Capítulo 4

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Katsuki se encontraba en la biblioteca tratando de acomodar sus recuerdos. Los ojos del nuevo recluso le recordaban demasiado a un.. ¿Viejo amigo? O quizás a su primer amor platónico: Daga Verde.

La Daga Verde lo había entrenado. Él tenía 15 años en ese entonces. Su padre era líder del cartel que el hoy sigue manejando en las sombras.

Recordaba que la Daga Verde fué un asesino a sueldo al que su padre le pagó para que matara a algunos de sus enemigos.

Fué alguien que lo entrenó y le enseño muchas cosas, gracias a él logró ser un gran líder.

La Daga Verde lo había marcado eternamente. Y los ojos de Izuku Midoriya le recordaban mucho a él.

Lástima que Daga Verde estaba muerto, o eso era lo que el pelicenizo creía.

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Flashback

Un joven Katsuki se encontraba en su recámara jugando videojuegos.

- Joven Bakugo, su padre lo llama a que baje para cenar.

- En un momento bajo.

El pelinegro asintió y se retiró. Aizawa era el mayordomo de la casa de los Bakugo, y les servía fielmente a cada uno de los integrantes de la familia.

Katsuki sabía perfectamente a qué se dedicaba su familia. Sabía a la perfección sobre el negocio sucio de su padre. Él ya había visto a su padre matar a traidores, a personas que no hacían su trabajo etc.

También era conciente de que a él le tocaría algún día ser líder de ese cartel, mientras tanto él estudiaba desde casa y era entrenado para cuándo llegara ese día. Si en algún momento era atrapado y daba a la cárcel, su familia tenía el dinero necesario para que estando dentro pudiese seguir actuando.

Absolutamente nadie más que su propia familia y el mayordomo, sabía que Masaru Bakugo era el líder de aquel cartel.

Su nombre estaba limpio gracias a su madre, eran personas de la alta sociedad. Dedicados al dinero y al poder.

Cuando bajó a cenar se encontró con su madre y padre ya sentados. Le extrañaba el silencio que los inundaba así que se atrevió a preguntarles. - ¿Pasa algo de lo que quieran hablar?- pregunto bastante directo.

Notando la curiosidad de su hijo, Mitsuki habló.

- Si, en realidad si. Queremos que sepas que vendrán dos personas un tanto importantes a hacer un trato con nosotros... La primera es una mujer de mi edad, yo la conozco desde muy joven, pero por cuestiones personales ella no revelará su identidad ante ti o a la gente de la casa, ni si quiera tu padre sabe quién es..- A Katsuki no comenzaba a gustarle la idea de recibir a una desconocida.

Pero sabía que llevarle la contraria a su madre sería caro, así que calló y siguió escuchando.

- El otro es su hijo, o hija, sinceramente no sé quién es, no revelará su identidad, ni edad ni físico verdadero.. Yo no lo o la conozco y no sé absolutamente nada de él... O ella. Solo te puedo decir que vendrá a hablar con nosotros.- En realidad, Mitsuki si sabía todo de el hijo de su amiga. Sabía su edad, nombre, nacimiento etc etc. Pero tenía que fingir que no para protegerlo.

Pues la vida de Izuku era la de un joven normal que estudiaba y era un buen hijo.

Pero la vida oscura que llevaba, era la de asesino a sueldo, a justicia propia y a venganza.

-¿Y porque?- preguntó nuevamente directo el pelicenizo.

- Bueno.. lo único que sé es que el hijo o hija, mata a sueldo, y nosotros en el negocio necesitamos de su ayuda. Y al ser amiga de su madre estuvo de acuerdo en venir a hablar de tema con nosotros.-

Ahora entendía todo. Por lo que solo miró su plato de comida y asintió.

- Sus decisiones no son cuestionables para mí, pero.. ¿Porque me lo dicen tan seriamente?-

- Porque queremos que te enseñe algunas cosas, lo que sea que te sirva para cuando llegues a mi lugar. Por ello ésta persona que viene y a la que le pagaremos para hacer trabajos sucios, también te entrenará y vendrá cada semana. Necesitamos saber si estás de acuerdo o buscamos a alguien más. No sé si te sientas cómodo a entrenar con un asesino o prefieres que te llevemos con un profesional.- Dijo Masaru.

- Está bien.. lo aceptaré. Solo espero que me entrene bien. No quiero decepcionarme después.- Dijo Katsuki para luego meter en su boca un pedazo de carne.

Su padres se miraron y sonrieron, y prosiguieron a comer.

Mitsuki sabía que su amiga Inko había sufrido bastante debido a su esposo. Perdió contacto con ella y nunca se enteró cuando quedó embarazada, y mucho menos cuando su esposo murió.

Le alegraba verla y hablar con ella otra vez como hace años. Se la había encontrado por casualidad en la calle y la invitó a tomar un café.

Después de hablar terminaron contándose una a la otra sus desgracias y esperanzas.

Cuando eran jóvenes, Mitsuki ya había conocido a Masaru. Por lo que Inko sabía el negocio que tenían.

Pero su amistad era tan pura y fuerte que nunca reveló nada. De esa forma, Mitsuki la vio como su única amiga sincera y verdadera.

Inko terminó contandole sobre el fallecimiento de su esposo.. el cuál, no fue casualidad.

Le contó sobre su hijo y a lo que se dedicaba entre la oscuridad.

Ante ésto, Mitsuki le pidió una charla con él en su casa para hacer un trato, ya que Masaru necesitaba gente de ese tipo para elaborar más fácilmente su negocio.

También quería convencerlo de entrenar a su hijo Katsuki, quería realmente que alguien como Izuku lo entrenara, porque claro. El negocio del narco era muy complicado y peligroso.

Necesitaban de alguien meticuloso e inteligente.

Alguien como la famosa Daga Verde.

Izuku Midoriya, alias, la Daga Verde, a sus 14 años, haría un trato con el líder del cartel del Sur de Japón, Masaru Bakugo. Con solo 14 años siendo un alumno prodigio y con una excelente capacidad mental y física, entrenaría a su hijo para convertirlo en un buen líder futuro, ocultando su verdadera apariencia e identidad.

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RECLUSO (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora