5 años después de la muerte de su esposa, Yoo Jimin, Jeon Jungkook y su pequeña Jeon Min Jeong conocerán a la hermosa y alegre bibliotecaria Lalisa Manoban.
Lizkook 🐰🐱⭐
Jeon Jungkook
Lalisa Manoban
Kim Min Jeong
Yoo Jimin
Lee Taemin
💜
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— ¡Mindongie!. —
Lisa revolvió su cabello, ahogó un gemido de frustración y continuó recorriendo los pasillos de la biblioteca en busca de la pequeña rubia.
— ¡Winter!. —
No fueron ni cinco minutos en los que se distrajo atendiendo a un cliente para que la pequeña rubia de hoyuelos haya desaparecido. Al momento de que el cliente se fue el pánico la invadió, pues en la silla donde Min Jeong se encontraba sentada, había quedado completamente vacía.
Lisa sentia que en cualquier momento iba a sufrir de un paro cardiaco. Había tantas personas peligrosas que entraban a la biblioteca, y ver a una niña pequeña caminando sola por los pasillos, sería la carnada perfecta. Y eso sin enterarse que Min Jeong era hija de un CEO multimillonario, del cual podrían sacar mucho dinero de un rescate.
Si alguien llegaba a secuestrar a la rubia, Lisa estaba casi segura que mísmisimo Jungkook la enviaría a prisión, junto a muchas demandas.
La castaña dejó de pensar en un pésimo futuro para ella, y trató de calmar sus nervios, para continuar buscando a la Jeon menor.
— ¡Minjeonie!. —
Manoban sentia el corazón retumbarle en los oídos, y sus piernas flaquear al igual que el frío sudor recorrer todo su cuerpo. En el tiempo que había estado buscando a la rubia, habían dado las once de la noche. El local casi estaba vacío, y la calle frente a la biblioteca ya era decorada por la fría y oscura noche, por lo que en cualquier momento llegaría el azabache a buscar a su pequeña.
Un problema más.
Debía encontrar a Min Jeong antes de que su padre llegará.
— ¡Jeon Min Jeong!. —
Tal vez llamarla por su nombre completo funcionaría, ¿no?.
Lo primero que cruzó por la mente de Lisa, era que tal vez cuando Min Jeong hacia algo mal, como una travesura o algo por el estilo, Jungkook debía regañarla por su nombre completo.
Claro que Lisa no contaba con que la pequeña rubia siguiera escondida al llamarla con voz de mando.
Ahora si la mayor sentia que estaba a punto de sufrir un colapso. Ya había recorrido toda la biblioteca, cada pasillo, cada rincón, cada estante, cada oficina y no había rastro alguno de Mindongie.
Lisa jugó con sus manos nerviosos. Tal vez debía regresar a la recepción, y buscar en esa área, tal vez había una pista que no vio en ese lugar.
Echó una última mirada hacia los estantes, y suspiro negando. Si Min Jeong no aparecía, ya podía verse a sí misma en una celda de prisión siendo molestada por las demás prisioneras.
Mientras mordía sus labios con los nervios a flote de piel, finalmente llegó llego hasta la recepción. En el momento en el que estaba por tomar asiento en su silla, una fragancia masculina llegó de golpe a sus fosas nasales.
