Paraíso Oscuro

Capítulo 25: Mi lugar seguro en todo el mundo

De alguna manera, los días empezaron a transcurrir con más rapidez de lo que me había acostumbrado, lo que me resultaba molesto porque sentía que el tiempo no me alcanzaba para casi nada, literalmente, sin embargo, las cosas a mi alrededor estaban yendo bien, tanto así que, la idea de que estaba viviendo en un sueño o que todo era irreal, aparecía en mi cabeza con constancia. Cada vez que me encuentro feliz o la paso bien, es porque algo malo me va a pasar en el futuro, ninguno de mis momentos de felicidad terminan con un buen final, siempre he sabido eso, por eso es que no lo disfruto como debería.

Me resulta muy difícil lograr acostumbrarme a la paz y tranquilidad con la que vivo ahora, desde que estoy con Benjamín, las cosas en mi vida han dado un giro de ciento ochenta grados, me siento mucho más relajado de lo normal y eso es algo que únicamente él logra impartirme.

Para mí los días domingos suelen ser aburridos, ya que los paso en soledad, aunque se supone que es un día familiar, mis padres no pasan en casa. Incluso las cosas que me gustan o a las que considero agradables, se vuelven tediosas para mí, lo que evita que las siga haciendo y me obliga a adentrarme en mi círculo vicioso de aburrimiento.

El silencio establecido por toda mi casa, me resulta incómodo e insoportable, mis padres no pasan en casa porque escogen los fines de semana para sus reuniones de trabajo, así que deben viajar...Lo normal, supongo.
Aunque casi siempre la paso solo, pero ahora el sentimiento es diferente, no sé cuándo, pero desde hace tiempo atrás dejé de experimentar aquel vacío en mi interior que no me permitía respirar o vivir con tranquilidad, porque ahora sé que existe alguien a quien le importo por completo. Tener a Benjamín a mi lado en un momento como este, es quizás una de las cosas más hermosas que me ha pasado en mucho tiempo, finalmente encontré a alguien que me escucha sin juzgarme, que me comprende y trata de estar a mi lado sin importar qué, además, él es alguien que me permite expresarme, decir las cosas tal cual las pienso sin tener miedo o sentirme culpable por eso. Siempre he vivido reprimido, me he visto obligado a aceptar lo que otros eligen para mí, porque no me creen capaz de escoger algo bueno o porque saben que pueden utilizarme o manipularme de cualquier manera para el beneficio propio, pero con él nunca me he sentido de esa manera.

Entre ambos se ha vuelto un hábito, el reunirnos los domingos, ya sea para ir al parque de patinaje en compañía del otro, comer algo o simplemente caminar sin rumbo establecido por toda la ciudad, concentrándonos únicamente en nuestras conversaciones.

Mi teléfono sonó y con rapidez revisé para ver de qué se trataba, era un mensaje de Benjamín, que logró alegrarme como solo él lo sabe hacer. La noche anterior él me mencionó el plan que tenía para hoy, dijo que iríamos a un lugar que le gusta mucho, así que no emití ningún tipo de objeción, no pude hacerlo después de verlo tan emocionado y con sus ojos brillantes.

—Hola, Cielo, ¿Dormiste bien? —desde que le conté mis problemas para conciliar el sueño, me pregunta esto, quizás es para verificar si me encuentro de buenas.

Cerré la puerta de mi casa a mi espalda y di un par de pasos hacia adelante para poder acercarme a él, puse una mano sobre su cabello, removiendo este en un gesto cariñoso al que nos habíamos acostumbrado.

—Dormí una hora más que ayer —respondí con una sonrisa después de unos cuantos segundos —. Eso es un logro.

Él elevó una de sus cejas con una expresión que generaba desconfianza y negó lentamente.

—Pero solo dormiste cuatro horas, Haneulie —afirmó, mientras posaba sus ojos sobre mí —. ¿Estás tomando la medicación correctamente?