27. ¿Cómo?

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Apreté sus hombros relajando mi cadera para seguir con el roce, se sentía bien, ambos estábamos temblando mucho, yo por los nervios de ser la primera vez de hacer algo como esto y sospechaba que el también, me recostó en la cama siguiendo con el va y ven de caderas, lo abracé jadeando hasta sentir un poco más de fuerza en el movimiento y me vine estando en bóxers, el paró unos segundos después y me miró apenado, acaricie su mejilla tímidamente y el besó mi frente.

- Lo siento, no pude detenerme - susurró.
- Está bien, me gustó - hablé desviando la vista - aunque estaba algo nervioso.
- Nunca había hecho algo así - confesó abrazándome, sus manos temblaban un poco aún, acaricie su espalda calmandonos ambos hasta estar tranquilos, ambos tuvimos que limpiarnos, el lo hizo en la habitación y yo en el baño - la cena está lista - tocó la puerta y di un pequeño brinco.
- Si, ya voy - hablé apresurado limpiando todo muy bien.

Al salir la cena estaba servida en la mesa de la sala frente al televisor donde pasaba videos de partidos, me senté a su lado algo nervioso pero con el tiempo nos relajamos terminando de comer y abrazándonos tomados de la mano viendo la pantalla.

Cuando llegó la hora de dormir el me abrazó por la espalda y yo acaricie su mano, pero me quedé dormido de inmediato, al despertar olía muy bien, el aire estaba algo fresco y olía a tierra húmeda, señal de que iba a llover, me senté en la cama algo adormilado y escuché su risa en la puerta, lo mire acercarse acariciando mi mejilla, se subió un poco a la cama para abrir las cortinas y que entrara la luz, tenue porque estaba nublado, pero muy agradable, más cuando recibí un beso en la frente y un abrazo.

- Buenos días - se separó un poco.
- Buenos días - me colgué de su cuello, el sujetó mis piernas para cargarme hasta el baño donde después de lavarme desperté por completo.
- ¿Quieres desayunar? - asentí volviendo a colgarme de el - comes mucho y no te mueves demasiado, vas a subir de peso - me cargó de frente hasta la cocina, no me importó mucho y me comí todo yendonos a arreglar para las clases, alisté una maleta con ropa para entrenar y salimos, el ambiente era genial, adoraba los climas así.

De nuevo me dejó frente a la puerta de mi clase, el ambiente seguía algo tenso con compañeros pero pude superarlo con ayuda de mis amigos, de hecho la mayoría dejó de murmurar, supongo que el ser gay no es una noticia como para entretener una semana a todos, si, ya había pasado una semana y era un alivio no verla por ningún lado, aunque sus amigas se encargaban de mostrarme su desprecio, Kageyama decía que todo era igual para el, porque nunca habló mucho con su clase, pero tampoco lo miraban mal y decía que no sabía porque lo miraban temblando en lugar de juzgandolo, aunque con su rostro de recién despertado cualquier tiene miedo y no se atreve a decir nada.

Poco a poco todo se aligeró, pero no pensé nunca en qué dos hombres pudieran hacerlo, ni siquiera sé si es posible, tendría que estudiar el tema, me sonrojé con la idea de volver a hacer algo como anoche, no es que no me gustara, pero no estaba seguro de qué hacer, al final de las clases estaba por ir al club pero me escondí en un baño a buscar en internet sobre el tema, me sonrojé de golpe tras leer bastantes cosas, lo guardé en mi bolsillo y corrí a la sala del club, cuando llegué todos ya se habían ido lo cual agradecí, me cambié rápidamente saliendo del cuarto y me fui al gimnasio.

- ¿Qué estabas haciendo? - se acercó Kageyama y me sonrojé de golpe a lo que me miró sorprendido y confundido.
- Nada, se me hizo tarde por recoger la basura - inventé.
- Tu castigo terminó la semana pasada - levantó una ceja cruzándose de brazos, recién me di cuenta que traíamos la misma playera de ayer y sus brazos me hicieron sonrojarme aún más.
- Hablaba la de mi clase, hoy me tocaba limpieza - desvié la vista.
- Apresurense a calentar - dijo Daichi y tratamos para llegar con los demás, por suerte el entrenamiento me ayudó a calmarme e incluso a pensar con calma sobre el tema, me daba miedo, pero no es como si no pudiera intentarlo, aún así no creo que lleguemos a eso tan rápido, o eso pienso.

Veinte minutos (Kagehina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora