Capítulo 13

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Severus estiró su larga figura sobre el sofá, con los pies descalzos sobre un brazo y la cabeza apoyada en el otro. No era habitual que se tumbara así sobre los muebles, pero Severus no se había sentido como él mismo desde hacía meses.

Se quedó mirando la esquina más alejada de la pared. Era tarde, pero su mente estaba demasiado ocupada para intentar dormir.

Severus no podía entenderlo. ¿Por qué él? ¿Cómo era él? Si la profecía, tal como él y Hermione la interpretaban ahora, era de fiar, entonces él amaba a Harry. Es más, lo amaba más que a nadie. Más que a sus amigos, o a Molly y Arthur, incluso más de lo que el perro y el hombre lobo lo amaban.

El amor era una emoción que Severus no podía entender. La ira, el pánico, el miedo... esas eran las emociones que Severus conocía bien y a las que se aferraba.

Severus podía admitir de vez en cuando que se preocupaba por Harry. Y empezaba a ser conocido que haría cualquier cosa para salvarlo... ¿pero amarlo? No estaba tan seguro.

No estaba tan seguro de ser capaz.

Aunque, cuando Harry, apenas unas horas antes, le dijo a Severus que lo amaba, su estómago dio un vuelco como si lo estuvieran arrastrando por un Traslador... no de una manera completamente desagradable. Y de hecho, Severus odiaba apartarse para que su lección nocturna pudiera comenzar. La proximidad física con Harry era ahora donde Severus se sentía más cómodo.

Pensó en la lección de oclumancia de la noche y trató de encontrarle sentido.

Harry encerraba a Severus fuera de su mente cada vez más tiempo. Estaba cerca de lograr un avance. Severus necesitaba que Harry perfeccionara la habilidad inmediatamente. Cada vez era más difícil ser paciente. Su vida, y la de los demás, dependía de esto.

Cuando esta noche Severus por fin logró entrar en la mente de Harry, se sorprendió al ver su propia imagen. Fue una desorientación.

La mente de Harry reprodujo su recuerdo de haber visto a Severus en Grimmauld, golpeado y magullado. Pero este recuerdo se desviaba de los hechos reales. En lugar de dejar pasar el asunto y comenzar su lección, Harry alargó una mano para pasar una caricia tranquilizadora por su mejilla magullada, antes de inclinarse y besar amorosamente a Severus.

Severus quiso quedarse allí en ese recuerdo convertido en deseo y la mente de Harry dejó de luchar como si quisiera que Severus lo viera- Pero en su pánico y confusión, perdió el control.

Severus salió de la mente del otro hombre. Harry no parecía avergonzado, ni enfadado. Simplemente se encontró con la mirada de Severus inexpresivamente.

Se agradeció verle de pie y sereno en lugar de jadear en el suelo.

-Dijiste hace unas semanas...- Harry comenzó, pero se interrumpió como si hubiera cambiado de opinión. Harry bajó la mirada y alisó la parte delantera de la camiseta blanca que llevaba, y luego se dispuso a girar hacia la puerta.

Severus lo detuvo, agarrando su codo.

-¿Qué?-.

-¿Por qué? Esa noche que vi que te habían golpeado... dijiste que me dirías por qué. ¿Puedes decírmelo ya?-.

-No-.

-No me gusta verte herido. Me preocupo por ti más de lo que debería-.

-Sí. Ciertamente más de lo que deberías-.

-Pero tú también te preocupas por mí-. Harry parpadeó, esas gruesas pestañas negras cayendo y subiendo lentamente. Severus tragó con fuerza.

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