15. Deseo

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- Shouyo - lo llamo Kenma temblando.

El pequeño sol se acercó sabiendo que el gato quería sumergir sus manos en la sudadera del chico mientras este lo abrazaba, así lo hizo dejando un rato a Iwaisumi con quien empezó a pasar todo el rato libre desde que llegaron.

- Tienes que cuidarlo - suspiró dejando de temblar entre sus brazos.
- ¿Mi salud? - preguntó confundido.
- Al chico que te gusta - aclaró.
- Ni siquiera ha tenido tiempo para mi desde que pelea cada segundo con el gran rey.
- Bueno... eso fue los primeros dos días, ¿los has visto pelear? - el menor algo sorprendido negó con la cabeza - también has comenzado a acercarte mucho al rematador nuevo.
- No creo que esté celoso, debe de ser otra cosa - dijo sonrojado entendiendo lo que pensaba su lindo amigo.
- Sea lo que sea, será mejor que lo averigües, porque no está yendo bien.
- ¿Crees que yo le... no, nada - suspiró mirando el techo.

Últimamente lo hacía para pensar bien, se le ocurrió una vergonzosa idea, se la explicó a Kenma y este la aprobó así que no era una mala idea.

Al día siguiente, entre sueños salió de su futon entrando al del colocador.

Este al sentir el cuerpo pequeño deslizarse por el suyo se tensó de inmediato tomando un tono rojizo absoluto, pero no se movió, dejó que lo abrazara, porque se sentía mal el verlo con alguien más, quería tenerlo así todo el día, lo deseaba tanto, por suerte el sol es una estrella enorme y le iba a cumplir su deseo.

Después de volver a quedar dormido, pensó con pesadez que al despertar tenía que volver a ver a su pequeño con su mayor de nuevo, se giró para lograr verlo unos segundos antes de empezar su día, pero a medio girar sintió el cuerpo del 10 debajo aferrandose a el, hizo una pequeña mueca de disgusto al ser aplastado por el colocador lo cual enternecio a este.

- Perdón, quería girarme - susurró alejándose.
- No te alejes - susurró aferrandose a el - hace frío.

Su cuerpo se estremeció y algo nervioso dejó que el menor se acomodara como quisiera, pero no se atrevía a tocarlo por miedo a espantarlo, de sólo recordar como otros lo abrazaban cuando querían frunció el ceño.

- ¿No tienes frío? - habló bajo el pelirrojo.
- Un poco - respondió.
- Kenma dijo que aferrarte así a alguien ayuda, a mi me funciona... - explicó dudando un poco en decir la siguiente palabra - inténtalo.

El corazón de ambos estaba demasiado agitado, pero no quiso desaprovechar la oportunidad y lo abrazó, un brazo lo deslizó por debajo de su cabeza rodeando su cuerpo y acariciando su hombro, el otro lo usó para rodear su cintura.

Se sintió tan bien, que a partir de entonces empezó a ignorar a su mayor para aprovechar el tiempo en el que podía tener la excusa de la temperatura para abrazar a la persona que le gustaba.

- ¿Te lo robaron? - se burló Kuroo.
- Ambos debemos agradecerlo - sonrió ladino el as - es suave, pequeño, flexible y cálido, es muy buen calentador, en más de un sentido... pero mi idiota está por allá - señaló a Oikawa temblar del frío junto a un calentador - ¿y el tuyo?.
- Kenma me va a dejar el día que Chibi le diga que lo quiere, sólo me queda esperar.
- Podría pasar - se rió.
- Si... pero algo me dice que ellos dos están a nada de ser algo... algo que durará mucho tiempo.
- Espero tengas razón.

Ambos sonrieron viendo a ambos platicar casualmente mientras se abrazaban.

Veinte minutos (Kagehina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora