CAPITULO 2

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STELLA

Odio los lunes y es que ¿quién en su sano juicio no odia los lunes?

Una de las cosas que más odio de estos días es tener matemáticas a primera hora, las matemáticas y yo no nos llevamos bien, todo lo contrario, a veces pienso que me odian.

La mañana es fresca, el cielo está despejado, las aves trinan, todo es normal y es curioso cómo funciona la vida, ¿un día normal para quién? Muchas personas se desvelaron el día de ayer y hoy van de mal humor al trabajo, otras se durmieron temprano, porque hoy puede ser su primer día de trabajo.

¿Cuántas personas se sentirán felices por haber despertado el día de hoy? ¿Cómo serán sus vidas? ¿A dónde se dirigen? ¿Cuáles son sus metas y aspiraciones? ¿Cuántas personas fingen una sonrisa? ¿Cuántas personas estarán cansadas por seguir un día más en esta tierra?

Son muchas preguntas, lo sé, pero créanlo así; Todas las personas que van caminando tienen su propia historia y no por fingir una sonrisa quiere decir que todo esté bien y quizás pienses que no eres el protagonista de tu historia sino un extra.

Pero no es así, todos somos los protagonistas de nuestra vida, y quizás nuestra historia no sea el típico cliché, pero nosotros podemos cambiar la historia, solo hace falta, tener un motor... Para seguir luchando y cuando lo encuentres no habrá nada ni nadie que te haga creer todo lo contrario.

Mi tío es quien todos los días, nos viene a dejar, pero hoy es la excepción, Celeste es quien nos va a dejar a Abril y a mí a la escuela, lo cual no es normal y eso me preocupa. Mire mi atuendo, era básico esto de la moda y yo no vamos de la mano, llevaba una sudadera negra, tenis blancos y un pantalón de mezclilla, la blusa no alcanzaba a verse, pero tenía pequeñas flores.

Abril me mira a los ojos, puedo notar el dulce color miel de sus ojos, toda mi familia materna los tiene de ese color, a excepción de Luca y yo. Los ojos de Luca eran de color oliva igual que los de mi padre y los míos son color avellana aunque a veces dependiendo de la luz del sol se ven más claros o de un tono oliva.

Cuando llegamos a la escuela, me preparo para bajar, pero la voz de Celeste me detiene.

—It, quiero hablar contigo.

Abril bajo del auto, quizás más extrañada que yo, así que me detengo, Celeste busca mi mirada y trato de evitarla lo más posible.

—Hace dos días cumpliste 18 años y me parece que ya es momento de que busquemos un apartamento o algo así, para dejar de darle molestias a nuestros tíos, a decir verdad.

Celeste me hablaba con dulzura, lo cual era muy raro en ella, hace años que no se refería a mí de esa manera, alzo la mirada y sus ojos color miel me miran con fijeza.

—Si estoy de acuerdo con eso —Celeste me sonríe y yo hago lo mismo, bajo del auto y me despido de ella con la mano.

Hace mucho que no me sonreía, me alegra saber que la relación que existe entre nosotras puede cambiar, solo que... quizás no sea demasiado tarde.

●♡♡●

Me he puesto a pensar en todo lo bueno que me ha pasado durante estos últimos años, en todas las personas que han llegado a mi vida para quedarse y me siento afortunada de lo poco o mucho que tengo.

Alexandra y Logan son mis mejores amigos y han estado para mí desde siempre y les agradezco demasiado. Alexandra es muy extrovertida, Logan es igual de extrovertido que Alexandra, solamente que él es más coqueto y supongo que yo soy la mitad de ambos.

Alexandra venía a mi lado hablando sobre muchas cosas, ya había cambiado de tema más de cinco veces y no sé cuál fue el desenlace de los otros cuatro, Ale siempre tiene algo que contar, solo espero que de este tema si me dé un final.

La Herida Del Corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora