CAPITULO 3

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XANDER

La chica a mi lado me toma de la mano antes de cruzar la calle, me sonríe apenada le sonrío en señal de que está bien, su mano se encuentra helada.

Entramos al café, se supone que debía mostrarle como había cambiado la ciudad, ya que hacía más de tres años que residía en Massachusetts. Su padre encontró un buen trabajo allá y decidió tomarlo. Así que por esa razón ella determinó que la mejor solución era vivir con su padre, además la muerte de su madre era reciente. Me alegraba verla después de tantos años.

Cuando entramos al café, nos sentamos en una de las mesas del fondo, quisiera preguntarle a Gema porque no está estudiando en estos momentos. Pero no quiero ser grosero. La pubertad si le sentó muy bien a Gema, siempre fue hermosa y ahora lo es más. Sé que usa demasiado maquillaje para sentirse segura, es algo que puedo notar.

—...Y bueno no quede en la universidad, por eso estoy aquí, sé que lo querías preguntar desde hace rato.

Joder, ahora recuerdo porque es mi prima favorita. Siempre me lee la mente, ya ni siquiera lo pensaba, pero mi curiosidad aumento un poco más.

—Mierda, cuanto lo siento.

—No te preocupes, ya habrá tiempo, además también quiero practicar más mi poesía, me gustaría publicar un libro o quizás un poemario, no lo sé, es una decisión complicada.

—Estoy seguro de que cumplirás todo lo que te propongas primita, tú naciste para brillar.

—Xander, no tienes que alagarme, sabes que no me gustan, porque nunca sabrás si te lo mencionan de corazón o porque se sienten obligados a hacerlo, ya sea que pertenezcan a tu familia, amigos o lo dicen por simple hipocresía.

—Nunca diría algo que no siento verdaderamente y sé que naciste para brillar.

Cambiamos de tema. Después de que murió mi tía. Gema se volvió un poco más fría, los halagos no le gustan supongo que por la misma razón de que era su madre quien la alentaba a cumplir sus sueños. Para nadie es fácil superar la muerte de un ser querido y todo tiene sus facetas.

Muchas veces se necesita ayuda para poder superarlo, pero creo que de una u otra forma siempre queda algo que no puedes ver de la misma manera. Mi celular comenzó a vibrar y me saco de mis pensamientos.

—Mamá ¿ocurre algo?

—Quiero que estén aquí antes de las ocho, debo hablar con ustedes es importante.

—Está bien mamá, ya vamos para allá.

—Nos vemos, te quiero.

—Yo también mamá.

Gema me mira preocupada, entonces comienzo a platicarle que mi mamá nos quiere ver en la casa ahora, claro que lo dijo en otras palabras, pero nos quiere ver ahí justo ahora.

Durante el tiempo que Gema se quedé en casa ocupara la habitación de Orlando, mi hermano mayor que desde hace algunos años vive solo y va de visita de vez en cuando.

En cuanto entramos a la casa, mi hermano se encuentra acomodando la mesa y en cuanto me ve sonríe.

—Enano, te estábamos esperando.

Nunca me había gustado tanto ese apodo, pero desde que se fue comencé a extrañar que me llamara así.

—Qué bueno que ya llegaron, pasen a lavarse las manos y siéntense a la mesa —dice mi madre en cuanto nos ve.

Hacemos lo que nos pide, me doy cuenta de que hay cubiertos de más, solo somos cuatro, pero hay cinco. ¿Acaso se me olvido alguna fecha? ¿Hoy se festeja algo?

Observó a Gema, ella sonríe y mira su celular, Orlando hace lo mismo, mamá baja ya sin el mandil y se arregla el cabello, lo cual me parece aún más raro, porque hace años que no hace eso, siempre hacía eso cuando papá la llevaba a cenar o algo así, pero desde que se divorciaron no usaba ese vestido.

El timbre suena y mamá se apresura a abrir la puerta, se escuchan murmullos, supongo que ha de ser alguna amiga, después de todo no es la primera vez que lo hace, aunque no se arregla tanto, cuando sus amigas vienen a cenar.

—Corazones, les presento a Carlo, mi prometido.

Por poco me ahogo con mi propia saliva, comienzo a toser, ¿acaso dijo prometido? No estoy seguro de pensar en algo en concreto, pero creí que mamá nos contaría si saldría con alguien, me parece justo que rehaga su vida, pero ¿así tan repentino?

—¿Prometido? Es decir, se van a casar.

—Es correcto, joven —dice el señor que tiene tomada de la cintura a mamá.

Hay algo en el señor que no me agrada, pero quizás sean mis celos de hijo y no sea nada más que eso. Orlando no dice nada, el silencio se ha puesto tenso, Gema trata de no mirar al rostro a nadie.

—Carlo, te presento a mis hijos, Orlando y Xander —nos señala a mi hermano y a mí.

—Mucho gusto en conocerlos, su madre ha hablado maravillas de ustedes —menciona ampliando su sonrisa.

—Hola —decimos al unísono Orlando y yo. Nos miramos entre nosotros y estamos de acuerdo en que no nos cae bien

—Mi sobrina, Gema.

—Un gusto —dice ella, casi sin mirarlo.

—El gusto es mío, señorita.

Ambos se sientan y comenzamos a servirnos la comida, hay algo en la mirada del sujeto que no me agrada, o entiendo que es, también estoy seguro de que lo he visto en algún lado, pero no puedo recordar de dónde.

El silencio es muy incómodo, el señor trata de entablar una conversación, Orlando y yo contestamos de manera seca, fría y a veces solo decimos sí o no, depende la situación. Gema permanece callada, me mira de momentos y puedo notar su incomodidad. En cuanto termina de cenar, agradece la comida y se retira a su habitación o mejor dicho a la de Orlando.

●♡♡●

—¿Y tú prima es bonita? —pregunta Albert que camina a mi lado. Lo fulmino con la mirada, no me gustaría que este par de idiotas se metieran con mi prima, aunque parece que a Arthur no le interesa mucho, porque mira su celular muy frecuente.

—Les prohíbo a los dos acercarse a ella.

—Muy bien hermano mayor —bromea Albert.

—No tienes que preocuparte por eso, no me interesa —comenta Arthur.

—Eso espero, par de imbéciles.

Comienzo a caminar aún más rápido, ya se me hace un poco tarde para mi clase y aún tengo que recorrer más pasillos de la facultad. Antes pensaba en estudiar medicina, mi padre era médico, quería seguir su ejemplo, pero después de que engaño a mamá, nada volvió a ser lo mismo. Hace años que Orlando y yo cortamos comunicación con él, no quisimos saber más de su vida, lo último que supe de él, fue que tuvo un hijo con su amante, ahora esposa.

Mierda. Olvide mi tarea sobre el escritorio.

Imbécil.

Cállate, que fue tu culpa.

¿Mi culpa? Tú te pasaste toda la mañana en el compromiso de tu madre.

Ya cállate.

De verdad, que yo soy idiota, como se me ocurre olvidar un trabajo que vale para calificación final, antes de que el profesor entre a la clase, decido salirme, no tengo nada que hacer, es mejor no humillarme. 

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Holaaa espero que les haya gustado el capítulo.
¿Les cayó bien Gema?

IG alexaclemente26

La Herida Del Corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora