- Aquí va - susurró y apreté su mano mordiendo mi labio.
Dos semanas, cada dos días dormía en su casa y esas noches el "aflojaba" mi entrada, pero cada vez era más desesperante la sensación de querer algo más grande, a pesar de que inicio con dos dedos y ahora eran tres, a pesar de que sus manos eran más grandes, a pesar del largo de sus dedos, a pesar de la sensación satisfactoria de a veces rozar un punto muy bueno, pero que sus dedos no llegaban tan profundo.
No estaba satisfecho, ya no más, pero era tan vergonzoso pedir por más que trataba de provocarlo, obviamente el lo quería, pero quería tener paciencia para no lastimarme, una vez más esta noche llegué al clímax y después lo ayudé a venirse, recostandonos a dormir.
Al despertar nuevamente lo abrazaba cómodamente, una mañana especialmente fría y gris, al mirar por la ventana unas nubes negras y grises abarcaban todo el cielo, las hojas de los árboles se movían bruscamente y se veían relámpagos entre las nubes, abrí un poco la ventana, el agradable olor a tierra mojada me hizo sonreír, pero al abrirla un poco más un fuerte viento acompañado de tierra entro asustandome, Kageyama cerro rápidamente la ventana y me miró sorprendido, ambos nos reímos y nos levantamos a lavarnos, al encender la televisión y colocar las noticias hablaban de un posible ciclón, supongo que debía volver a casa antes de que todo explotara, pero pensar que el estaría solo en medio de tremendo desastre me hizo querer quedarme.
- Puedes aprovechar que no ha iniciado la lluvia, iré por el celular para marcarle a tus padres - suspiró.
- No, espera - tomé su mano - si me voy vas a quedarte solo.
- Si te quedas tus padres estarán preocupados - sonrió.
- Pero... - lo mire triste.Tomé su mano y lo volví a sentar en el sillón colocándome encima, lo abracé a lo que el respondió rodeando mi cintura.
- Quedemonos los dos juntos - susurré y se tensó un poco.
El me miró serio y yo me acerqué a besarlo, algo indeciso me correspondió abrazándome, pero no iba a dejarme solo con esto de nuevo, acaricie sus hombros, pecho y abdomen hasta la orilla de su pants, lentamente bajé su ropa sacando su miembro que apenas estaba levantándose y empecé a masturbarlo.
- Hinata - jadeó intentando parar mi mano pero la dirigí a mi cintura, el tomó aire pesadamente y empezó a acariciar mi trasero, metió su mano hasta mi pecho acariciándolo, incluso fue quitando mi playera.
- Kageyama - susurré avergonzado abrazándolo - vayamos a la habitación.El se detuvo de golpe y empecé a ponerme nervioso por si me rechazaba, pero cuando me cargó de frente y me llevo hasta la cama sacando las cosas se aceleró más mi corazón, levanté el borde de su playera ligeramente y el se la quitó algo acelerado y empezó a besarme, separé mis piernas a cada lado de su cadera y lo abracé atrayendolo a mi.
- ¿Seguro?, no quiero lastimarte - retrocedió un poco, rodee sus caderas con mis piernas y lo jalé hacia mi.
El exhaló metiendo ambas manos a mi pantalón bajando el short que traía y tomó el gel, me dio un pequeño escalofríos pues se deslizó desde mis genitales al ano, el rió muy bajo y deslizó sus dedos metiendo dos, gemí encorbando mi espalda, y el me besó enredando nuestras lenguas.
- ¿Puedo hacerlo ya? - preguntó tras unos minutos y asentí.
El se recostó a mi lado por la espalda, recostando una de mis piernas en la cama y llevó mi mano a mi muslo opuesto para que sostuviera la otra flexionando mi rodilla hacia mi pecho y sujetó mi mano libre entrelazando nuestros dedos, me miró nervioso, aunque yo lo estuviera más, me dio un corto beso y empezó a meterla, mi cuerpo se tensó sofocandome.
- Tranquilo - besó mi mejilla- respira, relaja tus caderas.
Mordí mi labio obedeciendo y sentí como entraba lentamente, era una sensación extraña y bastante dolorosa, así que una vez dentro el me abrazó acariciando mi cabello y cadera, cerré mis piernas soltando mi muslo un poco por el dolor, tenerlo dentro se sentía muy confuso.
- ¿Estás bien? - preguntó y asentí tomando aire, en verdad era mil veces más difícil que sus dedos.
- ¿Puedes moverte?, duele un poco menos si lo haces - susurré y asintió escondido en mi hombro.Besó mi cuello y apreté su mano que no había soltado en ningún momento, deslizó su mano de mi cintura por mi pelvis hasta mi muslo y separó mis piernas nuevente, tome aire al sentir el movimiento dentro, y gemí al sentir que salía, cuando entró no pude contener mi voz, el movimiento era fluido pero pausado, mordí mi labio intentando acostumbrarme, quería besarlo.
- Kageyama, quiero verte - susurré con voz temblorosa.
El apretó mi mano y tras soltar un pequeño gruñido asintió, sin salir de mi se acomodó entre mis piernas... al verlo me estremecí un poco, estaba muy sonrojado, cerrando sus ojos jadeando.
- ¿Te duele? - me preocupé acariciando su mejilla, el sin abrir sus ojos negó con la cabeza frunciendo un poco su ceño.
- Se siente muy bien - respiró tranquilizandose - no quiero lastimarte.
- Kageyama... muévete - susurré y el apretó mi mano, tomó mi cintura y empezó a moverse, no pude contener las lágrimas, verlo de esa forma era excitante pero no tanto como para olvidar el dolor, aún así quería continuar porque pensaba que en algún punto me acostumbraría, tensé mi cuerpo cuando sentí un líquido caliente dentro y lo miré sonrojado con ojos llorosos.
- Lo siento, quiero seguir - me miró por fin, sus ojos brillaban mucho y su expresión era de preocupación y anhelo, asentí sintiendo lo resbalar un poco más debido al semen, eso... también lo hizo llegar a ese punto que me hizo gemir fuertemente, el que tanto tiempo había rozado con sus dedos.
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