Capítulo 3

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Harry seguía luchando por encontrar interés en todo lo que ocurría a su alrededor. Nada de eso importaba. Ni un poco. Aunque, cuando Harry terminó su paseo nocturno, fue consciente de que echaba de menos a Severus. No estaba seguro de por qué el hombre no había aparecido en su paseo, pero Harry deseaba que hubiera estado allí con él. Harry se rió y sacudió la cabeza. No era posible que empezara a desear la presencia del hombre y a echarlo de menos cuando no estaba cerca... excepto que deseaba su presencia y lo echaba de menos.

-¿Dónde está tu amigo el profesor Snape?- La Dama Gorda arrulló a Harry con su aguda voz cantarina.

-No estoy seguro. Simplemente no ha aparecido esta noche-.

Chasqueó la lengua: -Espero que se encuentre bien-.

A Harry no se le había ocurrido hasta entonces que tal vez el hombre había sido convocado a una reunión de mortífagos. No podía ser la Orden, o Sirius habría llamado a Harry después para contárselo (lo que se le permitiera contarle, de todos modos). ¿Por qué no se le había ocurrido antes? El hombre mayor podría estar herido en alguna parte.

Sin pensarlo, Harry se dio la vuelta y corrió hacia las mazmorras. Por sus paseos, sabía exactamente dónde estaban las habitaciones de Snape. Harry se detuvo en la puerta y se dio tiempo para recuperar el aliento antes de levantar el puño y golpear la puerta.

La puerta se abrió de golpe con violencia.

-Albus, lo juro por Mer... ¿Potter?-.

-¿Dónde estabas esta noche?- Preguntó Harry, aún tratando de recuperar el aliento.

Severus se echó hacia atrás, se cruzó de brazos y sonrió. -Lo siento, madre, ¿olvidé pedir permiso para quedarme en mis habitaciones y corregir ensayos?-.

-¿Has estado aquí toda la noche?-.

-Estas son mis habitaciones, así que sí-.

-Bien-. Harry se movió para darse la vuelta y volver a su propia cama. Se sentía inexplicablemente avergonzado. Por supuesto, Severus no estaría dispuesto a caminar con él todas las noches. Era más de lo que Harry podía pedirle. Antes de que pudiera llegar muy lejos, la fuerte mano de Severus lo agarró por el hombro y lo hizo girar para que lo mirara una vez más.

-Estabas preocupado por mí-, dijo Severus disculpándose.

Harry hizo una mueca. Oírlo en voz alta le hacía sentir como un estúpido. Severus Snape llevaba décadas cuidando de sí mismo con éxito. No necesitaba que Harry se preocupara por él.

-Tienes un trabajo peligroso-. Harry miró al hombre que parecía un poco preocupado, él mismo.

-Lo tengo. Sin embargo, esta noche he estado aquí. No hay peligro alguno para mi persona-, aseguró Severus.

-Bien. Eh, sí, bien. Bien. A la cama, entonces-.

Severus salió al pasillo y cerró la puerta tras de sí. Señaló con la cabeza en dirección a la escalera. Los dos caminaron juntos en silencio, como lo habían hecho desde hacía más de una semana. Pero esta noche no era un silencio tranquilizador. Harry sintió que algo se interponía entre ellos. ¿Incómodo? Su corazón latía rápidamente, sabiendo que había algo que no se había dicho. No quería presionar a Severus para que le dijera algo. No quería exigirle nada al hombre, sabiendo que ya le había dado más de lo que Harry se merecía. Sin embargo, no pudo evitar que las palabras salieran de su boca mientras subían las escaleras.

-¿Qué es lo que no me estás contando?-.

Severus se calmó. -Hay muchas cosas de las que no puedo hablar contigo. Ya lo sabes, Potter-.

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