22 de agosto, 2024.

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Capítulo 30.

22 de agosto, 2024.

[12 de agosto, 2024.

"-Ha llegado la hora Hugo.

Miro a Eva, a esta Eva que solo está en mi imaginación, a esta Eva que me acompaña en la playa que cada vez me gusta menos.

El tiempo ha pasado rápido, o quizá lento, no lo tengo muy claro. Aquí pierdo la noción de todo. Aquí solo me tengo a mí.
Aquí solo estoy yo.
Y de alguna forma, ella también.

-¿De qué?

Me siento frente a ella, que se levanta para caminar hacia el mar, que hasta ahora siempre ha estado en calma y que parece que comienza a agitarse. Cada vez más, más con cada paso que Eva da hacia allí.

-¿Quieres despertar o quieres quedarte aquí?

Quiero despertar. Quiero hacerlo. Necesito hacerlo.
Necesito salir de esta playa, quiero volver a estar con mi familia, poder levantarme de esa donde mi cuerpo duerme y caminar.
Quiero sentir los rayos del sol en mi cara.
Quiero volver a sentir que puedo respirar.
Quiero volver a sentirme yo.

Me levanto y dejo mis huellas en la arena al lado de las suyas.
Un tatuaje que quedará en este lugar para siempre, algo eterno, algo de los dos.
Quizá lo último en este lugar que me paro a mirar cuando el agua roza mis tobillos.

Suspiro antes de sentir su mano contra la mía, antes de dejarme empujar por ella y sumergirme en el fondo de ese mar en el que mis ojos se cierran con fuerza. Tanta fuerza que me da miedo no poder volver a abrirlos."]

Pi...
Pi...
Pi...

Un ruido incesante, constante, rítmico se cuela por mis oídos y se queda en mi cabeza.
Todo sigue siendo negro, siento como mis párpados han pasado a pesar dos toneladas, como no soy capaz de mover ni un solo músculo de mi cuerpo.
Y respiro.
Con dificultad pero lo hago.
Y me siento vivo a pesar de no sentir mi cuerpo.
Pero lo estoy, sé que lo estoy.
Siento calor en la piel del antebrazo, por lo que imagino que puede ser de día, que quizá el sol entra por la ventana y viene a saludarme.
Que no todo es tan frío en este hospital, porque ese pitido solo puede ser el ritmo de mi corazón.
Ese que ahora vuelvo a notar latir.
Mal.
Desordenado.
Débil.
Cansado.
Pero ahí está. Latiendo.

-Buenos días amor. -Su voz, es ella. Sé que es ella, nadie más me llamaría así. Nadie más me gustaría que me llamase así. Hago el mayor esfuerzo por abrir los ojos, quiero que sepa que estoy aquí, que nuestra historia no ha acabado, que nos queda al menos un capítulo más."

Ahora y siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora