vida sería aburrida.

—¿Entonces no crees que soy aburrida? —cuestiono.

—Claro que no bobita. Tú eres especial para mí, en todos los sentidos. Esto sonará cursi, mucho diría yo, pero... eres el amor de mi vida, en amiga.

Ser cursi con tu mejor amiga es otro nivel. Alexandra es la persona que siempre está para mí, me apoya y escucha, me regaña y también me aconseja. Podrá no secar todas mis lágrimas, pero ella está ahí para borrarme la tristeza y sacarme una sonrisa, puede no ser perfecta, comete errores, pero es una bendición en mi vida y es de las mejores personas que conozco y amo.

Y así de fácil te pones de cursi.

Estoy sensible ¿okay?

Ajá.

Ya calla conciencia, no necesito burlas, mucho menos peleas internas.

—Tú también lo eres para mí —se levanta, me abraza y añado—. Ale, prométeme que no caerás en el mismo hoyo negro que yo.

—Si tú caes, yo te levanto y viceversa. Porque tú eres luz cuando hay oscuridad.

—Te quiero.

—Yo también.

Nunca me ha gustado pensar en el futuro, tampoco me agrada planear mi vida. Porque muchas veces, todos esos proyectos e ideas se esfuman con el tiempo, además de que no todo lo que me propongo se cumple, es mejor dejar fluir.

Mis manos se pasan por mi cuello y juegan con la cadena que cuelga de mi cuello, llevo mis manos al dije, tiene la forma de un planeta, creo que es Venus, no estoy segura. Me lo regalo papá, hace cinco años, justo antes de que nos subiéramos al auto. Dijo que era especial para él y que debía serlo para mí, me menciono que no la perdiera, supongo que era de la abuela. ¿Por qué de que otra persona podría ser?

—Debo irme, mi hermana no ha de tardar en llagar a la casa y no quiero que me reproche por no haber hecho el quehacer que me corresponde.

—Vale, te acompaño a la puerta.

Me gustaría tener una relación así con Celeste, después de todo es mi hermana. A menudo cuando estoy despierta durante la noche mirando al techo o a las estrellas, miles de recuerdos vienen a mi mente.

Me gustaría saber por qué mamá nos abandonó, de verdad no le importábamos tanto como decía. Creí que todo estaba cambiando, días antes de que nos abandonara, nos trataba bien y nos consentía. Por un momento pensé que ya había superado todo el pasado, pero no... Quizás se despedía por adelantado, antes de que de verdad nos abandonara.

Abro la puerta de la casa. Todo está regado, el florero favorito de mamá está todo hecho añicos, los libros de la estantería estaban tirados en el suelo. Me acerco a ellos y los levanto, no puedo dejarlos de esta manera. Muchas hojas de uno de los libros están maltratadas, escucho sollozos que provienen del piso de arriba, me acerco a las escaleras y subo. Quiero pensar que todo está así porque hoy se cumple un año que Luca murió, yo siento que la muerte de Luca le afecto más a mamá que la de papá, pero esas son solo mis suposiciones.

La Herida Del Corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora