16 de junio, 2024.

535 60 12
                                    

Capítulo 20.

16 de junio, 2024.

Bajo del avión después de más de dieciocho horas y media de vuelo. Por fin de nuevo puedo pisar el suelo, por fin dejo de estar a miles de metros sobre el suelo.

Respiro, me concentro en hacerlo, en recordar que tengo que estar aquí, que no podría seguir en las Maldivas sin afrontar los sentimientos que no me dejan estar en paz conmigo misma.

Cierro los ojos unos segundos cuando la fila de personas que caminan con prisa me pasan por la derecha.
Hace unos minutos estaba volando entre las nubes, con la cabeza dándome vueltas a mil por hora, haciéndome consciente de lo que estoy haciendo.
Advirtiéndome que puedo estar entrando en un paisaje con un suelo inestable.

Recuerdo la conversación con Ana, la última que hemos tenido antes de montarme en este avión que me ha traído de vuelta a España, al mismo sitio del que busqué huir hace ya algo más de cuatro meses.

"-Avísame cuando llegues, para saber que has aterrizado bien.
-Sí, no te preocupes que lo haré. -Se produce un silencio en el que noto que las palabras quieren seguir saliendo de la boca de la mujer pero las retiene.- Dilo.
-¿Qué?
-Lo que estás deseando decir...
-Hugo se va a poner muy contento cuando estés aquí. -Suspiro rascando mi nariz y mirando al techo del aeropuerto, pensando nuevamente si es una decisión acertada el volver a España.-
-Ana, no quiero que sepa que voy. No entra en mis planes verlo de momento.
-Pero...
-Dime que no le has dicho nada, por favor.

El silencio se hace entre las dos y mi cabeza me dice un gran "Eres tonta", tonta por pensar en volver, tonta por en cierta medida necesitar hacerlo, estar cerca de él aunque no me atreva a hablarle cuando le digan la fecha de la operación. Tonta por querer estar a su lado aunque no esté segura de poder estar a menos de mil metros de él.

-No, no le he dicho nada.
-Por favor, no lo hagas.
-¿No vas a venir a verlo?
-Por el momento no.

Y no es que no quiera, es que no me siento capaz de estar frente a él de nuevo.
No me siento capaz de mirarlo a la cara, de ver como ese collar sigue en su cuello o descubrir que ya no lo lleva.
Mi estómago da un vuelco al pensar que puede llevarlo otra persona, ese colgante que tantos días y tantas noches nos acompañó.

-Con que estés aquí es suficiente.
-Te aviso cuando llegue.

Y cuelgo la llamada, lo hago antes de que las lágrimas se apoderen de mi voz y caigan de mis ojos.
Lo hago antes de derrumbarme de nuevo.
Antes de sentir que me falta el aire, solo pensar en el rubio me provoca eso. De nuevo vamos a estar en un mismo lugar, de nuevo la distancia entre los dos no va a ser de miles de kilómetros.
Y tengo muchas duda de estar preparada para que eso pase."

Ahora y siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora