Capítulo 26

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Harry esperaba una gran fiesta en algún lugar hermoso, llena de ricos sangre pura y funcionarios del gobierno. Draco no se dignaría a asistir a nada menos.

Y tenía razón, cuando Draco llamó a la Mansión Malfoy en el floo y los dos hombres salieron de la chimenea. El gran salón de la mansión estaba lleno de gente rica e importante bien vestida. Unos silenciosos camareros rodeaban la sala sosteniendo bandejas de plata de ley con entremeses.

-¡Ah! ¡Ahí está la feliz pareja!- canturreó Lucius mientras se acercaba a ellos, con su traje de terciopelo púrpura oscuro arremolinándose tras él. -¿Por qué han tardado tanto? Todo el mundo se preguntaba dónde estaban. ¿Ya han consumado el matrimonio?- Los ojos de Lucius brillaron con insinuación.

-No, padre. Ya sabes que Harry se niega a cerrar la tienda antes de tiempo, así que me vi obligado a esperar al final del horario comercial-.

-Eso no es cierto, yo sólo...- pero Draco cortó la explicación de Harry con una mirada. Draco miró su túnica blanca y perlada y la alisó. -¿Para qué es esta fiesta?-.

Draco y Lucius miraron a Harry con sorpresa. -Nuestra fiesta de compromiso-.

-¿Por qué no me lo han dicho?-.

-Seguro que sí-, dijo Draco encogiéndose de hombros.

-¿Dónde está Hermione, y los Weasley?-.

Lucius se burló. Draco se rió.

-Este no es su tipo de fiesta-, dijo Draco con naturalidad.

Lucius fue llamado por el ministro Fudge y Harry se abalanzó sobre Draco. -Esta es tu fiesta de compromiso. En mi fiesta de compromiso estarían mis amigos, mi padrino, los profesores de Hogwarts... Ni siquiera sé quiénes son la mayoría de estas personas, Draco-.

-Este es el tipo de fiesta que los medios quieren publicar en los periódicos, mi amor-.

Harry se acercó más a Draco, -No me importa lo que quieran los medios-, siseó. -Hubo un tiempo en que contaste a mis amigos como tus amigos también. ¿Qué ha cambiado?-.

-Ya no soy un colegial. Las conexiones son muy importantes como adulto si quieres llegar a algún sitio en la vida-.

-Cualquier camino en el que mis amigos no sean bienvenidos no es un camino que desee recorrer-.

Draco puso en blanco sus gélidos ojos azules. -Bien. Escribe una lista de invitados propia y podemos invitarlos a cenar una noche-.

-No eres para nada quien creía que eras-, espetó Harry.

-Tú tampoco-, dijo Draco desconcertado con una ceja arqueada.

Harry gruñó y se alejó.

Evitó a su prometido durante la siguiente hora. Pero una hora era todo lo que Harry podía soportar de la gente que le rodeaba. Entró silenciosamente en el estudio privado de Lucius y se dirigió a Grimmauld.

Remus y Sirius levantaron la vista, sorprendidos.

-Vaya, Harry, estás muy guapo esta noche-.

-Gracias-. Harry se sentó entre los hombres y apoyó la cabeza en el hombro de Remus.

-¿Dónde estabas?- Preguntó Sirius.

-En mi fiesta de compromiso, al parecer. No me dijeron nada. No quería estar allí. Aquí estoy-.

Los dos hombres miraron a Harry durante un largo minuto, ninguno parecía saber qué decir.

-Ayúdame a escribir esa carta de aceptación-, pidió Harry.

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