Capítulo 38

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Harry tiró de Severus con sueño hacia su habitación que aún mantenía en Grimmauld.

Harry retiró la manta y ambos se deslizaron bajo ella para entrar en calor. La cama era estrecha, lo que forzaba su proximidad, pero Severus habría abrazado a Harry de todos modos. Severus colocó con cautela su mano contra la mandíbula barbuda de Harry y le acarició la mejilla con el pulgar.

El sol empezaba a salir, arrojando una luz lavanda en la habitación.

Harry se acurrucó en la almohada y sonrió a Severus con sueño.

-Gracias-, susurró Harry.

-Soy yo quien debería estar agradecido-. Los labios de Harry seguían regordetes y rojos. Eran irresistibles. Severus besó esos labios con suavidad. Los dos se abrazaron, la mano de Severus en la mejilla de Harry, la de Harry descansando sobre la cadera de Severus.

Ser el primer amante de Harry era un honor inimaginable e inesperado. Lo emocionaba, pero intentaba reprimir esos sentimientos, al menos por ahora. Se trataba de Harry, no de él.

Harry ajustó su cabeza una vez más sobre la almohada plana, sus narices ahora casi se tocaban.

Los ojos de Harry se cerraron, sus gruesas pestañas se posaron bellamente sobre su piel besada por el sol. Bostezó.

-Me temo que no tenemos mucho tiempo para dormir-.

Harry asintió levemente con la cabeza. -Lo sé. Sólo... abrázame un poco más-.

-Te abrazaría el resto de mi vida si me lo permitieras-.

Los labios de Harry se volvieron en la más pequeña de las sonrisas, y pronto se quedó dormido.

Severus sintió su pecho expandirse contra el de Harry con cada inhalación. Sintió el aliento de Harry sobre sus labios con cada exhalación.

Harry parecía estar en paz. ¿Cuánto tiempo había sido el único deseo de Severus ver a Harry feliz? Y ahora su deseo era una realidad.

Él lo había hecho.

Él había sido el encargado de traer la paz a este hermoso hombre por fin.

Oh, cómo le gustaría viajar en el tiempo para abofetearse a sí mismo y corregir el error de haberlo dejado ir. No podía, por supuesto. Pero al menos habían encontrado el camino de vuelta.

Pronto la habitación se iluminó con el sol del exterior colgado en lo alto de la cabeza.

Odiaba hacerlo, pero sacudió a Harry muy suavemente.

-Es hora de empezar el día-.

-Un poco más-, pidió Harry sin abrir los ojos.

-No tenemos más tiempo-. Severus lo besó suavemente.

-Mmm-, tarareó Harry con alegría. -Hazlo otra vez-.

Y Severus accedió. Harry rodeó la cintura de Severus con el brazo y lo acercó. -Hoy no quiero enfrentarme al mundo. Quiero tumbarme aquí contigo. Quizá repetir lo de anoche-. Harry soltó una risita.

-¿Otra vez tan pronto?-.

Harry asintió con énfasis. Finalmente abrió los ojos.

Justo cuando la polla de Severus sintió la primera oleada de excitación, los sonidos de Remus y Sirius bajando las escaleras los interrumpieron.

Harry gimió y se rió. Rodó sobre su espalda y se frotó los ojos.

-El mundo real llama-, se lamentó.

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