Capítulo 20

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Albus y Severus caminaron a paso ligero hacia el laboratorio de pociones personal de Severus. Supuso que Hermione se había dirigido a la biblioteca.

El director abrió de un tirón la puerta de la despensa y empezó a coger varios frascos.

-Albus, ¿qué está pasando?-.

-Harry es su propio horrocrux-.

-¿Qué? ¿Cómo? Es una magia muy rara. Ni siquiera el Señor Tenebroso fue capaz de hacer un horrocrux con éxito-.

-Sí, pero Harry es mucho más poderoso y con más habilidades innatas que él-. Albus dejó los frascos sobre el mostrador y se subió las mangas de su vibrante túnica púrpura. -Y creo que Harry tuvo ayuda. Fuiste tú, Severus-.

-¿Perdón?-.

Hermione se introdujo en la habitación. Llevaba el pelo recogido en un nudo sobre la cabeza, con una pluma muggle clavada para mantenerlo en su sitio. Junto a los frascos recogidos, colocó un pesado tomo y hojeó la página que necesitaba. Era sobre los horrocruxes.

-Harry es su propio horrocrux-, dijo sin aliento.

-Sí, lo he deducido. ¿Pero cómo?- preguntó Severus con irritación.

-Cuando perdiste el conocimiento, creo que tu magia entró en una especie de... pánico. No sabía cómo proteger a Harry, así que empujaste su alma a lo más profundo. Por eso sólo tú puedes acceder a Harry-.

-Pero podemos revertirlo dentro del plazo-, añadió Albus, con los ojos aún deslizándose por la página.

En su propio laboratorio de pociones, donde normalmente era el experto, Severus se sentía completamente fuera de sí.

Hermione levantó cada frasco para leer la etiqueta. -Lo tiene todo aquí, director. Sólo falta el...-

-Sangre de animago-, dijeron los dos al unísono. -Sirius-, dijeron los dos, también al unísono.

No necesitaron continuar. Severus ya estaba dando zancadas por el pasillo.

Severus se apresuró a entrar en la enfermería. A medida que Severus se acercaba, los dedos y los párpados de Harry comenzaron a crisparse.

-Supongo que hay una buena razón por la que siempre parece sentir cuando estás cerca-, dijo Sirius, sonando casi triste y derrotado.

-Sí-, estuvo de acuerdo Severus. -Necesito que vengas conmigo-.

Sirius y Remus levantaron la vista, con los ojos muy abiertos por la confusión.

-No tengo tiempo para explicarlo. Necesitamos la sangre de un animago para la poción de reversión de horrocruxes-.

-¿Horrocrux? ¿Qué demonios es eso?-.

Severus suspiró. -Te lo puedo decir por el camino-.

Severus acarició el dorso de la mano de Harry, lo que pareció calmar los espasmos. -Adiós-, le dijo Severus en voz baja.

Mientras los dos caminaban, Severus le explicó los horrocruxes a Sirius, y le explicó cómo Harry era aparentemente el suyo.

-Así que tu amor por él, en un movimiento desesperado por protegerlo, le metió el alma tan adentro del cerebro que ahora no sabe cómo despertar-.

-Algo así-.

-Estoy... impresionado-, afirmó Sirius con sencillez, sin sarcasmo.

Severus arqueó una ceja hacia el hombre. -No ha sido intencionado. No me di cuenta de que era posible. Pero supongo que tiene sentido. Si su forma física pereciera, aún tendría su alma y habríamos podido averiguarlo a partir de ahí-.

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