Harry descubre que la profecía dice que morirá cuando se enfrente a Voldemort. ¿Qué pasa si Severus Snape se niega a permitir que esto suceda? Una nueva amistad entre un estudiante y un profesor se convierte en la fuerza más poderosa contra Voldemor...
Al final de la semana se había extendido la noticia de que Draco Malfoy había inventado la historia de que Severus había seducido a Harry cuando era estudiante.
-¿Qué hizo para que se retractara?- preguntó Hermione en un susurro.
-Nada. No sé qué pasó-.
-Harry debe haberle dicho algo-.
Sabía que debía hacer falta mucho para que un Malfoy se comiera su orgullo. Fuera lo que fuera, Severus estaba agradecido, e impresionado.
No recibió ninguna disculpa de Minerva ni de Albus, pero sus miradas de aprobación fueron suficientes para arreglar las cosas.
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Al día siguiente, Severus se sentó en su escritorio mientras su última clase de Ravenclaws y Slytherins de séptimo año empezaba a salir del aula. Cogió una pila de redacciones y trató de prepararse mentalmente para la basura que iba a corregir durante la siguiente hora.
Una sombra cayó sobre su escritorio y levantó la vista. Un Slytherin de séptimo año estaba ante él. Basil Jarvis era la nueva estrella del equipo de quidditch de Slytherin desde que Draco había dejado el colegio. Su cabello castaño oscuro caía en ondas cortas. Se apartó un mechón de la cara y se mordió el labio.
-¿Qué puedo hacer por usted esta noche, señor Jarvis?-.
-No he terminado mi poción de la clase, señor. Me he confundido bastante y me preguntaba si podría ayudarme-. Mostró una sonrisa perfecta a Severus. Se levantó lentamente y siguió a Jarvis hasta la esquina trasera del aula. Como había dicho, su poción se mantenía en estasis, a sólo un par de pasos de terminarse.
-¿Cuál es la confusión?-.
-He seguido las instrucciones, pero no tiene el color adecuado-.
Severus se asomó al caldero. Jarvis tenía razón. Era de un verde enfermizo, cuando debería ser de color naranja.
Jarvis solía ser uno de sus alumnos estrella, no era propio de él equivocarse. Pero los alumnos estaban a un par de meses de las vacaciones de verano y probablemente estaban excitados y no prestaban tanta atención a su trabajo.
-Guíame por lo que has hecho hasta ahora-.
Jarvis se acercó con su pergamino en la mano y leyó sus notas.
-Espera, ¿has removido en sentido contrario a las agujas del reloj?-.
-Sí, señor-.
-¿No has visto mi ejemplo al principio de la clase? No es una agitación, en realidad. Esta poción requiere cierta... delicadeza. Es media vuelta, a través, en sentido contrario a las agujas del reloj, a través, y luego de vuelta al otro lado-.
Jarvis lo miró fijamente. Severus cogió un cazo limpio del escritorio y le hizo una demostración en el aire.