XANDER
La risa de Gema, siempre me ha traído paz, es sonora, rítmica incluso, ella corre por toda la casa, mientras que yo intento atraparla, tiene en las manos, fotos mías de cuando era pequeño. Entre esas fotografías está una en la que no tengo playera y mis ojos están todos bizcos, además de que tengo el cabello todo alborotado, me da demasiada pena y Gema lo sabe, quizás por eso me haga burla con esa fotografía.
La sonrisa de Gema, está rota, desde que perdió a su mamá, se que ella trata de aparentar estar bien, pero en el fondo aún le duele, supongo aprendió a vivir con ese dolor, pero sé, que cuando los recuerdos vienen al presente, ella se pone triste, mucho, es como si todos sus recuerdos tengan que ver con mi tía.
A veces quiero preguntarle, pero siento que no me corresponde, quizás me mande al carajo, aunque no creo que lo haga, siempre le hago notar que puede contar conmigo, espero que si lo sepa ver, porque las personas rotas son aún más valiosas, ya que, a pesar de las caídas siguen aquí, demostrando la fortaleza que tienen.
Gema me agita una foto en el rostro y me saca de mis pensamientos, trato de quitársela, pero se escabulle, corre hasta que llega a la cocina, se detiene porque tropieza con una silla, así que logró quitarle la foto con más facilidad, y guardo la foto dentro de mi bolsillo.
—¿Estás bien? —pregunto y la ayudo a enderezarse.
—Claro, ahora que me quitaste la foto vienes a mí, si estoy bien primito querido —contesta con sarcasmo en su voz.
—Tu empezaste —resoplo.
—¿Cuándo conoceré a tu novia? —suelta Gema de repente.
Sabía que se refería a Itzel, aún no es mi novia, no nos conocemos realmente tanto ¿o sí?
—Aún no es mi novia, hace falta que nos conozcamos más.
—Pero si conocen la anatomía de la boca del otro, más que otra cosa.
—¡Gema!
—Bien, bien, pero te estás tardando.
Yo pienso que vamos lentos, pero seguros, porque a pesar de que siento que hemos conectado muy bien, no conozco del todo lo que siente o piensa. Conozco de su vida, solo aquellas partes que me ha mostrado, porque siento que si me meto demasiado en su vida, voy a alejarla y no quiero que eso ocurra, por eso vamos paso a paso.
Aún seguimos siendo desconocidos en la vida del otro, no del todo, pero sí.
Pero, ¿y si ella piensa que voy lento?No, Xander, no pienses mal.
Resoplo y tomo mi celular, me meto a mi Instagram y comienzo a ver historias, Itzel subió una de ella en una pista de hielo. Claro eso podía hacer, por lo visto le gusta patinar, así que podré invitarla yo.
Aunque también quiero que nuestras citas sean únicas, diferentes, aunque ahora en temporada de invierno no se puede hacer mucho.
Quizás podríamos ir a almorzar a aquel café donde nos encontramos, aunque sería muy normal, o puedo llevarla a esa librería en donde venden libros a ciegas, donde los libros están cubiertos por un papel que dicen solo una frase.
Podríamos ir al cine, pero es muy cliché, la pista de hielo también comienza a ser cliché, pero es menos que ir al cine, no tengo ideas para citas y eso me agobia.
Quiero a Itzel para algo bien, pero tengo que luchar por su corazón, aunque a veces sienta que ya es mío, porque el amor se construye día a día.
¿Mañana estarás ocupada?
4:16 p.m.
ESTÁS LEYENDO
La Herida Del Corazón ©
Novela JuvenilY cuando la vida no siempre nos da los regalos que esperamos ¿Qué podemos hacer? Stella una chica dulce, fuerte y amable ha aprendido de la peor manera que la muerte siempre está cerca de ella, para llevarse lo más preciado qué tiene, gracias a eso...