Capítulo 32: Amar a alguien y no saber cómo ayudarlo

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Los últimos días han sido sumamente extraños, no comprendo que es lo que está sucediendo a mi alrededor, al parecer casi todo se ha tornado más pesado, denso y frustrante, realmente frustrante

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Los últimos días han sido sumamente extraños, no comprendo que es lo que está sucediendo a mi alrededor, al parecer casi todo se ha tornado más pesado, denso y frustrante, realmente frustrante.
Aunque hoy era el último día antes de salir de vacaciones por las próximas festividades del mes, apenas y podía sentir la emoción característica de la fecha, el ambiente es tan denso que en muchas ocasiones se vuelve insoportable, al menos para mí.

Quizás me ha afectado un montón el hecho de que Benjamín ha estado muy apartado de mí, de todos, lo silencioso que ha permanecido durante los últimos días y poco entusiasmado, son acciones que han llegado a preocuparme un montón y a hacerme sentir realmente insuficiente, además de inútil, porque no puedo ser lo suficientemente bueno como para ayudarlo. Esto consume gran parte de mi energía, hasta el punto de que me siento imposibilitado, no puedo dormir bien, ni disfrutar nada las cosas, lo único que anhelo cada día es esconderme en algún lugar o dormir hasta que todo lo malo pase.

Mi única compañía en la mesa de la abarrotada cafetería era Ágatha,  ella se encontraba comiendo unos snacks mientras leía un libro, en completo silencio. Frente a mí había una lata que contenía una bebida energética, capaz de mantenerme despierto durante toda la jornada de clases, no puedo ingerir comida porque repentinamente me llegan náuseas, las cuales son incontrolables y además me siento demasiado lleno.

— ¿Qué le sucede a Benjamín? —esa pregunta no dejaba de rondar en mi cabeza, hasta que finalmente pude exponerla.

Ágatha repentinamente dejó de masticar lo que tenía en su boca y lo tragó con rapidez, ella levantó la mirada del libro, enfocándose en mí.

—Supongo que no ha hablado contigo tampoco, ¿Verdad? —inquirió con un tono de curiosidad.

Me encogí de hombros y suspiré con pesadez, mientras restregaba mis pesados ojos.

—Apenas y hemos cruzado un par de palabras durante los últimos días —le conté con sinceridad —. Es muy extraño...nosotros hablamos un montón cuando estamos juntos, siempre logramos encontrar tema de conversación, pero ahora no pasamos de un saludo, nuestra comunicación se ha tornado nula e insuficiente.

Tras mis palabras, los dos permanecimos en completo silencio. Los ojos de la chica que tenía a mi lado me observaban apenados, como si tuviera la necesidad de decir algo para consolarme pero sin la capacidad de hacerlo.

— ¿Sabes? —volví a hablar, llamando aún más su atención —. Me siento, no sé...como si hubiera sido apartado.

Ella asintió lentamente mientras suspiraba.

—No me lo imagino, pero se ha de sentir terrible el hecho de que tu novio te deje de hablar —musitó, mientras apartaba su mirada de mí.

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