~N.° 17

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28 de agosto de 2021, Aeropuerto Adolfo Suarez Madrid Barajas.

No había vuelta atrás, días antes Leire había cambiado el vuelo de vuelta a Barcelona por uno que la llevara a Castellón. Una vez allí alquilaría un coche para llegar hasta Villareal. Por su cabeza no paraba de pasar la idea de que lo que estaba haciendo era una locura, pero su corazón le estaba dictando lo que debía hacer.

El vuelo no era muy largo, pero la catalana tenía la sensación de que el avión no avanzaba. Como que la aeronave estaba suspendida en el aire en un punto concreto, el cual no eran capaces de avanzar. Intentó dormir, pero fue imposible. ¿Leer? no era capaz de prestar atención a más de dos frases seguidas. Quería aterrizar cuanto antes.

Un rato después las ruedas del avión tocaron la pista. Salió de allí y fue en busca de su maleta. Cuando ya la tuvo bajo su poder, se acercó al puesto de alquiler de coches con los que había hablado antes de embarcar en Madrid. Le dieron las llaves y fue a buscar el automóvil.

—Gracias por llamarme. Un minuto más sola con mis pensamientos y me doy media vuelta para ir a Barcelona— dijo Leire al ver que su hermano le había llamado.

Llegas a hacer eso y créeme que te llevo de la oreja hasta la casa de Pau— respondió Noah.

—¿Y si no quiere verme?

Confirmo, eres tonta. He pasado mucho tiempo junto con Pau, estoy demasiado convencido de que no le va a importar que estés allí y, me apuesto lo que quieras, a que le va a hacer muchísima ilusión verte.

—¿Te tengo que creer?

Como hermano tuyo mayor que soy, deberías. Pero como te conozco, sé que si eso mismo que te acabo de decir te lo dicen Noah o Arizona las crees sin dudar.

Es obvio que nos haga más caso a nosotras, le caemos bien, nene— rio Noah al otro lado de la línea— ¡Auch! Es verdad.

—Bueno chicos, os dejo que tengo media hora por delante en coche. Luego os cuento que tal.

Ten cuidado y tú tranquila. Los nervios no son buenos cuando se tiene que conducir.

Después de ese consejo de madre que le había dado su amiga canaria, colgó y arrancó el coche para poner rumbo a la casa del jugador del Villareal.

[...]

Su coche estaba en la puerta de su casa, por lo que, él se encontraba dentro de esta. Leire sin salir del coche tomó aire un par de veces hasta calmarse. Le echó valor y salió de él. Lo cerró y se plantó justo en frente de la puerta principal. Volvió a inspirar profundo y pulsó el botón del telefonillo.

—Voy— dijo una voz masculina desde el interior. Esa voz era inconfundible, era Pau.—Leire.

—Ho-hola, Pau— saludó nerviosa la catalana.

—No te esperaba aquí.

—Ha-ha sido una tontería venir, mejor me marcho, será lo mejor sí— dijo dándose la vuelta, pero no consiguió marcharse ya que Pau le había agarrado del brazo.

—Ya que estás aquí, pasa. Pensaba que estabas en Madrid.

—Y estaba, pero mi semana allí terminó.

Una vez dentro de la casa la chica siguió al dueño de esta hasta llegar al salón donde se sentaron ambos en el sofá manteniendo algo de distancia. Durante unos segundos ninguno de los dos dijo nada, formándose así un silencio algo tenso.

||Lights Down Low-Éric García||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora