CAPITULO 17

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LOGAN

¿Cómo dejas ir algo que amas?

Siempre me he sentido culpable de que mi hermana este en coma, recuerdo que después de eso mi familia se rompió, papá cayó en el alcoholismo, hace tiempo que no lo veo, mamá trabaja todo el día y casi nunca la veo.

Recuerdo que esa noche veníamos Loderi había salido con Ronald, su novio, tardaron mucho, casi no dormí esa noche, sentía que algo malo iba a ocurrir y ocurrió por desgracia. No se como ocurrió con exactitud el accidente, pero Ronald murió, Loderi está en coma.

Esa noche escuche cuando le hablaron a mamá de urgencias, me levante de la cama en cuando oí el nombre de mi hermana, sentía un nudo en el estómago. Cuando llegamos la recepcionista iba a atendernos, pero entonces mi mamá se encontró con la mamá de Ronald y fuimos a donde estaban ellos.

No se cuanto paso, pero en cuanto salió el doctor nos dijo que todos estaban graves y que no pudieron salvar al bebé. Loderi estaba embarazada, tenía un mes, no creo que ella lo supiera, pero, lo perdió y yo me sentí terrible por eso, iba a ser tío.

Quizás ese fue el momento en donde más entendí a Stella, había perdido a sus padres dos años antes, pero creo que realmente no entiendes una situación hasta que la vives, porque, aunque entendía su dolor y todo no es lo mismo.

Ella perdió a su familia y yo también, porque después de eso perdí todo.

Recuerdo que cuando Stella llego a la escuela, se veía tan triste, tan apartada del mundo, Ale fue la primera en acercarse a ella, después yo, tuvimos una conexión desde el primer momento, somos los tres para siempre.

Cuando paso lo de Loderi, Stella sin decir nada lo único que hizo fue abrazarme, me entendía y sabía que una parte de ella y una parte de mí se arreglaban cuando nos abrazábamos por eso, porque era como si, nuestros corazones reconocieran el dolor en el corazón del otro. Es difícil de explicar, pero creo que cuando te pasa eso con alguien es demasiado lindo, todos merecemos recibir un abrazo en donde nuestro corazón se sienta en paz.

Suspiro hondo y dejo que el viento de la tarde golpee mi rostro, recargo mi espalda en la banca. Me gusta venir al parque siempre que necesito pensar, me ayuda venir aquí, quizás porque era uno de los lugares preferidos de Loderi.

—¿Logan? —me giro, Abril se detiene frente a mí, una sonrisa se cuela en mi rostro, se veía tan preciosa.

—Abril.

—¿Qué haces aquí tan solo? ¿Estás bien? No te vi en la escuela

—Si estoy bien, gracias por preocuparte, ¿a dónde vas tú?

—Me dirigía a casa.

Una parte de mí quería decirle que se quedará, quería un abrazo suyo, podría haber llamado a Stell, pero no quería molestarla, ya ha hecho mucho por mí, no quiero hablarle solo de mis problemas. Por otro lado, Ale saldría con Arthur.

—¿Quieres sentarte? —No soy consciente de donde saque el valor para preguntar esas dos simples palabras, pero Abril asiente.

Creo que trata de reprimir una sonrisa, pero no lo consigue, se sienta a mi lado, mantiene su distancia, su perfume embriaga el ambiente, es un olor dulce, sus ojos color miel se hunden en los míos, una sonrisa tímida brota de sus labios rojizos.

—¿Qué te ocurre?

—Mi hermana...

Es un tema que no he hablado con casi nadie, quizás por esa razón su rostro muestra confusión.

—Está en coma.

No dice nada, se mantiene en silencio, coloca su mano sobre la mía y la acaricia con su dedo pulgar, no me mira, quizás sea porque le doy lástima o porque no sabe qué decir.

—No tenía idea, pero ella despertará.

—Los doctores no le dan mucha esperanza.

Silencio.

Solo silencio, no es un silencio incómodo, porque cada uno parece estar en su mundo, pensando distintas cosas, ella no ha apartado su mano de la mía y de cierta manera eso me alegra, me alegra que la aparte.

—A ella no le gustaría que estuvieras triste. Quizás suene pesimista, pero capaz, ya se cansó de luchar, yo no tengo hermanos, pero hasta los fuertes también caen.

—Ella tenía sueños por cumplir, tenía metas, no es justo, hubiera preferido ser yo.

—La vida es injusta. Y nunca digas eso, tú sigues aquí y es por algo. Puede que tu hermana haya cumplido su misión en esta vida, pero tú —se gira hacia mí, con su mano izquierda toca mi mejilla, mis ojos se cruzan con los suyos—, tú sigues aquí y es por algo.

Sin decir más, Abril me abraza, quiero llorar, pero no quiero que me vea tan vulnerable, la atraigo más hacia mí y acaricio su cabello.

Los abrazos dicen más que mil palabras.

Y este abrazo dice exactamente eso.

—Yo estaré siempre para ti, puedes llorar, puedes no hacerlo, yo estaré aquí siempre —susurra contra mi oído.

Acabo de caer en cuenta que con Abril puedo ser yo mismo, sin miedo de ser juzgado, algunas lágrimas si caen por mis mejillas.

No sé, cuánto tiempo llevamos abrazados, pero tampoco quiero que termine.

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Ig: alexaclemente26

La Herida Del Corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora