-Muy bien-, dijo Severus. -¿Estás listo?-.
Harry le sonrió y aceptó.
-Vamos a ir a un restaurante en el Londres muggle. Con un poco de suerte, estaremos lo suficientemente de incógnito como para disfrutar-.
-Suena perfecto-.
Harry se puso el abrigo negro y tomó la mano de Severus. Severus activó el Traslador y fueron arrastrados hasta un callejón oscuro. Era una noche nublada, dejando la luna mayormente cubierta.
Caminaron la corta distancia hasta el restaurante. El aire era fresco. Las aceras estaban mojadas y reflejaban las luces de los semáforos y los letreros luminosos de las tiendas. Severus no podía evitar sentir emoción cada vez que Harry lo miraba y sonreía mientras caminaban sincronizados.
A pesar de todo lo que había pasado Harry, seguía demostrando una alegría inocente por las cosas más pequeñas. Harry pisó demasiado fuerte un charco y soltó una risita cuando éste salpicó los pantalones de Severus. Severus lo miró con fingida molestia, pero le guiñó un ojo a Harry cuando el joven le pasó el dedo disimuladamente para secarle las gotas de agua en la ropa.
Había una corta cola en la puerta. Mujeres vestidas, hombres con trajes informales. Severus los condujo con facilidad hasta la primera fila.
-Mi marido y yo tenemos una reserva-, dijo Severus al anfitrión detrás del podio de madera. -Robert Johnson-.
El hombre regordete y pelirrojo sonrió amablemente y recorrió con la mirada la lista que tenía delante.
-¡Ah! Aquí estan. Por aquí, señor Johnson-.
Harry deslizó su mano en la de Severus mientras seguían al anfitrión hasta el fondo del restaurante. Severus acercó una silla para que Harry tomara asiento.
-Gracias, querido esposo-, bromeó Harry.
Severus se sentó frente a Harry. -No somos nadie en el mundo muggle, podemos ser quien queramos-.
-Aquí puedes ser cualquiera y, sin embargo, sólo eliges ser mi marido-.
Severus pensó momentáneamente en esas palabras antes de responder con un simple: -Sí-.
El restaurante estaba a oscuras, sólo iluminado por las tenues bombillas del techo y las velas que parpadeaban encima de cada mesa. Ni una sola persona a su alrededor les prestó atención. Era agradable ser un humano normal, aunque sólo fuera por esa noche.
La pequeña llama entre ellos se reflejaba en los cristales de las gafas de Harry.
Harry siempre había sido guapo, pero lo era especialmente ahora, mientras daba un sorbo a su vino. Sus mejillas estaban teñidas de rosa por el principio de la embriaguez. Dejó la copa de vino y se pasó la lengua por los labios.
Severus se acomodó en su asiento. Ver a Harry disfrutando en silencio estaba haciendo que algo en lo más profundo de sus entrañas se removiera. Su polla se agitó.
El camarero les retiró los platos de la cena y los sustituyó por dos porciones de creme brûlée.
Harry tarareó felizmente mientras chupaba cada bocado de la cuchara. Miró fijamente a los ojos de Severus mientras tragaba su primer bocado.
-Gracias por la cena-. Harry volvió a relamerse los labios y metió la cuchara para dar otro bocado. Severus estaba hipnotizado por cada movimiento de Harry. El tiempo parecía moverse lentamente.
Los labios de Severus se separaron, quería hablar pero lo único que se le ocurría decir eran cosas que aún no estaba preparado para decir.
Lo único que sabía era que toda su vida estaba sentada en la silla de enfrente.

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RUMOURS
FanfictionHarry descubre que la profecía dice que morirá cuando se enfrente a Voldemort. ¿Qué pasa si Severus Snape se niega a permitir que esto suceda? Una nueva amistad entre un estudiante y un profesor se convierte en la fuerza más poderosa contra Voldemor...