Capítulo 6

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La única vez que Severus permitía, incluso alentaba, que Harry se pusiera a tres velas, era el día en que Albus decidía presentarse sin avisar.

Harry había vuelto a poner los pies en su posición contra la pierna de Severus. Tarareaba alegremente, con la cabeza inclinada hacia atrás y los ojos cerrados. Su camiseta se había enrollado alrededor de las costillas de Harry, dejando al descubierto el vientre del más joven. Albus pasó en silencio por el floo mientras Severus pasaba la página del libro que tenía en su regazo.

Severus vio que los ojos del anciano pasaban de Harry, a Severus, a los pies de Harry que rebotaban contra su pierna. Albus miró a Severus interrogativamente.

-Estaba aburrido-, explicó Severus con indiferencia.

-Ah. Sí, bueno, he venido a recogerlos a los dos-.

Harry roncó. Severus puso los ojos en blanco. Apenas había pasado la hora del almuerzo. El objetivo de Harry de emborracharse antes de la cena se había cumplido.

-¿De vuelta a Hogwarts? Seguro que no-.

-No, no. Pero, dime, ¿tu marca ha estado ardiendo?-.

-Naturalmente-. Apenas había parado en los últimos meses.

-Lo que yo pensaba. ¿Le ha dolido a Harry la cicatriz?-.

-No que yo sepa-.

-Bien, bien. Necesito que vayas la próxima vez que Tom Riddle te llame, pero no estoy seguro de dejar a Harry desatendido. Lo llevaré con Sirius y Remus-.

Curiosamente, hace unas semanas esto habría sido bien recibido. Ahora, Severus casi sentía que le estaban quitando a Harry. Lo sentía como un castigo.

-¿No confías en mí para protegerlo?-.

-Por supuesto que sí, hijo mío. Por supuesto que sí. Sólo que ahora necesito otras cosas de ti-.

-Sí. Siempre lo haces-.

Albus se inclinó sobre Harry y lo despertó suavemente.

Harry abrió los ojos y soltó una risita. -Quiero tener una barba como la tuya algún día-. Harry pasó los dedos por la larga barba blanca del Director.

Severus soltó un bufido que se convirtió en una tos. Tal vez este no era el mejor día de Severus como tutor, pensó, divertido.

Albus se rió amablemente. -Recoge tus cosas, Harry-.

-¿Qué? No. ¿Por qué?- Harry frunció el ceño. -Me gusta estar aquí con Severus-.

-El profesor Snape-, corrigió Albus.

Severus sonrió. Harry quería quedarse con él. Severus sintió un inmenso orgullo por ello.

-Te voy a llevar al 12 de Grimmauld-.

-¿Viene con nosotros?- Cuestionó Harry, indicando a Severus.

-Tal vez más tarde. Vamos. Sube tú-.

Severus acompañó a Harry escaleras arriba para recoger sus cosas. Con un movimiento de su varita, las cosas de Severus fueron empacadas, encogidas y colocadas en su túnica. Luego entró en la habitación de Harry para encogerle el baúl. Encontró a Harry tumbado en su cama, mirando al techo. Sus cosas no estaban empacadas, así que Severus lo hizo por él con un hechizo silencioso.

Severus se sentó al lado de Harry, como había hecho tantas veces en las últimas semanas. El viejo marco de la cama gimió cuando Severus se situó junto a la cadera del más joven.

Harry dibujaba círculos perezosos con los dedos sobre su propio pecho, aparentemente perdido en sus pensamientos.

-Voy a echar de menos este lugar-, dijo Harry, sonando más sobrio. Volvió los ojos hacia los de Severus.

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