Family love

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Mirar aquellos enormes ojos, derrochando lagrimas me dio una idea que quizás fuera la más patética o errónea... pues no me importaba.

-.Hey pequeña... ya está, no llores- musite, llevando mi mano hacia su rostro, sacando las pequeñas gotitas de sus mejillas.

-.Me siento sola...- dijo con un hilo de voz.

-.Si dejas de llorar, te voy a decir mi idea... ¿qué te parece?.

-.Bueno...

-.Okei... ya que vos estás sola, al igual que yo... ¿Qué te parece si vivís conmigo?- pregunté, realmente no me importaba lo que piense el resto del mundo si tan solo recibiera la afirmación de aquella niña.

Observe cómo de a poco, sus ojos se cristalizaron soltando pequeñas lágrimas que caían lentamente en sus ruborizadas mejillas. En su rostro apareció una delicada sonrisa dejando ver una hilera blanca de dientes, realmente tierno.

-.¿D-de enserio?- titubeó, mientras llevaba sus frágiles manos hacia su rostro para secar las gotas provenientes de sus ojos azulados.

-.Nunca hable tan en serio....- respondí, en curvando una sonrisa.

Rápidamente, sentí unos pequeños brazos alrededor de mi cuerpo sintiendo el cálido calor de la niña.

-.Si, por favor...- contesto, explotando en llantos. Mientras acariciaba su cabello blanco.

Las horas pasaron rápido, a Naomi le habían dado de alta, y ahora nos encontrábamos caminando alrededor del parque. El tiempo estaba soleado y algo ventoso, pero ideal para pasar el día fuera de casa. Los pasos de Naomi eran algo cortos y lentos debido a su pequeña estatura, todo lo contrario a los míos. Sostenía su chiquita mano, la cual, se movía de un lado para el otro. Aquella pequeña me hacía recordar tanto a mi hermano, que lo único que deseaba en este mundo, era protegerla. Sentí la atracción de Naomi guiándome hacia un parque poblado de árboles y flores; lleno de naturaleza.

Observaba cómo disfrutaba cada movimiento que ejecutaba. Fije mi atención en un chico de cabellos blancos muy parecido a dicho albino del distrito veinte el cual forme equipo con él. Me volví un instante para ver a la niña correr con el pelo suelto. Corrí a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba hacia una cabaña desconocida. Me quede parada en mi lugar observando cada detalle de dicho lugar, pero no me había percatado de que Naomi estaba entrando a la casucha sin ninguna vacilación. Apresure mi paso hasta llegar hacia la nena.

Primero una sala azul completamente vacía, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda, me aferre más a la pequeña quien se encontraba apegada a mi lado. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, y el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde donde se encontraba nada más ni nada menos que un ghoul de clase "SSS", era la famosa "doble-pinza". Aquella mujer de cabellos rubios estaba sentada alrededor de cadáveres, los cuales, poseían un notable agujero en sus craneo. Coloque a Naomi detrás de mí, para que no observara aquella imagen tan espeluznante.

-.Ajam... con que tú eres la famosa Nao...- interrogó la mujer hacia mí, observando su puñal lleno de sangre.

-.Sabes... dicen que eres la mejor investigadora del distrito... que honor sería poder enfrentarme a ti.

Solo me dedique a guardar silencio, mientras sacaba lentamente de mi camisa una daga. Más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. El silencio se apoderaba de toda la habitación. Observe cómo se ponía de pie la blonda dirigiéndose hacia mi.

Rápidamente, aparte a la niña hacía tras y lo único que pude decirle fue que corriera lo más lejos posible de la cabaña, y fue así que lo hizo.

Comencé a batallar con la chica de cabellos dorados, la cual poseía una kagune ukaku y su velocidad era magnífica comparada a los demás ghouls.

Su kagune se estrellaban contra mi daga, provocando estruendos en toda la cabaña. Aquella insulsa herramienta que poseía en defensa, había sido quebrada por la rubia, aprovechando la oportunidad para poder acorralarme contra la cerámica fría de las paredes.

-.Al parecer no eras tan buena como decían, señorita Nao- masculló disfrutando la ocasión.

No la deje seguir hablando, proporcionando una pata directamente hacia su rostro, haciendo que retroceda unos cuantos pasos, quedando libre de su agarre. Saque de mi muñequera de cuero negro, una cuchilla distinta a los demás, pues su hoja estaba combinada con la kagune del ghoul "Lanza" que fue derrotada en su debido momento. Corrí hacia aquella chica que sostenía su rostro debido al golpe recibido volviendo su atención en mi, propine varios cortes en su ukaku, ya que la ghoul se protegía con su kagune; pero uno de mis movimiento le llegaron efectuosamente hacia su ojo izquierdo sintiendo los gemidos de dolor de parte de la rubia. Sin pensarlo dos veces, atravesé mi cuchilla en el centro de su cabeza viendo cómo de a poco cerraba sus ojos negros con iris rojo, para siempre.

No podía explicar si aquella mujer era muy débil, o mi potencial como investigadora avanzaba cada vez más ya que aquella no me duró ni diez minutos.

Explore una vez más la sala, luego de dar la retirada de la cabaña en busca de mi niña. El sol se había escondido por completo, mientras atravesaba todo el parque chocando con las ramas de los copos frondosos, golpeando justo en mi rostro.

Agitada del transcurso del bosque, me encontré en el final de dicho lugar con mi equipo y junto a ellos, Naomi llorando desgarradoramente al notar mi llegada.

Atrape el cuerpo de la niña entre mis brazos sintiendo los pequeños quejidos de su parte, acariciando su frágil espalda tratando de tranquilizar la situación.

-.Ya esta pequeña... ya está...- musitó suavemente en su oído.

-.¿Se puede saber dónde andabas Nao-san?- escuche la voz chillona de Mika interrogándome.

-. Estábamos preocupados Nao-chan- dijo Hana y Sora al unísono, mientras Mei me observaba preocupada.

-.Estoy bien que eso es lo importante... ahora me voy porque fue un día bastante tenso, les recomiendo lo mismo para los cuatro- respondí dirigiéndome a todos.

Me di la vuelta, desapareciendo del lugar junto a Naomi entre mis brazos. La niña ya estaba calmada por suerte, pues sentía como jugaba con un mechón de mi cabello rojizo mezclado con marrón.

-.¿No te hizo nada el monstruo?- inquirió.

-.No para nada... ya no va aparecer nunca más- respondí con delicadeza.

Continuamos el transcurso en silencio, hasta llegar a mi casa que extrañamente se encontraba iluminada y había voces provenientes de adentro.

Abrí la puerta y allí estaban, Hana, Sora, Mei y Mika sentados en la mesa con diferente comidas realmente exquisitas.

-.Al fin llegan... vamos a comer todos juntos ahora- exclamo Sora eufórico. Mientras las demás sonreían.

-.No es necesario levantar la voz Sora- replicó Mika como siempre, aquella situación provocó una risa por parte de Naomi y mía.

Y así fue... nos sentamos a cenar todos juntos como una especie de familia un tanto anormal. Pero era así cómo nos queríamos... y ahora con una pequeña compañera de mi vida, Naomi.


Crimson RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora