2 de febrero, 2024.

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Capítulo 9.

2 de febrero, 2024.

Me duelen los ojos, la cabeza y hasta la espalda. No he podido dormir más de media hora seguida esta noche, en mis sueños se repetía una y otra vez la misma imagen, y mi mente jugaba a imaginar lo que pasaba cuando sabían que nadie podría verlos.

Y me despertaba, con los ojos inundados en lágrimas, con el corazón golpeando sin piedad en mi pecho y la respiración entrecortada.
Ese momento fue cuando la mano de Hugo buscando mi cara me produjo más inquietud que tranquilidad.

"-Eva, ¿Qué te pasa?
-Nada.

Pero esa es la mentira más grande que he dicho alguna vez.
Me pasa de todo.
Tengo miedo por preguntar, miedo por saber la respuesta, porque sus palabras solo le den credibilidad a la pesadilla de la que tanto me ha costado despertar.

Y no me atrevo a decírselo.
Tampoco creo ser capaz de aguantar mucho más tiempo sin poder mirarlo y aparentar que todo está bien.
Porque no está bien, y odio que nos pase esto.

-Eva por favor... -Su voz sale rogando que deje de darle la espalda. Que lo enfrente, que le diga todo lo que mi cabeza no puede callar. Me giro en la cama, sentándome y viendo a pesar de la oscuridad como él también lo hace, más despacio pero adopta una postura parecida a la mía frente a mí.-
-Hoy no has ido a la clínica. Lo sé."

Lo sabía, se lo dije y quise ver en sus ojos una explicación que me calmase.
Solo vi como sus labios se separaban, como su boca se abría sin dejar salir ninguna palabra, como sus ojos parecían sorprenderse y no dar crédito a lo que acababa de escuchar.
Sus brazos se tensaron, su espalda se puso recta y su postura cambió.
Hugo cambió.
Y a mí me hizo cambiar mis ilusiones por decepción.

Seco una lágrima rebelde que quiere salir al recordar lo de anoche, al recordar sus palabras y sus silencios.

"-Te vi entrar en un bloque de pisos con Lidia, Hugo. No quería pero te vi y yo...

No puedo seguir hablando sin que mi voz se rompa, necesito que sea él quien ahora me desmienta todo, quien me dé una explicación, me abrace, me bese y me esconda en él para poder dormir.
Necesito algo de él que me diga que me equivoco, que todo son imaginaciones mías, que no podría besar a otra chica mientras yo lo espero todos los días en casa o en la sala de espera de la clínica.

Sin embargo a mi silencio se le suma el suyo, se suma su ausencia de voz y decido apartar la mirada de él, para no dañarme más, para no seguir sintiendo como se abren heridas dentro de mí.

-No tendrías que haber visto nada. -Niego con la cabeza, mirándolo, sin creer que no sea capaz de negar nada, de decir un lo siento, de tener un ápice de comprensión por el dolor que sus palabras provocan en mí.-
-¿Eso es todo lo que vas a decir?
-¿Qué quieres que te diga? -Mis puños impactan sobre el colchón, sintiendo rabia, cambiando todo el amor que siento por Hugo, sintiendo como está a punto de convertirse en odio, desprecio y decepción.-
-No lo sé, quizá la razón que te ha llevado a engañarme. -Sus manos acarician su cara con desesperación, está claro que no esperaba dar estas explicaciones.-
-No quería que te enterases, yo...
-Eso me queda claro. -Busca que sus ojos capturen los míos pero quizá es tarde, sus dedos rozan el dorso de mi mano y la aparto rápidamente.-
-Era una sorpresa. -Una risa sarcástica sale de mi garganta acompañada por unas lágrimas rebeldes que cae de mis ojos.-
-¿Acostarte con Lidia era una sorpresa?
-¿Qué? -Su cuerpo se inclina hacia delante para acomodarse mejor sobre el colchón.- Yo no me he acostado con nadie.
-¿Y por qué estabas en ese bloque de pisos?"

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