Capítulo 24

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Severus estaba inexplicablemente contento a la mañana siguiente. En realidad, era absolutamente explicable. Había visto a Harry. Había tenido un intercambio agradable con él. Y aunque todavía no estaba preparado para enfrentarse a lo tonto que había sido durante el par de años anteriores, demasiado solitario, estaba preparado para perseguir a Harry como se merecía.

Sólo había un pequeño obstáculo en su camino: El compromiso de Harry.

Severus revolvía su café en la mesa del personal. Los alumnos volverían a finales de mes, pero por ahora el Gran Comedor estaba tranquilo.

En pocos minutos dejó de ser el único miembro sentado a la mesa. Albus tomó su asiento habitual y sonrió a Severus.

-¿Has leído el Diario el Profeta?-.

-Todavía no-.

-Esta mañana lo encontré muy esclarecedor-.

-¿Más sobre los juicios?- Severus se volvió hacia Albus, dispuesto a escuchar la nueva información.

-Oh no, nada de eso-.

-Sólo dime, ¿quieres?- Refunfuñó.

Albus desdobló el papel y pasó a una página en algún punto de la mitad y se lo entregó.

Severus se quedó boquiabierto.

La foto mágica reproducía una y otra vez a Severus besando la mano de Harry.

Rita Skeeter había captado la foto a través del escaparate.

El breve artículo planteaba preguntas retóricas sobre la fidelidad de Harry a su prometido y acusaba abiertamente a Severus de tener una brújula moral débil.

Severus le devolvió el periódico a Albus.

Se recostó en su silla y sonrió.

Una vez más, se había encontrado en el centro de los chismes, con Draco y Harry flanqueando a ambos lados.

Comenzó a reírse. Respiró profundamente y suspiró. Luego comenzó a reír de nuevo. Comenzó a reírse como un loco.

Para entonces Neville y Sprout se convirtieron en testigos involuntarios de la aparente locura de Severus.

Las lágrimas brotaban de las esquinas de sus ojos.

Neville levantó el papel y le mostró a Sprout la foto.

Severus finalmente recuperó el aliento y se secó los ojos.

-Así que todavía lo amas-, afirmó Neville sin rodeos.

-Por supuesto que sí-, respondió Hermione mientras se acercaba a la mesa desde detrás del estrado.

-¿Todavía?- cuestionó Sprout.

Hermione tomó su asiento habitual junto a Severus y se inclinó hacia él. -Cuéntame el plan-, susurró conspiradoramente.

-No hay plan-. Severus sonrió.

Hermione se apartó de él, una mirada de frustración se apoderó de su rasgo ratonil. -Entonces, sólo vas a...-

-Cortejarle. Públicamente-.

-Severus-, siseó ella en un susurro. -Pero qué pasa si él... quiero decir, no creo que lo haga... pero ¿qué pasa si te niega? Serás...-

-El objeto de crueles burlas-. Sin embargo, Severus sonrió.

-No es propio de ti abrirte a esas críticas. Eres muy reservado. No estoy seguro de que esta sea la forma de hacerlo-.

La sonrisa de Severus finalmente se desvaneció. -No, Hermione. Es exactamente la forma de hacerlo. Creo que es realmente todo lo que Harry quería. Sólo un gran gesto de mi parte. Sus últimas semanas aquí ni siquiera podía enfrentarme a él. Pasé todas las noches observándolo mientras estaba en coma, y luego no pude reunir una sola palabra para decirle cuando despertó. Para arreglar esto, necesito deshacer lo que ya he hecho-.

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