Ahora y siempre

9 de febrero, 2024.

Capítulo 13.

9 de febrero, 2024.

"Despierto una vez más solo quiero la habitación que compartimos Eva y yo.
Hemos pasado por mucho, suspiro boca arriba en el colchón en el que todavía permanece su olor. A pensar de mis demonios, a pesar de todas las limitaciones que tenemos, Eva y yo seguimos juntos.
Juntos pero no sé si más unidos que nunca.

Han pasado dos años desde que tuve aquel accidente que no me robó la luz de los ojos, dos años en los que las voces en mi cabeza siguen viviendo ahí, haciendo de las suyas.

Siento que ya no es lo mismo, no puedo sentir esa felicidad que antes la piel de Eva me transmitía en cada roce, no siento como se le eriza cuando la toco, sus labios no me devuelven los besos de la misma forma.
Siempre me quedo con un sabor agridulce, siempre me quedo con ganas de más.

Sus sonrisas no son de verdad, y no me hace falta poder verla para saberlo.
La conozco.
Conozco a mi castaña de ojos azules casi mejor que a mí mismo.
Y está apagada, ausente.

¿Dónde quedaron las ganas que dijimos que siempre íbamos a tener de comernos a besos?
El tiempo ahora se hace eterno mientras la televisión suena de fondo, mientras que estamos sentados en el sofá sin hacer nada.

Hace bastante que no siento sus ganas de abrazarme, de besarme o tentarme a querer ir más allá.

No soy tonto, no puedo ver pero lo sé, sé que se ve con otros chicos, que busca fuera lo que en casa no tiene.
Le dije que algún día pasaría, que se cansaría de cuidar al pobre ciego.
Que querría a alguien que de verdad la haga sentir viva, que no se hunda en en sus propios demonios.

Juró y perjuró que no sería así, y aunque no quiera admitirlo, sé que sí lo es.
Ella no huele a ella cuando vuelve a casa, la casa que compartimos los dos.
Su cuello huele a los labios de alguien más, su boca sabe a la de alguien más.
Otro chico que no soy yo.

Escucho la puerta de la calle abrirse y el ronroneo del gato que adoptamos hace unos meses.
Eva ha llegado, me levanto hasta llegar al salón y sonreír esperando que ella llegue hasta mí.

-¿Qué tal te ha ido en el trabajo? -Busco poder tocar su mano y así atraerla hasta mí.-
-Bien, como siempre. -Su mano encuentra la mía y me deja que tire de ella para enterrar la cabeza en su cuello. Para dejarme aspirar ese olor que hoy tampoco es el de ella. Alzo la cabeza para poder besarla, para rozar esos labios que cada vez tengo más claro que no son solo míos.-

Sin embargo, puedo ver como mi cuerpo se abraza al de ella, como abre sus ojos en mitad del beso mientras los míos continúan cerrados. Como al abrazarnos no aparece una sonrisa en su boca, ya no.
Puedo verme a mí y a ella, puedo vernos juntos y como nos separamos.
Mi cuerpo camina hasta el sofá y ella enciende su teléfono cuando vibra.

"-Me lo he pasado muy bien, no es justo esperar a mañana para verte otra vez."

Sus dedos teclean a la vez que ahora sí, una sonrisa aparece en sus labios.

"-Ya te lo he dicho, no puedo dejarlo, no cuando por mi culpa está así."

Y es que esto solo confirma que yo no puedo hacerla feliz.

"-Ven a dormir."

Miro con el ceño fruncido como yo sigo en el sofá, sin embargo puedo ver como muerde su labio antes de contestar.