8. Campamento

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Por fin era tiempo de ir al campamento, realmente llevaba días esperándolo, porque ya no encontraba en que otra cosa pensar que no fuera como evitar a Kageyama, no me refería a darle la espalda, porque prometí ayudarlo a pesar de todo, sin embargo mis sentimientos podrían delatarme en cualquier momento, por lo que no podía dejarme llevar.

Así que despejar mi mente en el viaje iba a ser crucial para mi salud sentimental, tomé mi bolso con todo lo necesario para una semana y subí a mi bicicleta, siempre que me iba por un tiempo me gustaba dar un vistazo más profundo a las cosas, respirar el fresco de la montaña y disfrutar de la vista tenuemente oscura pues aún no salía el sol, eso combinado a los ruidos de la naturaleza eran los mejores momentos para relajarme, sonreí deteniendome un poco a disfrutar de ello.

- ¿Realmente se apartaría si le dijera que me gusta?

Pregunté a la nada queriendo recibir alguna respuesta, que obviamente no hubo, unos momentos después seguí mi camino.

Al llegar todos estaban bostezando alistandose para irse, ayudé con mi maleta y me senté junto a la ventana, para poder distraerme en el camino.

- Oye - me llamó Kageyama lanzándome una manta.
- ¿Qué pasa? - lo miré confundido quitandome la sabana del rostro.
- Ya vamos a partir, hazte a un lado.

Le resté importancia sentándome correctamente para darle espacio, no tardé en notar sus brazos rodear mi cintura uno por mi espalda debajo de la cobija y el otro enfrente por sobre esta, se dejó caer en mi hombro y escuché sus ronquidos no mucho después, sonrojado cubrí mi rostro con ambas manos y escuché una leve risa que fue silenciada por Daichi, al girarme nadie nos veía ¿sería mi imaginación?.

En unos minutos empezamos el viaje, por la hora no duré mucho viendo por la ventana pues me quedé dormido, al despertar yo estaba recargando mi espalda en la ventana con Kageyama recostado sobre mi pecho, lo peor... no estaba dormido, me estaba mirando, me sonrojé y al darme cuenta lo solté, pues si, lo estaba abrazando.

- Perdón - rasqué mi nuca.
- No... está bien si lo haces - bajó la vista abrazándome aún.

No procesé mucho cuando el mismo bajó mis brazos, sonreí teniendo el impulso de acariciar su cabello pero me contuve mirando al frente, Nishinoya y Tanaka sempai dormían muy torcidos, eso iba a doler cuando despertaran.

No volví a dormir por el contrario de todos quienes roncaban muy cómodos, yo me quedé velando su sueño, sólo con eso podía sonreír feliz, no necesitaba mucho.

Al llegar lo desperté palmeando su espalda arrugó su nariz apretandome un poco más fuerte y abrió los ojos.

- ¿Qué está...
- Ya llegamos, al campamento - le expliqué y tras unos segundos asintió.

Nos bajamos juntos y tomamos nuestras cosas esperando a los demás, quería seguir mirándolo un poco más, supongo que no era tan conformista como pensé, sólo espero que este campamento me ayude a superarlo un poco.

Veinte minutos (Kagehina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora