18. Lagrimas

20.1K 2.3K 259
                                    

Desperté algo cansado por pensar demasiado anoche, se notaba y lo sabía, pero estaba agotado como para fingir no estarlo. Kageyama me miraba demasiado, lo iba a preocupar si seguía así ¿qué hago?.

¿Llegué al límite? Aún quiero seguir a su lado, ¿por qué mi cuerpo no me apoya?, golpeé mi frente varias veces tratando de encontrar la respuesta, pero sólo me dio un dolor más grande de cabeza, algo cansado apoyé mi mano en la pared tratando de calmarme, debía seguir por el... porque verlo feliz debe de ser mi prioridad, aún si no es conmigo quiero que sea feliz así que...

- Hinata - me llamó a lo bajó posando sus manos en mi cintura - ¿estas bien?.
- Siento algo molesto sonar en mi cabeza - suspiré mintiendo, no del todo, porque mi estúpida voz interna no dejaba de confundirme.
- ¿Ah si? - me abrazó recargando su mentón en mi hombro mirándome.
- Estoy bie... mierda - tallé mis ojos para que las lágrimas no salieran - iré al baño, dame un segundo - intenté apartarme pero no me soltó.
- ¿Por qué te estas dañando a ti mismo? - preguntó preocupado en voz baja, abrí mis ojos con sorpresa y dejé mis brazos caer.
- ¿De dónde sacas esa idea? - sonreí queriendome burlar mirándolo, pero me miró con tristeza y preocupación en su mirada, talló mi mejilla limpiando mis lágrimas y me abrazó contra su pecho.
- Nunca has sido bueno mintiendome - susurró con su voz algo quebrada.

En silencio lloré, mucho tiempo, porque sentía que con el podía hacerlo.

- ¿Soy yo? ¿Te lastimo? - se apartó agachandose un poco para que nuestros rostros estuvieran a la misma altura - ¿Te he lastimado tanto como para que con un abrazo te rompas de esta forma? - escuché su voz temblar de nuevo.
- ¿Estas bien? - acaricié su mejilla, el cerró los ojos frotando su rostro contra mi mano haciéndome sonreír levemente.
- Quiero que tu estés bien - tomó mi mano abrazándome de nuevo.
- Estaré bien, lo prometo - lo abracé algo más ligero, podía aguantar un poco más a su lado, aunque doliera y supiera que no había futuro para nosotros, lo amo.

Veinte minutos (Kagehina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora