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Todos se habían ido pero los reporteros estaban en la puerta tras escuchar el "fenómeno" de dos hombres saliendo, dos hombres que eran deportistas profesionales, que representaban al país, eso era sumamente criticado, pero estaba bien, solo quería estar a su lado de ahora en adelante, el había renovado contrato y yo también, así que no podían hacer mucho, Bokuto me miraba pidiendo una explicación, aunque era gracioso que lo hiciera en toalla.

- Quiero saber que fue eso - se cruzó de brazos.
- Y desde el inicio para que yo entienda - alegó Atsumu y Sakusa suspiró jalandolo un poco para que no se metiera.
- En realidad, cuando salimos de preparatoria nunca ocultamos nuestra relación, por lo que era difícil para él conseguir firmar un contrato, no querían que un nuevo deportista fuera el centro del chisme, así que decidí tomar la oferta de ir a Brasil, fingimos la ruptura frente a todos para que sea creíble y ocultamos todo hasta tener un puesto más firme en el deporte, cuando renovó contrato volví y firme el mío, ambos somos reconocidos ahora y es menos probable que nos excluyan, pero no queremos vivir ocultandolo y por eso esperamos a este partido para anunciarlo públicamente - explique lo más rápido posible.
- ¿Y por qué nos lo ocultaron también? - dijo indignado.
- Esto es una novela - dijo emocionado Atsumu y Sakusa cubrió su boca para mantenerlo callado.
- Porque no queríamos preocuparlos por ocultar otra relación aparte de la suya - rasqué la punta de mi nariz - lo siento, tengo prisa - salí tomando mi maleta y lo vi esperándome tranquilo, lo abracé sonriendo y tomó mi mano para irnos de ahí.

Su departamento era pequeño pero lindo y limpio, siempre fue así, me sentó en la barra de la cocina para verlo cocinar, juraría que era el momento más feliz de mi vida, extrañaba este ambiente.

Fue una cena callada, en la que sentía mi corazón palpitar fuertemente, nada más acabar jaló de mi a la habitación.

[[Poner musiquita aquí por favor]]

Nos miramos unos segundos y nerviosos, como si fuera nuestra primera vez, se acercó dudoso rozando mis labios, apretó sus manos en mi cintura y yo enredé mis dedos en su cabello.

- Te amo - me miró a los ojos.
- Te amo - sonreí atrayendolo un poco a mi y por fin lo besé.

Amaba la sensación de sus besos no podía dejar de sentir cosquillas por mi pecho, él me abrazó pasando sus brazos por debajo de mi cuerpo y me levantó sentándome en sus piernas, levantó con una mano mi playera sin dejar de besarnos.

Las caricias eran tan suaves que sentía que quería llorar, apreté su playera sintiendo nuestros cuerpos presionar entre si, no sabría decir cuánto tiempo estuvimos así, sin palabras solo los jadeos entre besos y el chasquido de estos por la habitación, cuando quitó mi playera besando mi pecho y aruñando levemente mi piel a los costados y por mi vientre lo abracé suspirando, la sensibilidad causada por no tocarnos en años era demasiada para mí.

Quité su playera también y al sentir nuestras pieles chocar directamente gemí a lo bajo por la calidez entre ellas, me recostó en la cama con cuidado nuevamente y bajó mi pantalón, desabroché el suyo aliviandolo un poco y el tiró un poco las cosas en la mesa de noche a un lado buscando una botella nueva haciéndome reír, el rió en un jadeo, sabía que era lubricante así que separé mis piernas después de quitarme el boxer, el empezó a besar mi cuello agitando su respiración y la mia al sentir sus dedos y el líquido en mi trasero, aruñe un poco su espalda al sentir que los metió jugando dentro.

- Quiero meterlo - susurró sonrojado jadeando, lucía tan desesperado como la primera vez - por favor - me miró suplicando.
- Aún es pronto - sujeté sus mejillas y el frunció el entrecejo asintiendo, siguió besando mis hombros mientras seguía preparándome.

Tras unos minutos acaricie su miembro sobre el boxer y el sacó sus pantalones y se posicionó levantando mis caderas, lo miré a los ojos sintiendolos llorosos por el dolor cuando entró por fin, el abrió la boca ligeramente, apretó mis muslos y se enderezó tomando aire, empezó a moverse lento al inicio, pero su paciencia se fue a la borda en algún momento en el que empezó a hacerlo duro, no podía tapar mis gemidos y el sus jadeos, terminó corriendose dentro pero en cosa de segundos empezó a moverse de nuevo inclinándose sobre mi para besarme, lo abracé gimiendo y el rodeó mi cintura empujando más profundo.

- Sigue así - jadee en su oreja y aclaró su garganta siguiendo con el movimiento, me aferre fuertemente a el sintiendo mi cuerpo contraerse con esos espasmos por todo mi cuerpo, especialmente concentrados en mi trasero y vientre, su semen volvió a salir y lo miré jadeando, acaricie su rostro notando los cambios en el, besé su mejilla bajo su mirada mientras calmaba su respiración, también besé su frente, cada uno de sus párpados a lo que permaneció con los ojos cerrados, besé la punta de su nariz, su otra mejilla y su barbilla, rozando con mis labios desde abajo hacia arriba los suyos hasta besarnos, me levantó sentándome sobre el y empecé a mover mi pelvis, una y otra vez, sintiéndolo perfectamente, justo entre mis brazos, donde permanecía abrazándome, no paramos en toda la noche, pero por fin, podíamos estar juntos como antes, estábamos descansando recostados, el boca arriba y yo sobre su pecho con respiración tranquila ambos, cerré mis ojos un poco al darme directamente un rayo de luz que se coló por la ventana.

El sonrió cubriéndome con su mano, sonreí igual y me levanté colocando mis antebrazos a cada lado de su rostro, acaricio mi cintura, subiendo su mano por mi abdomen, pecho y  cuello hasta mi mejilla y lo besé.

- Te amo Tobio - uní nuestras frentes tranquilo.

El se movió un poco y rodeó mi cintura colocandome debajo de él, me besó sujetando mis mejillas con sus manos, y deslizó una de sus manos por mi cuello, hombro y todo mi brazo suavemente, entrelazó nuestros dedos besándome lentamente hasta sentir algo frío entre nuestras manos, me separé y giré mi rostro pero solo eran nuestras manos entrelazadas, el rió levemente y separó nuestras manos dejando ver un anillo dorado, abrí mis ojos sorprendido y deslizó ese anillo por mi dedo besando mi dorso al final.

- ¿Serías mi pareja en la salud y en la enfermedad - acaricio mi mano - en la riqueza y la pobreza - subió su otra mano hasta mi frente - en las buenas y las malas - apretó el agarre de nuestras manos - hasta que la muerte nos separe? - me miró y no pude contener las lágrimas, sentía mis mejillas arder y mis ojos totalmente líquidos.
- Acepto - susurré - acepto - lo besé y me abrazó sentándome sobre él, miré la caja de terciopelo entre las sábanas que se veían ámbar por la luz del sol, tomé el otro par y se lo puse, el besó mi cabeza y me recosté en su pecho, por fin juntos... y para siempre.

FIN

Veinte minutos (Kagehina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora