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NARRA ESCRITORA

El albino yacía en el suelo junto a la pelirroja, debido al combate con aquel ghoul apodado "Lanza". Sus brazos habían sido varias veces perforados causando una hemorragia, y su rostro tenía varios rasguños, debido a los golpes recibidos. 

Nao rodeaba a Juuzou en sus brazos, observando al muchacho de cabellos blancos, que se encontraba mal herido. La investigadora y el albino iban a unir sus rostro en un beso hasta que fueron interrumpidos por el investigador Shinohara, quien se encontraba hablando por teléfono con la central, para pedir ayuda y avisar sobre la muerte de "Lanza".

-.Vamos chicos allá se encuentra Juuzou junto a Nao- exclamó Shinohara, ordenando a los hombres de la ambulancia para recoger al joven herido que, rápidamente se había separado de la investigadora.

-.Llévenlo al hospital lo más rápido posibleordenó por último el investigador para poder marcharse junto a Nao al hospital donde sería derivado Juuzou.

NARRA JUUZOU

Maldita sea, justo cuando Nao y yo íbamos a descubrir que nos pasaba a ambos, llegan unas molestias a interrumpir el momento. Y yo que quería saber si ella era la causante de mi bombardeo en el estómago.

Extrañamente sentía mis ojos pesados, estaba muy cansado y tenía mucha hambre, unos dulces no me vendrían mal en estos momentos... eso fue lo último que recuerdo de aquel día. Desperté en una camilla con mis brazos cubiertos por la vendas sin dejar ver mis hermosas costuras. Miré a mi alrededor, y me di cuenta de que no estaba en algún lugar que yo conociera, y no tenía pinta de ser una casa familiar creyente con exactitud. Estornude sonoramente, tambaleándome, y pestañeé muchas veces hasta acostumbrarme a la falta de luz. La habitación era bastante acogedora y amplia, justo a mi costado había un gran ventanal, que se encontraba cerrada por el aire acondicionado. No pude notar la presencia de Nao, que estaba sentada en una silla, bastante incómodo diría yo, durmiendo.

Ella  se había despertado a causa de mi estornudo, abriendo lentamente sus enormes ojos. Simplemente me encantaba verla.

-.Juuzou ya despertaste- dijo en un hilo de voz, aún no se despabilaba. Se inclinó hacia mí, para observar mi brazo-.¿Te duele?- volvió su rostro hacia el mío.

-.No para nada- balbuceé, ya no sé que es el dolor. Solté el aire de mis pulmones, e inhalé débilmente.  

-.Esta bien... te traje algunos dulces, supuse que cuando despertaras ibas a tener hambre- levantando un paquete repletos de caramelos y todos para mí. Tengo que internarme más seguido. Tomé la bolsa entre mis manos, y me dediqué a saborear cada golosina. Escuche la débil risa de Nao por mi comportamiento. La puerta se abrió, dejando ver la figura de Shinohara.

-.Buenos días Juuzou, Nao- dijo el  hombre sonriendo de costado. Espero poder irme hoy, quiero volver a entrenar. 

Shinohara se sentó a mi lado sosteniendo unos dulces. Humedecí mis labios y sonreí, mirando hacia otra parte. Apreté los párpados con fuerza. Sentía que llevaba todo mi vida esperando a que me dieran el alta; lo único que pedía era eso.

-.¿Estás bien?- musito. Solté un respingo.

-.Me quiero ir Shinohara...- me quejé, frotándome la sienes con una mano. Respire hondo, lo máximo que mis pulmones me lo permitieron; pero aún así continuaba sintiéndome ahogado.

-.No me gusta el hospital, me aburre- confesé en voz baja. Sentí su mano pesada palmear mi hombro .

-.Deja de lloriquear, Juuzou- él dijo con voz ronca -.Hay que ser pacientes en la vida- me presionó apretando mi hombro. Desvié la mirada ignorándolo -.sigues siendo un niño...no hay caso contigo- murmuró, soltando una pequeña risa junto a Nao, que observaba todo la escena.

Crimson RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora