Crew Red

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NARRA ESCRITOR

Del otro lado del distrito, se encontraba la Nao que fue internada gravemente, quedando en coma por tiempo indeterminado debido a la pérdida de sangre derramada en la batalla contra el Fukurou. Prácticamente pasaron dos años y la chica había vuelto en sí. Mientras todos sus compañeros ya estaban en buenas condiciones, al enterarse de aquella chica que alguna vez fue una gran investigadora, despertando de su coma, movilizó a toda la central del distrito once en donde ella se ubicaba.

NARRA NAO

Me encuentro en un hermoso lugar, lleno de naturaleza y paz, donde no hay masacres ni monstruos raros comiendo sin piedad alguna. No existía la injusticia, tampoco discusiones de por medios, ni mucho menos muertes que sufrir. El vacío y la soledad abundaba en el ambiente, solo el sol y yo. Suelo preguntarme si esto es el infierno o el cielo... pues de alguno modo u otro, estoy muerta. A veces debo aceptar que me siento muy sola, pero cómo podía vivir yo, sabiendo que no pude hacer nada por salvar a mis compañeros... también me cuestiono cómo estará Juuzou y Shinohara y demás preguntas sin respuestas.

Lo sorprendente es que escucho sucesivas voces, que retumban en toda la sala... pues eso me ayuda a no sentirme tan aislada del mundo. En este momento, estoy sentada junto al único árbol del lugar, ubicado específicamente en el centro, era un hermoso "sakura" poblado de sus extensas y delicada flores con su particular color rosado, emanando su aroma mezclado con la brisa cálida que recorría cada centímetro del sitio. Miraba como siempre al vacío, imaginando y pensando que podría hacer hoy. Extrañamente comenzó a desintegrarse cada parte del paisaje, y mi visión se volvió borrosa... quedando todo a oscuras.

Me desperté de golpe en una habitación de paredes blancas pálidas que llenaban el ambiente de tensión y tristeza, como si aquí se alojase un óbito... esperen un momento ¿estoy viva?. Mire hacia abajo, viendo mi cuerpo cubierto por sábanas, mis brazos pálidas estaban llenos de agujas penetrando mi piel que sobresalen del suero. No entendía porque me dolía tanto el cuerpo, y porque había una gran venda cubriendo e apretando mi estómago y la caja torácica. El ambiente olía terriblemente a parafina. Los latidos de mi corazón eran controlados cuidadosamente por una molesta máquina que estuvo emitiendo ese extraño pitido mientras dormía. Desvié mis ojos hacía el gran ventanal con cortinas blancas, me preguntaba donde estaba...

-.¡Despertó! ¡Doctor venga, despertó!- chilló la enfermera que se encontraba en la habitación controlando mi suero.

Salió corriendo en busca del médico, mientras yo parpadeaba repetidas veces, ampliando los ojos para darme cuenta de que esto no era un sueño. Me costaba creer que estaba viva.

Alcé la vista hacia un hombre cuarentón con bata blanca y sus gafas, acercándose a grandes zancadas hacia mí, anotando algo en su libreta.

-.¿Como te siente Nao?- me preguntó amablemente.

-.Bien- respondí, pero se había notado como una pregunta. El doctor frunció el ceño.

-.¿Sientes alguna... irregularidad?- inquirió. Iba a decir algo, pero me interrumpió -.Además de dolor...

No lo sé, volví a cerrar mi boca y él asintió, anotando nuevamente en su libreta, provocando que me ponga nerviosa.

-.De hecho- comencé -.yo... yo no entiendo nada- le dije, y él sonrió, asintiendo.

El hombre dejó de escribir, posando sus ojos nuevamente en mí.

-.Nao... ya llevas dos años inconsciente- dijo -.debido a la abundante pérdida de sangre durante el combate en el distrito veinte, quedaste en coma.- informó seriamente.

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