28 de julio, 2024. Parte 2.

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Capítulo 29.

28 de julio, 2024. Parte 2.

"Abro los ojos, sintiendo respirar de nuevo, sintiendo que la luz llega hasta mí.
Parpadeo varias veces hasta que logro ver donde estoy.
Es una playa, mis pies se hunden en la arena igual que mis dedos, que la levantan y la dejan caer mientras el aire la lleva de un lado a otro.

Puedo verla, puedo ver el mar, puedo ver el cielo gris y el sol oculto entre las nubes.
La bandera de la caseta de los socorristas ondear, el colo rojo que prohíbe el baño, pero las inexistentes olas en ese azul que parece estar en calma.

Puedo verlo todo, pero estoy solo.
¿Qué está pasando?

Yo recuerdo estar en mi cama, sonriendo con los besos de Eva, sentirme el tío más afortunado del mundo por haber podido hacer desaparecer a los demonios que se interponían entre los dos.

Y ahora, me giro para buscarla y no está.
Cierro los ojos y me tumbo en la arena, que acomoda mi cuerpo como si de un colchón se tratase.

¿Dónde estás, Eva?

Siento unos dedos rozar los míos y sé que es ella.

-¿Qué hago aquí?
-Estas muerto, Hugo. Tu corazón no late.
-¿Qué? Eso no puede ser, yo tengo que estar con Eva, con la de verdad.
-Eso solo depende de ti.

No sé cómo va a depender de mí. Es decir, si estoy muerto, no puedo hacer nada.
Siempre pensé que la muerte sería de otra forma, que quizá dolería pero yo ahora mismo me siento en paz, no hay nada que me duela.

-¿Dónde estamos?
-En una playa. -Su mirada se centra en el mar, en ese agua tranquila, sin olas. Y después en el cielo, gris.-
-¿Por qué una playa?
-Es lo que has elegido. -Con mi brazo la acerco un poco más a mí, la arrastro unos centímetros por la arena en la que deja su huella y la estrecho entre mis brazos. Sé que no es Eva de verdad, pero parece que es lo único que voy a tener de ella en esta eternidad que no sé a donde me va a llevar.- ¿Por qué una playa, Hugo?

Ahora es ella quien me hace la pregunta y yo quien no sé responderla.
Ahora es ella quien quiere saber que hacemos los dos solos en esta playa.

Puede que sintiese que aquí, en algún momento, fuimos felices.
Que fuimos los dos sin miedo a nada.
Cuando vinimos de Madrid, siendo sólo amigos, eso quedó atrás en una playa como esta. Todo eso quedó atrás cuando sentados en la arena dejé de ser un cobarde y la besé. La besé para que no me dejase jamás

En una playa en Galicia, ella fue capaz de decir que sí a un plan de sus amigos, en una playa en Galicia ella jugó de cara al miedo y venció. Ganó aquella guerra aunque perdiese la batalla y la luz volvió a ella.

Sonrío al recordar ambos momentos, sonrío porque es como si pudiera verlos pasar delante de mis ojos.

-Supongo que para los dos es especial.

Claro que era especial. "Nos casamos" en una playa.
Me casaría con ella nada más abrir los ojos si pudiera volver a la vida otra vez. No perdería el tiempo, porque el tiempo se va, se escurre entre nuestros dedos y no somos conscientes de que es algo que nunca va a volver.

Que bonito es dedicar el tiempo a alguien, le estás regalando algo que nunca vas a recuperar. Le estás regalando un momento eterno y todos esos momentos yo quiero regalárselos a ella.

Ahora me arrepiento de todas las veces que no le dije que la quería. Ahora todos los besos que le di me parecen pocos.
Ahora que ya no tengo tiempo para nada de eso.
Ahora que mi reloj parece haber llegado a cero y no sé cómo volverlo a poner en marcha.

-Eva, quiero volver. Quiero aunque sea un minuto más contigo, quiero poder decirte una última vez que te quiero, que has sido la luz de mi vida aún cuando no podías ver y estabas sumida en esa oscuridad en la que yo estoy ahora. Quiero un minuto para poder casarme contigo, un minuto para que nos unamos para siempre.

Me sonríe, me sonríe triste, su mano deja una suave caricia en mi mejilla que alborota cada centímetro de mi cuerpo.
Sus ojos me lo dicen.
Sus ojos me lo gritan.
Pero necesito que lo haga con sus palabras.

-Eso no es posible Hugo. Yo no sé cómo hacer que vuelvas.
-Siempre me has ayudado. Tú...
-Era distinto. Yo solo estoy aquí porque tú quieres imaginarme.

Me levanto y camino por la arena hacia un lado y hacia el otro. La playa se estira, siendo eterna, siendo imposible salir de aquí.
Y yo necesito salir de aquí.
Necesito hacerlo, necesito verla una vez más, abrazarla.
Necesito decirle a mi madre que voy a estar bien, que no se preocupe, que siga viviendo con la alegría que lo hace ahora.
Que en algún momento me encontraré con mi padre y no estaré solo.

Quiero correr, quiero tirarme al mar, quiero llorar y lo único que hago es desplomarme de rodillas en la arena.
Cierro los ojos y siento las manos de Eva sobre mi cuerpo y el suyo envolviendo en mío.
Y siento que puedo respirar mejor.
Y siento que puedo calmarme.
Siento una lágrima caer en el dorso de mi mano pero no encuentro la cara de la que procede. Mis ojos están secos al igual que los de Eva.
El cielo sigue gris pero no hay rastro de lluvia.

Miro mis dedos y siento como si alguien los apretarse.
También una leve caricia en mi mejilla.
Me separo del cuerpo de Eva y la miro confuso.

-¿Qué pasa? -Sus ojos se clavan en los míos y a través de ese azul puedo ver una habitación. Me acerco para verlo mejor mientras sonríe.- ¿Qué ves?
-Soy yo... Estoy...
-Una máquina te mantiene vivo, aunque estás muy débil. No esperan que aguantes más de unos minutos.
-Yo...
-Mírate. -Se acerca más hacia mí y puedo observar como en un monitor se marcan leves latidos que deben ser míos. Llevo la mano a mi pecho y no me escucho latir, no me siento, no soy capaz de sentirme.-
-¿Solo unos minutos?
-El tiempo para que se despidan de ti.
-No quiero que se despidan de mí.

La miro y ella no sabe que decirme. La tengo delante pero sé que no es real.
Un hormigueo en mi estómago que se inicia en mis dedos me confirma que ella en la realidad ha llegado a mi lado, ha rozado mi dedo.
Las lágrimas se agolpan en mis ojos al sentir un beso lento en mi mejilla, al sentir el leve toque con su nariz al separarse.
Y un escalofrío me recorre al escucharla.

"-¿Se nos acabó el tiempo? Dime que no. Por favor Hugo, despierta.
-Eva..."

La súplica de en la voz de mi madre, la pérdida de esperanza me hace tirarme a la arena sin importarme que los granos se incrusten en mi piel.

"-Lucha, amor. Por favor."

Quiero hacerlo, de verdad que quiero hacerlo.

"-Lucha hijo. Te esperamos."

Quiero hacerlo mamá, ayúdame por favor. Yo solo no sé. Necesito que me enseñes. Una vez más, como cuando era pequeño.

"-Y si no puedes, sé que tu padre te cuidará."

Las lágrimas no dejan de rodar por mi cara. Ya no siento la mano de Eva contra la mía. Ese calor se ha esfumado. Ya no está.
Ella ya no está. Solo me queda su recuerdo.
Y yo no sé si sigo estando."

-Despierta Hugo, hazlo por ti, por mí, por tu madre, por tu hermano. Hazlo por tus amigos, hazlo por el mundo. No podemos perder tu sonrisa, tu vida, tus ojos. No podemos perderte. Hazlo por todos los despertares que nos quedan juntos, por los hijos que debemos tener y los nietos a los que atiborraremos a caramelos de café. Despierta amor, que yo te voy a estar esperando siempre.

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Este es el Capítulo 29.

El domingo 14 tendremos el punto final de esta novela.
Solo quedan 3 capítulos y puede pasar de todo aún.

¿Nos vemos el domingo?

Contadme cosas sobre este capítulo, lo que os parece, lo que pensáis que va a pasar.
Quiero saberlo todo 🤍

Ahora y siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora