Capítulo 8.
1 de febrero, 2024.
Miro el reloj que cuelga de la pared, casi son las cinco de la tarde, casi es la hora en la que Hugo me ha dicho que Lidia pasará a por él. Irán a la clínica, aunque ya hemos ido por la mañana a la rehabilitación, y en está ocasión no quiere que lo acompañe.
Desde hace unas semanas, todos los jueves hacen una doble sesión de rehabilitación. A la que nunca me han dejado compañarles.
No debería ser raro, es su fisioterapeuta y a parte es amiga, ya viene los fines de semana para acelerar la recuperación y ayudarnos.¿Por qué siento que esta vez no es igual?
Hay algo que no deja de dar vueltas en mi cabeza, algo que intento no pensar, no dar credibilidad, apartar y olvidar.El timbre de la casa suena, Hugo sonríe y se pone en pie.
¿Desde cuando se le notan que tiene tantas ganas de ir a la rehabilitación?
Hay días que se abraza a mí en la cama, me susurra que apague el despertador, que nos quedemos debajo de las sábanas, que no salgamos, que no le apetece ir a rehabilitación, sin embargo para las sesiones extras de la tarde sonríe y se le escapan las ganas por salir de su casa.-Hola. -La chica entra y sonríe, me saluda y va directa a Hugo para abrazarlo. ¿Cuándo ha empezado a molestarme ese gesto? Niego con la cabeza antes de que se separen y el rubio alce su mano para buscarme.- ¿Nos vamos?
-Claro. -Toco su mano con la mía y me atrae hasta chocar suavemente con su cuerpo. Sus labios buscan los míos para dejar un beso que me sabe a poco, a despedida, a lejanía. Y me odio por sentir en mis labios un rastro de amargura que han dejado los suyos.- Te voy a echar de menos.
-Déjame acompañarte. -Su cara se vuelve seria y muerde su labio. Quizá él no es consciente que puedo ver como se rasca la nariz muy brevemente cuando miente. Y lo hace, lleva su dedo a su cara y toca esa parte. Dejo escapar un suspiro que no es perceptible para él.-
-Ya hemos hablado esto, es mejor que no, solo es una rehabilitación más.Deja un beso en mis labios y sale por la puerta acompañado por Lidia.
Mis ojos se quedan fijos en la puerta cerrada, en esa madera que oculta como los dos bajan las escaleras, como se van a perder por las calles.Llevo mi pelo de un lado a otro mientras mis pies se acercan a la salida, mientras mi mano gira el pomo y mis nervios palpitan en mi garganta.
¿Qué estás haciendo Eva?
No está bien seguirlos, pero odiaría que me estuviera mintiendo, odio esa sensación que se me queda en la punta de la lengua.
Los veo caminar hasta el coche de ella, puedo ver como van riéndose.-¿Puede seguir a ese coche?
El taxista me mira mal, pensando que una loca se ha subido a su coche, pero encoge sus hombros y sigue al volvo burdeos de Lidia.
Supongo que alguna habrá pensado que alguien se montaría en su coche y diría aquello que tanto sale en las películas, luego, con tantas horas de carretera habrá pasado de ser algo emocionante a algo ridículo.Y puede que ahora mismo me esté comportando de una forma nada lógica, quizá todo son imaginaciones mías.
¿Podría Hugo engañarme?
¿Sería capaz de acostarse con Lidia los jueves cuando apenas puede estar más de cinco minutos tocando mi cuerpo sin que le tiemblen las manos?No, él no es así.
No, Hugo no.
Hugo es cariñoso, es atento, es el chico que siempre me ha mirado a los ojos y me ha dejado ver todo lo que siente.
No, no puede ser.Sacudo la cabeza mientras mi mirada se fija en el coche de delante, ese coche donde solo van dos amigos.
Aclaro mi garganta para dejar que las palabras salgan sin atropellarse.
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Ahora y siempre
FanfictionSegunda parte de "Aprender a quererte" Es necesario que se lea la primera parte para entender al 100% esta novela, aunque puedes leerla sin la primera parte. Introducción: "Un accidente puede cambiar el rumbo de las cosas, puede hacer girar al revés...