16. Pensamientos

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Kageyama era alguien capaz de hacer un desastre en mi cabeza a la vez que calentaba mi corazón, una contradicción bastante común para mi, porque eso causaba cada vez que silenciosamente en los descansos posaba sus manos en mi cintura disimuladamente, lo había hecho antes pero se detenía ahí, ahora deslizaba sus brazos cruzándolos por mi cintura apretando su pecho a mi espalda, la mayoría del tiempo no sabía qué hacer así que no me movía o descansaba mis brazos en los suyos, de cierta forma me sentía más cálido que con otros y eso me agradaba.

- Alto ahí gran rey - se puso en medio Kei al ver que este trataba de arruinar la relajante y, aunque no admitiría, linda escena - tengo algo que hablar contigo.
- Hola lentes-kun - sonrió - ahora estoy ocupado.
- ¿Arruinando la relación de tu ex compañero? Si que eres egoísta - sonrió.
- No soy egoísta - puso sus manos en su cintura - sólo estoy previniendo.
- ¿Qué cosa? - se inclinó un poco haciendolo retroceder.
- Obviamente que Tobio no vaya por ese lado - se intimidó un poco.
- Bueno... inténtalo - se fue y cuando el rey vió la pareja ya estaba rodeada por su equipo, maldito megane, fue lo único que pensó, el no sabía lo que es que te guste un chico, duele demasiado y no quería eso para su menor.

Lo noté desde el principio, que el gran rey no me quería cerca, no conozco sus razones pero me alegra que mi equipo nos cuide, note obviamente que venía a interrumpirnos, lo había estado haciendo todo el día, quizá le gustara Kageyama o no aceptará la homosexualidad, aún así no había de que preocuparse... a Kageyama le gustaba una chica, yo soy sólo un amigo enamorado que es usado para alegrarlo un poco en lo que conquista a la afortunada.

Suspiré algo decaído por eso, quería tenerlo para mi, que me amara a mi tanto como esa maldita chica que lo hizo incluso cambiar de personalidad y provocar que estudie sólo para complacerla, tal vez debería de hablar sobre eso con Kageyama, sin duda el se lo diría y sería más cómodo para el colocador, pero no quería escucharlo o verlo hablar de la persona que le gusta, porque dolía que lo quisiera tanto y tan solo poder verlo.

Era una confusión que podía llevar toda la vida, por dos razones, ambos se querían tanto que no se dejarían nunca, pero también... eran tan desconfiados al pensar que el otro no lo aceptaría. Eso era obvio para Kenma, Tsukishima y Akaashi, tal vez deberían darles otro empujoncito, pero no podían hacerlo como si nada, debían considerar muchas cosas.

Por otro lado, lo que nadie esperaba era que el setter ya notaba muchas cosas que lo hacían feliz, agradecía demasiado haber estudiado tanto para poder entenderlo, lo cual no resultó difícil pues era muy expresivo, tenía más seguridad de estar con el, pero eso no quitaba sus nervios, debía seguir esforzándose.

Veinte minutos (Kagehina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora