CAPITULO 29

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STELLA

¡Feliz año nuevo, papá! me acerco a él y lo abrazo.

—Feliz año, mi pequeña Zel —empieza a hacerme cosquillas. Conocía mi punto débil.

Papá es la persona con la que más conecto, siempre me entiende y me lee con la mirada. Siempre me he sentido afortunada de tenerlo, en ocasiones siento que se le sale el amor que me tiene por los ojos, como si frente a él tuviera algo hermoso, sublime.

Cada día te pareces más a tu madre.

¿De verdad?

Claro Zel, yo jamás te mentiría.

Las personas dicen que debemos dejar el pasado en el pasado, pero muchas veces no saben que ese pasado también afecta nuestro presente y en ocasiones también nuestro futuro y aunque aceptemos nuestro pasado, siempre quedan secuelas de él.

Mar, suele decir que la verdad siempre sale a la luz, tarde o temprano. Eso me provoca miedo, pero al mismo tiempo tranquilidad, porque es verdad, ningún secreto es del todo secreto.

La sensación que había tenido días antes, sigue aquí, ¿debería preocuparme?

Todo estaba listo para esta noche, Mía, Sofía, Abril y yo salimos de compras, querían aprovechar que este sería el último día que pasamos juntas o eso dijeron mis tíos por la mañana. Celeste nos acompañaba, era como nuestra guardaespaldas.

Me sentía feliz, Sofía ni siquiera me miraba, ni se metía en conversaciones, incluso no me miro mal. Las personas no pueden cambiar de la noche a la mañana, pero quizás Sofía sea la excepción.

Para muchas personas año nuevo es un cierre de ciclos y el inicio de otro. Yo en lo personal creo que eso puede ocurrir en cualquier época del año, así sea verano o invierno.

Había mucha música y comida en casa, todos reíamos, en navidad no me había sentido así, estaba feliz, empezaba a ser feliz, creo que lo tengo todo, tengo a mi familia —Celeste, Abril, Mía, mi tío Aron, mi tía Alison—, tengo a la familia que mi corazón eligió —Xander, Logan, Alexandra—, en mi vida hay personas maravillosas, algunas llegaron sin avisar y entraron en mi vida repentinamente, otras siempre estuvieron ahí, pero no era del todo capaz ver que siempre estarían ahí.

Voy a la cocina por un poco de agua, ya que, me he cansado de cantar. A mi tía Alison se le ocurrió que podríamos hacer un karaoke y todos hemos participado, ninguno tiene el don para cantar, con excepción de Abril, ella tiene una linda voz.

—Soy feliz al verte sonreír —escucho la voz de Celeste a mis espaldas.

—Hoy todas nos hemos llevado bien, Sofía ni siquiera me ha mirado mal. Creo que los milagros si existen —Celeste ríe, achina los ojos de la misma manera en que mamá lo hacía.

—Extraño a mamá —digo sin pensar.

La expresión en el rostro de Celeste cambia, se pone rígida; la alegría que hace un momento tenía en los ojos, parece haberse esfumado. Me mira a los ojos, parecía preocupada.

—Hermanita, debo decirte algo...

—¡Vengan todos! ¡La cuenta regresiva a iniciado! —grita Abril desde la sala.

Celeste es la primera en darse la vuelta, sale sin decir nada, parecía triste. Me quede de pie, esperando que se diera la vuelta y me contara lo que al parecer le preocupaba. Serán problemas en la escuela o con el apartamento, espero que el alquiler no sea demasiado caro. Espero que mi hermana confié en mí, así como yo lo hago en ella, espero ser su refugio, porque somos lo único que tenemos, siempre seríamos ella y yo contra el mundo. Papá así lo hubiera querido y mamá también.

La Herida Del Corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora