– ¿¡Sabias que te ves muy lindo mientras duermes!? -eso me despertó- Siempre disfruto verte dormir –Dijo una voz en la habitación que reconocería en cualquier parte; al escucharla inmediatamente se vio interrumpido mi sueño; aunque no sabría si en realidad llamarlo sueño ya que cuando duermo solo escucho voces extrañas que muy pocas veces logro entender. La mire sorprendido y apenado, aun no podía entender como sabía que estaba en la casa del Sr. Juan, se supone que nadie debería saberlo.
– ¡Luccia ¿qué haces aquí?! ¿Y qué es lo que estás diciendo? –Pregunte mientras me incorporaba incómodamente en la cama mientras ella se acercaba más a mí- ¿Solías hacerlo antes? -me encontraba desconcertado, pero ella sonrió tranquilamente, quitándole importancia ante sus ojos.
– ¡Solo cuando estabas tan agotado que ni siquiera lo notabas! –Me dijo dándole un poco de picardía a su sonrisa mientras se encogía de hombros- ¿Qué haces aquí? ¿Qué es lo que estás haciendo Gabriel?
– ¿No es obvio? Decidí retirarme del ejercito de la Luz Divina, no puedo quedarme en la iglesia ¡lo lamento! Si quieres ve y díselo a todos -me preocupaba bastante como ella pudiese tomarlo, pero no podía volver.
– ¿No lo sabes verdad? ¿Es que aún no entiendes la gravedad de lo que has hecho? ¡No tienes opción Gabriel! Tienes que volver a la Iglesia o te convertirás en desertor, comenzaran a darte caza. Al cumplir el servicio militar si no quieres continuar siendo soldado puedes retirarte, o en tal caso si eres herido y no puedes continuar con tu labor eres dado de baja y quedas libre, pero no puedes escaparte así sin más.
– ¡No estoy escapando, Luccia! –la interrumpí con un fuerte tono de voz, me incomodo el hecho de que piensen que me escabullo como un animal escondiéndome. A ella pareció sorprenderle mi actitud, pero luego suspiro y continuo:
– ¿Entonces, como le llamas a todo esto? –Preguntó ella.
– Solo estoy tomando un atajo. No puedo esperar en la iglesia la llegada de una orden para actuar... una orden que a mi parecer siempre llegara tarde. Estando aquí afuera puedo ayudar a las personas de verdad y a tiempo, sé que la iglesia hace lo que puede, pero... -me quedé sin palabras brevemente, pensando encontrar la forma de que pudiera entenderme- tan solo observa a tu alrededor Luccia, mira lo que estaba ocurriendo en este pueblo aun estando tan cerca de la sede principal de la iglesia y la luz divina, piénsalo, ¿cuantas aldeas más estarán en iguales o en peores situaciones que esta? – le dije sin evitar conmoverme.
– ¿acaso crees que eso no había pasado por mi cabeza alguna vez? Te entiendo a la perfección Gabriel –decía en un tono de voz calmado y sereno, mientras trataba de calmarme con su mirada- y creo que es una noble causa, yo también pienso de la misma manera que tú, pero no puedes irte así sin más, no puedes dejarnos –me miró, con esos grandes y profundos ojos marrones- Vuelve con nosotros, ¡yo no quiero que te vayas! -admitió y sus mejillas se sonrojaron lentamente- ¡Vuelve conmigo!
– Lo siento Luccia, pero no lo hare -no sabía cómo decirlo- Ya tomé una decisión. –le dije de manera terminante, mientras trataba de alejarme un poco de ella.
– ¡No puedes escapar…Titania está aquí! –Me dijo mientras una sonrisa se asomaba a su rostro al darse cuenta de mi sorpresa ante la noticia. Estoy en problemas, ¿Scarlet también está aquí? si me tropiezo con ella me va a ser muy difícil escapar; puedo hacerlo, estoy seguro, pero sé que no será fácil. Eso me manda por andar confiando en las personas a la primera pensé.
– Recuerda que soy tan rápido como Anthony, ella nunca me alcanzara, eso te lo aseguro.
– ¡No, claro que no! -su tono sarcástico fue una burla- Ella tiene la lanza, su arma... y sabes muy bien que tú no eres rival para ella –Dijo mi excompañera.
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Voces Internas "la nueva leyenda"
Fantasy¿Y si la historia no es como te la contaron? ¿Y si todas las historias y leyendas que conocen son al revés? No todo lo que brilla es oro, no todos los que son amables son amigos, nada es lo que parece... Un mundo donde la fantasía existe, las bestia...