21. Pijamada

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- ¿Kageyama? ¿Estás bien? - lo miró confundido.
- Si, vamos somos los últimos en bajar - ató su chamarra a la cintura levantándose.

Ambos bajaron y como era de noche al llegar cada quien debía ir a su casa, Kageyama espero a que llegaran por Hinata, pero después de una hora solo recibió una llamada de la madre de Hinata.

- ¿Mamá?... Ah claro... ¿estás bien?... si, iré temprano... descansa - colgó algo angustiado.
- ¿Qué pasa? - se inclinó un poco Kageyama.
- ¿Puedo quedarme contigo esta noche? - preguntó apenado - mamá tuvo problemas al encender el auto - explicó.
- Claro, no te preocupes por el momento, vayamos a descansar - le dijo acariciando su cabello.
- Lo siento, en serio fue un imprevisto - rascó la punta de su nariz.
- Está bien, vamos - tomó su mano haciendo que ambos se sonrojaran y caminarán en silencio.
- ¿Deberíamos cenar algo? - preguntó queriendo sacar algún tema de conversación.
- Ya es algo tarde, pero no hemos comido adecuadamente hoy - lo miró unos segundos hasta que el pelirrojo lo miró también, ambos apretaron el agarre en sus manos tímidamente - comamos algo ligero y vayamos a dormir cuanto antes.

No dijeron más de camino a casa, solo escuchaban los ligeros sonidos de la noche y sus pasos, al llegar la casa estaba a oscuras, al encender la luz de la sala, miró un pequeño departamento, sencillo pero con lo básico, una estancia con un par de sillones, una mesa al centro y una pantalla en la pared, a la derecha la cocina con el espacio necesario para una persona y una barra en lugar de una mesa, y a la izquierda lo que parecía su habitación tras una puerta.

- Puedes tomar un baño si quieres primero - tomó su maleta guiándolo a su habitación, realmente sencilla pero ordenada, una cama, escritorio y posters o balones de voleibol por ahí, había un baño pequeño dentro de la habitación así que entró tras tomar una pijama de su maleta - estaré preparando la cena, puedes tomar una toalla del estante.
- Claro, gracias - dijo entrando al baño.

Uno en el baño y otro en la cocina, de los nervios estaban demasiado distraídos, apresurado el pelirrojo salió procurando secar el piso y dejar todo muy limpio, una vez afuera salió con su toalla en los hombros para verlo servir la comida en la barra, se acercó tímidamente y se sentó en un banco, mientras el pelinegros dejaba remojando los platos, una vez ambos sentados agradecieron por la comida e iniciaron a comer.

- Realmente sabes cocinar - dijo con la boca casi llena.
- Come despacio - limpió un poco de sobras en sus mejillas.
- Gracias - pasó la comida y sonrió - deberías preparar un bento para que lo compartas conmigo.
- Me gusta el pan que venden en la cafetería - dijo tranquilamente comiendo.
- Es cierto, es delicioso, pero sería bueno que me cocinarlas de vez en cuando - dijo volviendo a comer.
- No soy tu criada - golpeó levemente su frente con sus dedos regañándolo, pero sonrió al ver qué el solo siguió comiendo.

Tras terminar Hinata se ofreció a lavar los trastes mientras el tomaba una ducha, al salir lo miró sentado en el piso rencargándose en la cama, los ojos del pelirrojo se abrieron mucho y desvió la mirada sonrojado concentrándose de nuevo en su celular, aunque tenía la imagen de su torso desnudo y la toalla en su cintura en su mente.

- ¿Con quién estás hablando? - se sentó a su lado terminando de ponerse una playera.
- Kenma me preguntó si llegamos bien, Akaashi y Lev también - dijo escribiendo algunos mensajes hasta que sintió que rodeó sus hombros inclinandose a ver la pantalla, giró a verlo pero sus rostros terminaron muy cerca, ninguno se movió, no hasta que Hinata bajó la vista y topó con sus labios, apenas ayer había sido su primer beso y se sintió bien, era su primer beso, aún recordaba la sensación, tímidamente apretó sus labios hasta que Kageyama pasó su pulgar sobre ellos haciendo que deje de presionarlos y se inclinó besándolo, no era un beso experto, pero la sensación de los roces constantes y la suavidad lo hacían sentir mil cosas nuevas - ¿por qué estamos en el suelo?, vayamos a la cama - susurró separándose un poco y volvió a besarlo.

Se sorprendió cuando se pusieron de pie pues estaban muy cerca y atinó a subirse tímidamente a gatas recostandose correctamente, Kageyama apagó las luces y se recostó a su lado, no era la primera vez que dormían juntos, pero por alguna razón el futón era distinto a la cama, se sentía un poco más privado, sin mencionar que ya estaban solos, giró varias veces nervioso hasta que Kageyama lo detuvo acostándose de lado rodeando su cintura.

- La cama es pequeña, vas a tirarme si sigues moviéndote de esa forma - empujó un poco su cuerpo contra la pared.
- Lo siento - se aferró a su pecho.
- ¿Estás bien? - acaricio su cabello con la mano del brazo bajo su cabeza.
- Si, ¿y tú? - lo miró en la oscuridad iluminado tenuemente por la luz que entraba por la ventana.
- Estoy bien - besó su frente acomodándose para dormir.

Ocultó su rostro apenado y cerró sus ojos para dormir, tras unos minutos logró quedar profundamente dormido en la comodidad de sus brazos, pero fue el colocador quien cubrió sus ojos con una mano apenado, de nuevo volvía a tener una erección, no había pasado antes, ¿es porque ahora tiene la posibilidad de hacer algo más?, tardó bastante en lograr el sueño, pero al final durmieron cómodamente.

Veinte minutos (Kagehina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora