NARRA NAO
Luego de que la secretaria se marchara en busca de nuestros pedidos, me quedé a solas con el albino de ojos carmesí, podía notar que estaba algo nervioso por mi presencia.
Todo tornaba en silencio, ninguno de los dos acotaba algo, ni siquiera una mísera palabra. Era realmente incómodo.
Mientras examinaba el lugar, observando cada detalle de la enorme central de la CCG, ya que no teníamos conversación alguna, con el chico de ojos extravagantes, me puse a pensar si seguirá estando aquella acogedora casa donde solía vivir con mi hermano pequeño antes de su muerte. Tantos recuerdos nostálgicos me vinieron a la mente.
Continuaba pensando y recordando, mientras el albino movía sus pies de un lado para el otro; posé mis ojos hacia el exterior del ventanal del grupo de investigadores, notando que la central estaba ubicada en frente de una plaza donde los niños corrían divirtiéndose junto a sus padres. Pero lo que mas llamo mi atención no fue la plaza, sino una niña de unos 10 años aproximadamente junto a su hermano (supongo obvio), que debería tener unos 6 años. Los dos estaban sentados tranquilamente a lado de una esbelta planta de naranjo, definitivamente me hizo a recordar a Shin y yo cuando solíamos salir a pasear en las tardes de primavera, donde las calles estaban cubiertas de distintos colores obtenidas por las variadas flores, emanando sus exquisitos aromas tan peculiares que poseían.
Es increíble como tanta felicidad es arrebatada cuando uno menos se lo imagina.
Sentía la mirada penetrante del albino en mi... claro por un momento me había olvidado el porque estaba en este sitio
Fue en ese preciso momento en donde se me ocurrió preguntarle si tenía familia, al chico de costuras para poder romper el infinito silencio que ambos habíamos creado
-.¿Tienes familia?- sacando mi vista de los hermanos para luego fijarme en mi compañero, el cual estaba un tanto sorprendido de que yo haya hablado en cierta forma.
-.No- Respondió Juuzou, bastante despreocupado sin darle importancia, lo que causo que me sorprendiera.
-.Yo tampoco- pude decir con un hilo de voz, debía admitir que me sentía un poco aliviada ya que no era la única. Luego de unos largos minutos en silencio, volví a tomar la palabra.
-.Creo y espero que nos llevemos bien- musité rápidamente, dudo que me haya oído. La vergüenzas se estaba apoderando de mí, debido a sus escarlata debo admitir que eran bastantes hipnotizantes pero transmitía calidez.
Había algo en aquel albino que me generaba sensaciones que en ninguna otra persona sentí. Me levanté bruscamente del asiento y me fui en dirección a la entrada, dejando a este solo.
No había cambiado absolutamente nada
Aquel aroma tan peculiar de las flores de cerezo abundando cada tramo de la ciudad, la gente platicando sin sentido, los niños corriendo de un lado para otro, las típicas parejas disfrutando del aire libre, todo era exactamente como lo recordaba.
Solo faltaba mi niño.
Pase por una tienda que solía visitar habitualmente antes de ir a mi casa en donde me esperaba mi hermano. Al entrar al local, una señora de unos 60 años noto mi presencia y al instante se acordó de mi, dedicándome una extensa sonrisa la cual me encantaba ver. Con Shin la solíamos llamar Sra. Amai ( " Amai " significa dulce ) pero en realidad se llamaba Sakura , era la abuela que en algún momento de la vida hubiéramos querido tener.
-Nao tanto tiempo sin verte pequeña, ¿cómo has estado mi niña ?- dijo la abuela, con su voz tan suave y delicada como siempre.
-.Bien sra. amai,¿usted como a estado?- respondí observándola con dulzura, ella tampoco había cambiado.

ESTÁS LEYENDO
Crimson Red
Hayran KurguQue fantástica e interesante puede llegar a ser la vida no lo creen. Claro y más aún cuando estás sentado en el borde de una diminuta roca , en lo alto de X edificio obteniendo una vista que pocas personas pueden valorar con exactitud .Lo meno...