Capítulo 27: ¿Qué han hecho?

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Un día más qué pasa, un día menos para que se cumpla el plazo final de seguir llevando esta carga que he tenido durante toda mi vida

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Un día más qué pasa, un día menos para que se cumpla el plazo final de seguir llevando esta carga que he tenido durante toda mi vida.

Por más ilógico que pueda llegar a sonar, últimamente no soy capaz de disfrutar mis días libres en completa soledad, así como hacía antes. Me siento completamente extraño y es inexplicable, una sensación que me hace experimentar incomodidad máxima, junto a un enorme sentimiento de presión, recorre todo mi cuerpo, como si aquello me estuviese indicando hacer algo, pero aún no logro descifrar qué es. Debido a eso, es que mi mente empezó con su incansable proceso de imaginar, pensar o recordar cosas que logran afectarme de manera directa, cosas como lo inservible que parezco en los ojos de mis padres a pesar de mi esfuerzo, la presión social indirecta que siento sobre mí, gracias a mi cuestionada orientación sexual e incluso, Benjamín, suelo creer que él aceptó mis sentimientos por sus decisiones compulsivas o porque temía a la soledad, al menos esto último pude notarlo en él desde el día en que nos hicimos amigos.

Pensar en eso, me hace sentir completamente miserable, porque mis sentimientos hacia él son fuertes, aún no entiendo el por qué, pero lo siento de esa manera. A pesar de que al inicio no quise aceptarlo, ahora es parte de mi vida.

Las ganas de llorar me invadieron repentinamente, mi cabeza empezó a doler e inconscientemente empecé a morder mis labios con fuerza, en un gesto ansioso. Ni siquiera porque me encontraba solo en mi habitación, podía sentirme tranquilo o a salvo, ya nada me funciona, ni escuchar música, leer o hacer algo que me gusta, mis pensamientos se han hecho más directos, dolorosos e hipotéticos, hasta el punto en el que son incontrolables.

Dormir se me dificulta aún más que antes, ya ni mis pastillas hacen efecto con la última dosis recetada, sin embargo, no me quiero exponer a ninguna clase de riesgo si es que consumo más de lo pre escrito por mi doctor, por eso, lo dejo pasar y no digo nada al respecto.

Me quité los auriculares que me había puesto hace un par de horas y dejé mi celular a un lado, segundos después, me levanté lentamente de la cama, mientras llevaba una mano hacia mi cabello, para peinar este. Con lentitud me dirigí hacia la puerta y salí de mi habitación sin mirar atrás, logré que mi recorrido por las escaleras hacia la planta baja fuera más rápido de lo normal, hasta que llegué a mi destino y murmullos provenientes de la cocina, se hicieron perceptibles.

Sabía que eran mis padres, extrañamente ellos no habían realizado ningún tipo de plan para el fin de semana, así que decidieron quedarse en casa. Con cada paso que daba, podía escuchar sus voces aún con más claridad, de esa manera fue que me di cuenta que se encontraban discutiendo.

Decidí que era una buena opción no entrar a la cocina, por lo tanto, me quedé escuchando desde afuera.

— ¿Acaso me estás diciendo lo que debo hacer con mi propia empresa? —la voz de papá resonaba en el lugar, su tono era elevado y denotaba molestia.

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